Shazam!: un superhéroe que te mata de la risa
Parte del encanto que para mí tenía el Capitán Maravilla era que no provenía de un planeta lejano (como Superman) y que ayudó a que aprendiera quiénes eran los personajes míticos de los que provenían sus destrezas especiales. Curiosamente, eso lo conectaba a Diana Prince, Wonder Woman, quien es hija de Zeus y de la reina Amazona, Hipólita. Además, el personaje ¡nació en 1941!
Pero nada, en el sentido de encanto, se le puede acercar a esta nueva versión del ser con poderes mitológicos. No sé cuántos entre las edades de 8 a 20 sabrán quiénes son los que le dan nombre a nuestro cheche, pero a lo mejor lo aprenden con esta película. El guionista, Henry Gayden, ha hecho que el villano, Thaddeus Sivana (Mark Strong), comience desde joven a serlo. Cuando el niño Sivana conoce al viejo mago, Shazam (Djimon Hounsou), en “La roca de la eternidad”, este se da cuenta de que el chico no es “de corazón puro” y, por lo tanto, no puede ser su “campeón”. Como por ahí anda una película con el nombre de Captain Marvel (la fenomenal Brie Larson), ese nombre no se escucha en esta cinta. De hecho, es motivo de algunos de los momentos más jocosos en los que, su mejor amigo, Freddy (Jack Dylan Grazer), le busca nombre al superhéroe. Mejor todavía —y un guiño al grupo de edad que adorará la cinta—, Billy Batson (Asher Angel) es un preadolescente de 14 años. Eso resulta en que, de adulto, tiene experiencias para las que no tiene antecedentes evolutivos, de modo que no las sabe interpretar bien o las malinterpreta.
El mago le advirtió a Billy que si se corrompe, Sivana desatará sobre el mundo, en sus versiones más extremas, los siete pecados capitales: orgullo, lujuria, gula, envidia, avaricia, ira y vagancia (de todos modos ha pasado con la presidencia de trompeta). Las representaciones de estos monstruos son un logro de CGI (computer generated images): son tan repelentes que les harán reírse de sus peores pesadillas de la infancia.
Hay en el filme la historia paralela de Billy, quien vive en casas cuna y cuyos amigos son huérfanos o abandonados. Con atino, el guión no se pone demasiado sentimental con el asunto, pero transmite bien las situaciones a que muchos niños están expuestos por la dejadez de sus padres biológicos, y que, gracias la bondad de algunas personas que se responsabilizan luego por ellos, salen adelante. Es la parte del filme que no se puede contar para que tenga el efecto que tiene sobre el espectador. También se trae el asunto de la intimidación escolar (bullying), y se resuelve, parcialmente, en uno de los momentos más jocosos de la película.
Una vez que Billy conoce al mago Shazam y se convierte en el superhéroe que regresa en la línea del metro en Filadelfia, se reirán con las ocurrencias del guión y de cómo los actores manejan sus papeles. Como el hombre invencible que emerge de Billy cuando dice Shazam!, Zachary Levi tiene los atributos físicos para el papel. Alto y fornido, usa su físico como un chiste continuo porque contrasta con su alter ego, Billy, que básicamente es un mocoso buena gente. Como Billy, el joven Asher Angel, trasmite su inocencia y su perplejidad ante lo que está sucediendo sin olvidarse de que, después de decir Shazam, se desaparece solo por unos momentos para volver a la realidad. La película, sin embargo, se la lleva en el bolsillo el actor de quince años, Jack Dylan Grazer como Freddy. Entrometido, gracioso, filosófico, pero práctico, en domino de sus escenas siempre, es un nombre que se debe recordar. Veremos cómo resulta cuando madure y diga, Shazam!