The Sound of ILL Days: por un cine pobre, con hambre y super imperfecto

The Sound of ILL Days es una anomalía, un sondeo fílmico. Se grabó durante año y medio en estilo guerrilla sin la ayuda de subvenciones. Gracias al apoyo de nuestra comunidad online, la película fue produciéndose con un micro presupuesto y mucha solidaridad artística. Se trata de un trabajo de “cine pobre” si me apropio del término de Humberto Solás, o de cine “underground” si utilizó el calificativo al cine norteamericano hecho en los márgenes.
Ampliando: en 2001 Solás propuso en manifiesto la utilización de los medios digitales para subvertir los modelos de financiación, creación, distribución y apreciación de películas en países pobres y en espacios periféricos. Su propuesta propone crear y proyectar filmes carentes de financiación privada o estatal y cultivar un público curioso por un cine a contracorriente. Solás actualizó las propuestas de Julio García Espinosa o Glauber Rocha quienes plantearon en los 60’s un “cine imperfecto” (García Espinosa) y una “estética del hambre” (Rocha), es decir, un cine en construcción que coincidiera sin apologías con las circunstancias económicas de los creadores y que en su gesta promoviera la descolonización frente al campo cultural mainstream de Estados Unidos y Europa.
Con ciertas metas parecidas, el cine experimental underground norteamericano ha impulsado durante décadas sistemas alternativos de producción auto-gestionada en formatos menores -super 8, 16 milímetros, vhs y video digital- y bajo programas estéticos y narrativos que utilizan y hasta celebran la escasez y la crudeza de lo producido –Punk DIY, Low-Fi- . Estas películas se exhiben en micro cinemas, galerías, happenings y ahora, como la nuestra, en plataformas accesibles de streaming. El ejemplo de estos movimientos y teorías han mantenido a flote esta producción idiosincrática.
Regresando a la película debo aclarar que la trama es sólo un pretexto: una pareja de artistas se siente ajena y distante entre sí, tienen aventuras amorosas, alucinan y el sentido de la realidad común se pierde. La película se regodea en las tangentes, en la alteridad y en una visión compleja de la urbe. Escucharán poesía cotidiana en la vena de O’Hara, monólogos de kung fu, historias de fantasmas en el Bronx, de gárgolas anarquistas, de viajes por Asia y verán sueños danzados y montajes orgánicos del bosque de Prospect Park.
Los espectadores deben saber que se utiliza una edición discontinua, la ruptura esporádica de la ley de los 180 grados –se sentirán levemente desubicados-, música noise y code switching, entre otras rupturas con el cine “correcto” y “de calidad”.
Para cerrar, me parece que The Sound of ILL Days es una película viajosa que los hará pasar un buen rato, conocer áreas poco retratadas de Brooklyn y fijarse en una práctica visual contestataria que se explaya en experimentar con la percepción. ¡Qué se diviertan!
*Para ver The Sound of ILL Days (on demand) oprime el link: