She Said: Abuso
<dropcap>¿</dropcap>Cuál es la diferencia entre Harvey Weinstein y Donald Trump?: Que uno quiso dar un golpe de estado y el otro está en la cárcel. Mas, cuando esta cinta fuerte y emotiva comienza, queda claro que comparten una similitud más intensa: son dos predadores sexuales. Partiendo de esa comparación explícita la directora Maria Schrader y la guionista Rebecca Lenkiewicz, han diseñado un semi-thriller psicológico sobre las vicisitudes de algunas de las mujeres que Weinstein ultrajo de una u otra forma.
El fundador, junto a su hermano Bob, de las productoras de filmes Miramax y la compañía Weinstein, había cometido innumerables actos de ultraje y abuso sexual contra mujeres hasta que comenzó a regarse la voz de la situación tóxica en sus compañías. Dos periodistas del New York Times, Megan Twohey (Carey Mulligan) y Jodi Kantor (Zoe Kazan) se interesaron en el problema y comenzaron una investigación extensa para el periódico.
Vamos viendo las muchas negativas a sus peticiones de parte de mujeres afectadas y las entrevistas que poco a poco fueron creando un movimiento que desembocó en el llamado #MeToo. Durante las entrevistas vemos las circunstancias degradantes a las que los actos de Weinstein sometieron a las mujeres, el dolor que les causó y el daño emocional que, en muchos casos, se hizo permanente.
Entre las mujeres entrevistadas se mencionan (o vemos en retratos) a muchas famosas. Una de ellas, la actriz Ashley Judd se representa a sí misma en el filme. Sus declaraciones fueron fundamentales en el caso contra Weinstein, pero la investigación estaba impedida por los muchos casos en que las mujeres afectadas recibieron dinero para que callaran, y firmaron contratos de “no-divulgación” para que nunca pudieran declarar en contra del perpetrador (como hizo Trump con muchas).
Las periodistas insistieron en sus investigaciones y poco a poco pudieron dar con personas que sintieron un deber civil y moral de revelar cosas que sabían. El conocimiento de lo que ocurría cerca del productor, el manejo de sus dineros para acallar a las testigos, las amenazas de tronchar carreras, de terminar para siempre sus empleos en la industria, ayudaron a ir armando lo que resultó el 5 de octubre de 2017 en la pieza en el Times que por fin abrió los ojos que estaba cerrados a las andanzas de Weinstein, ya fuera por conveniencia o dinero.
La película, sabiamente, evita representar en escena los ultrajes o las degradaciones que cometía este cerdo rico y poderoso contra las mujeres. En vez, con movimientos de cámara en los pasillos de los hoteles lujosos a los que Weinstein atraía sus víctimas, nos da una idea de la soledad aterrante que deben de haber sufrido muchas mujeres que no tenían ni el dinero, ni el poder, ni la más remota posibilidad de retar al monstruo en el centro del laberinto. Algunas se escaparon, puede ser que más de las que dice el guion, y nunca se sabrán sus nombres.
También vale la pena que aunque oímos su voz, no viéramos a Trump y que a Weinstein (Mike Houston), solo de espalda. Sí me incomodó que a veces, para trataran de hacer de esta otra “All the President’s Men”, lo cual no es. Ese intento de darle visos cinéticos a una cinta en la que la acción está en los diálogos debilitó la película. Igual, hubo demasiadas carreras por el salón de los periodistas en el Times, en imitación de Woodward y Bernstein. Sin embargo, deben verla para ver el resultado de las barbaridades de Weinstein y el dolor de las mujeres.