Hay un detalle de su partida que también deja un dolor inmenso y un gran vacío: Su voz emblemática la puso siempre al servicio de su pueblo para denunciar con valentía la corrupción, el abandono gubernamental ante las necesidades de su gente y para crear conciencia de nuestra realidad histórica y cultural. Son pocos los seres humanos que tienen esa versatilidad y menos los que la brindan gratuitamente al servicio de su prójimo como lo hizo Tito.
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