Somos relacionistas licenciados, ¿cuál es el miedo?
La práctica de las relaciones públicas en Puerto Rico apenas da sus primeros pasos en el largo proceso de crear una licenciatura, pero ya se escuchan las voces de la oposición que anticipan impugnar este camino.
La licenciatura en relaciones públicas se hizo tras más de tres décadas de esfuerzo para lograr uniformidad, promover la ética y mejorar los estándares de la profesión. Los relacionistas somos licenciados porque estamos dispuestos a continuar estudiando, mejorando y promoviendo la ética en este oficio. Entonces, ¿cuál es el miedo?
Unos dicen que la licenciatura en relaciones públicas atenta contra la libertad de expresión. Otros, que es un intento proteccionista para mantener un taller cerrado que limite el número de personas que pueden ejercer la profesión. Son los que abogan por que el mercado determine y sean las fuerzas mercantiles las que dejen o saquen de práctica a los relacionistas.
Y otros anticipan que es cuestión de tiempo para que se plantee ante un tribunal la validez de la ley que regula las relaciones públicas. Dicha ley es la #204 del 8 de agosto de 2008, que creó la Junta Reglamentadora de Relacionistas adscrita al Departamento de Estado. En la ley también se establecieron los requisitos de preparación académica, ética profesional y se exige un proceso de educación continua para los miembros de esta profesión para que puedan recibir licencia de relacionista.
LEY NUM. 204 DE 8 DE AGOSTO DE 2008
Los opositores se amparan en la reciente decisión del Tribunal Supremo de Puerto Rico en un tema de productos agrícolas que decretó que el gobierno no puede discriminar contra bienes, servicios y productos en el comercio interestatal. En esa decisión, el Supremo declaró que el impuesto sobre la carne de res importada violentaba la Constitución federal porque al proteger los productos nativos, se imponían barreras discriminatorias a productos y servicios importados y más baratos. O sea, entienden que esta decisión se puede aplicar a casi todo, incluyendo las leyes proteccionistas y por eso no se puede discriminar contra los que quieren ser relacionistas sin ser licenciados.
Algunos que se oponen dicen que la licenciatura en relaciones públicas es una especie de colegiación. Nada más cierto que eso. No hay tal cosa como un Colegio de Relacionistas ni tampoco hay ambiente en la industria para que se cree uno.
La realidad es que toda esa oposición disfraza temor. No es otra cosa que miedo a perder contratos o que se descubra que ejercen como relacionistas, publicistas u oficiales de prensa sin tener la preparación académica o profesional. Más que eso, que se descubra que no tienen la más mínima intención de adiestrarse.
Quizás representan las voces de los que pasquinaron por su político y los premiaron con un puesto de oficial de prensa. O a lo mejor son los que son contratados como asesores y expertos en comunicación, y que no quieren que nadie los cuestione porque jamás han abierto un libro, o no saben redactar y ni siquiera saben lo que conlleva ser un comunicador ético.
Otros quizás es que no quieren tener que coger un examen para ejercer. Sin embargo, son los primeros en aceptar que este tipo de exámenes es común y aplica a otras profesiones. Son los que aceptan, por ejemplo, cuando una enfermera se muda de Puerto Rico a Florida tienen que coger un examen. O los que entienden que el abogado que quiera ejercer en Nueva York tiene que pasar el “bar exam”.
Es evidente que parte de la oposición a que exista una licenciatura para relacionistas se debe a la desinformación, porque los mismos relacionistas han fallado en comunicar de manera consistente el proceso de acreditación.
Si bien es cierto que la Asociación de Relacionistas Profesionales de Puerto Rico ha estado dando la batalla sin recursos, y educando sobre el proceso mediante charlas a universidades y entre profesionales, a nivel masivo, la información ha estado limitada. Ahora mismo la composición de la Junta Reglamentadora de Relacionistas no ha sido anunciada y faltan unos nombramientos hechos por el Gobernador por darse a luz pública.
Se hizo un proceso de licenciatura a cientos de relacionistas por la cláusula de antigüedad, pero todavía no se sabe cómo obtendrán la licencia los que no pasaron esa cláusula. Además, falta por aprobarse un reglamento y un código de ética. Estos procesos han tomado casi un cuatrienio.
Tampoco se ha determinado cómo serán los cursos de educación continua que exige la ley ni qué entidad podrá ofrecerlos. Entiendo que los más adecuados deben ser la misma Asociación junto con universidades, siendo la Universidad del Sagrado Corazón la más adecuada por ser la única en ofrecer una maestría en relaciones públicas.
Lo cierto es que la reglamentación de las relaciones públicas es necesaria en un país donde las imposturas son la orden del día. La reglamentación es crucial en un país donde cada día es más común ver redadas y arrestos de médicos fatulos, personas que se hacen pasar por psicólogos sin serlo, o políticos que firman como ingenieros sin tener el título.
Como dice la ley que regula esta profesión, las relaciones públicas ocupan un rol neurálgico en nuestra sociedad. La información debe estar en manos de aquéllos que puedan ejercerla con prudencia y responsabilidad para que no se convierta en un intento inescrupuloso y antiético de manipular la opinión pública.