Testigo: ver y pensar, cine, arte y universidad

Portada del libro de Testigo: ver y pensar Cine, arte y universidad, de Manuel Martínez Maldonado
El libro más reciente de Manuel Martínez Maldonado es una recopilación de columnas y ensayos breves publicados durante la pasada década en las revistas digitales 80 Grados.net y revistacruce.com. La amplitud de los temas abordados sorprenderá al lector que no conozca su larga trayectoria de más de 50 años como crítico de cine y comentarista avezado sobre ciencia, política, historia, teatro, literatura, arte y cultura en general. Estamos ante la escritura de un columnista cuya prosa fluye con la claridad y el desenfado propios de un escritor veterano. Su erudición le permite contextualizar sus artículos con rigor histórico, citar autores y anécdotas, criticar, polemizar, y proponer soluciones con audacia intelectual.
Martínez Maldonado me ha pedido que comente para ustedes algunos de estos textos, en especial los relacionados con el arte y la cultura.
Comienzo con Puertorriqueños, primer capítulo del libro, y el escrito titulado El Bosco pintó a Puerto Rico. En su famoso ensayo Obra abierta, Humberto Eco afirma que: “Toda obra de arte, […] está sustancialmente abierta a una serie virtualmente infinita de lecturas posibles”. Con humor negro, Martínez Maldonado ejerce esa libertad interpretativa para entrever al Puerto Rico contemporáneo en las delirantes pinturas del Bosco. En la versión que nos entrega el autor la obras del pintor flamenco, dejan de ser la representación del relato medieval Las visiones de Tundal para convertirse en la parodia del Puerto Rico de hoy, arropado por el caos, la violencia, la corrupción, el machismo y el racismo. El escritor se apropia de la mirada moralista del pintor para volcarla con mordacidad sobre la decadente sociedad puertorriqueña.
En el breve ensayo Raúl Juliá: una vida muy corta, Martínez Maldonado despliega su vasto conocimiento sobre cine y teatro para describir minuciosamente la prolífica trayectoria profesional de uno de nuestros más grandes actores. Da cuenta de sus años de formación en Puerto Rico y su desarrollo como histrión especialmente dotado para la interpretación de la obra de Shakespeare. El recuento abarca la trayectoria completa de Juliá en Hollywood, Broadway, Off-Broadway, sus aportaciones al cine puertorriqueño, y las buenas y malas críticas recibidas a través de su impecable carrera. El texto, es un sentido homenaje a Raúl Juliá a raíz de su prematura muerte y el estreno de un documental de la PBS sobre su vida.
En El tiempo y los Soles Truncos, vemos en acción al crítico de teatro ejerciendo incisivamente su juicio valorativo. Se trata de una reseña de la puesta en escena de Los soles truncos de René Marqués en el teatro de la Universidad de Puerto Rico en octubre de 2013. Martínez Maldonado aquilata el montaje teatral concentrándose en la actuación, el vestuario y las dificultades con el sistema de sonido. Pero el segmento más interesante del texto es aquel en que reflexiona sobre la dramaturgia del escritor arecibeño y su profundo simbolismo, en donde el tiempo es uno de los temas principales. Indaga en las posibles razones que llevaron a Marqués a otorgarle apellido y ascendencia alemana a las tres protagonistas de la obra, las implicaciones de esta decisión para la trama y los elementos simbólicos y mitológicos nórdicos que ya estaban presentes en su cuento Purificación en la calle del Cristo. Sin restarle méritos al gran drama de Marqués, identifica las influencias que percibe de Lorca, Tennessee Williams, y Chejov, para entonces proponer que se debe dar un descanso a la obra, y, en el futuro, intentar hacer adaptaciones innovadoras, accesibles al publico de hoy. Más tarde sentencia, con un dejo de ironía, que “el tiempo no le ha servido bien a esta obra teatral”.
Los próximos cuatro textos son reseñas de documentales puertorriqueños recientes que comparten una mirada política afín, sobre la historia del país. Estos sirven de antesala al sustancioso ensayo titulado La identidad puertorriqueña: el complejo de Anita o “stick to your own kind”.
Avalado por su larga estancia en tierras estadounidenses, Martínez Maldonado aborda el tema de la identidad puertorriqueña desde la perspectiva de la diáspora. El autor utiliza el perfil sicológico del personaje de Anita del musical West Side Story para analizar el debate identitario interno, del puertorriqueño residente en los Estados Unidos. Comienza distinguiendo entre la noción de identidad del isleño versus la del exiliado, para luego sumergirse de lleno en la segunda, con sus connotaciones sociales y existenciales. Un exhaustivo análisis del personaje de Anita, sus parlamentos y canciones, van trazando la ruta de sus reflexiones. El ensayista valida la calidad del trabajo creativo de los autores del musical, y su capacidad para representar con autenticidad los sufrimientos de nuestro pueblo. A los ojos del autor el personaje de Anita es “la ambivalencia nacional puertorriqueña personificada”.
El entusiasmo de Martínez Maldonado por la calidad de los documentales filmados en Puerto Rico aumenta con la cinta de Mariem Pérez Riera titulada Más allá de las murallas de San Juan. Este documental fue patrocinado por el Banco Popular de Puerto Rico para conmemorar los 500 años de la fundación de San Juan. Todos los aspectos de la producción son discutidos y elogiados por el crítico, así como la integración sin costuras de los elementos cinematográficos, el valor pedagógico del filme y su belleza visual.
Pasamos ahora a comentar la sección de Arte, compuesta por dos escritos que abordan la obra pictórica de dos artistas decimonónicos, y una fascinante disertación sobre el uso de la escalera como figura metafórica en el cine estadounidense. El primer texto crítico se titula Mr. Turner y trata sobre el extraordinario largometraje de Mike Leigh que narra la vida y obra del genio de la pintura inglesa del siglo 19 William Turner. Martínez Maldonado no solo evalúa los extraordinarios méritos de la película sino que profundiza en la vida del pintor inglés, su marco histórico; su complejo carácter, las relaciones personales; y sus logros plásticos que lo colocaron a la vanguardia de su tiempo. Además, destaca, la atinada decisión del cineasta de filmar con detalle y veracidad las indagaciones formales del gran maestro de las atmósferas pictóricas.
El texto, Revolucionario de armario, es una reflexión sobre la vida y la obra de uno de los principales pintores del Simbolismo francés. Se trata del Pierre Puvis de Chavannes, el más lírico del grupo galo compuesto por Moreau, Redón y Carriere. De entrada, Martínez Maldonado aclara, con razón, que las melancólicas escenas pintadas por Chavannes están lejos de ser calificadas como revolucionarias. Es un cuadro en particular, el que despierta la curiosidad de nuestro crítico e inspira la provocadora titulación de su escrito. Se trata del poco conocido óleo Joven negro con espada de 1850. En esta obra, guardada durante años por el pintor y su familia, aparece representado un musculoso joven negro portando con desenfado una gran espada. El modelo posa sentado de perfil sobre una piedra, con el torso y la cabeza girados hacia el espectador. Con fino instinto visual, Martínez Maldonado, reconoce cierta afinidad entre la pose del personaje y la postura de un San Miguel Arcángel pintado por Bronzino. Sin duda, en esta pintura, Chavannes exhibe las lecciones aprendidas del Manierismo, no solo de la obra de Bronzino, sino en especial de Miguel Ángel, máximo exponente de la figura serpentinata, término que designa a la torsión del cuerpo humano en espiral alrededor de un eje central, utilizada con gran maestría en la creación de sus esclavos y otros personajes.
Lo revolucionario en el cuadro de Chavannes, está atado al homenaje que hace el artista a la abolición de la esclavitud en Francia, y a la osadía de representar a un personaje negro portando una espada —que estuvo prohibida para los de su raza— y un gorro frigio rojo, símbolo de la República francesa y sus ideales de libertad.
La escalera en el cine: vida o muerte. Este es uno de los ensayos más interesantes del libro, en donde Martínez Maldonado decide explorar el arquetipo de la escalera y su uso metafórico en el cine hollywoodense durante el periodo de 1925 a 1960. Por falta de tiempo, no voy a entrar en los múltiples aspectos que nos revela el crítico en su enjundioso análisis comparativo, pero los invito a leer este fascinante recorrido que comienza con las escaleras de El acorazado Potemkin de Eisenstein y termina con los filmes de Hitchcock. Verán como esta estructura arquitectónica va transformándose en las manos de los diferentes cineastas para ser portadora de simbolismos inquietantes y en algunas ocasiones paradójicos.
El capítulo cinco, que lleva por título Estrellas, está dedicado a grandes personalidades del cine y la literatura. El primer ensayo trata sobre la figura del genio. Utilizando como ejemplos a los icónicos Oscar Wilde y Orson Welles, Martínez Maldonado decanta las cualidades esenciales del genio y lamenta el uso superficial que se le da hoy al término. Otros textos de esta sección, exaltan las carreras de Marlon Brando, Robert De Niro, Sean Connery, George Lucas, Dalton Trumbo y Pedro Almodóvar. A este último le dedica el ensayo Pedro Almodóvar y el placer del color. Entre todos los colores, el rojo es el que predomina en el plató y el vestuario de sus películas. Antes de comentar los filmes de Almodóvar, el ensayista le sigue la pista a este color y su ancestral uso en las pictografías de las cuevas de Altamira, también como símbolo de poder en la pintura de Sargent o de oscura pasión en los gouaches de Louise Bourgeois. Almodóvar utiliza el rojo para expresar todo esto y mucho más. El autor nos lo va explicando según analiza algunas de sus cintas, revelando las fuentes y los referentes literarios que nutrieron al gran cineasta manchego.