Una Jenniffer desnuda
Parece todo sencillo aunque no lo es: una mañana cualquiera, uno de los principales comentaristas de radio se siente creativo. Aquí diría que hay una correlación entre el ocio, como espacio de agencia para la imaginación, y el bienestar económico, pero esa es otra discusión. La cuestión que se analiza es el after party de la convención republicana, la convención demócrata y el bla bla bla que eso representa para la Isla. El comentarista mete la mano en su sombrerito de hacer magia y saca una imagen que cree, convoca a quienes lo escuchan camino al trabajo. En lugar de un conejito o un ataúd para el ELA – tan de boga en estos días- lo que saca es una jenniffer desnuda.
“ella es la que aspira a ser comisionada residente en Washington y ella fue la que predicó su candidatura en que ella iba a hacer temblar el Capitolio: ‘La crisis que yo voy a crear allí’. Qué sé yo, que se ‘esnuara’, porque eso puede ser una crisis. Ah. Allí, Trump hablando, y juá, ‘for statehood’. Se pinta, en vez de “Free Oscar”, “Puerto Rico 51” en el centro del pecho. Eso es crear una crisis, yo me imagino. No se rían. Si se van a reír, parqueen el carro, que no quiero responsabilidades. Coja la marginal. ‘Puerto Rico 51’ y en cuero allí la comisionada residente. Yo no sé mano, la verdad es que hay que orar”.
*[reproduzco las expresiones del comentarista a sabiendas de que no es lo mejor, con enojo, ante la imposibilidad cibernética de atrapar la proyección astral de una persona y obligarla a convivir con sus idioteces en repeat y en high]
La crisis. Desatada, desnuda y muerta de la risa. En este País, ¿hay quien se cree que con eso se crea una crisis?
Ante el comentario, compañeras manifestaron su indignación [localizada: de las solidarias de siempre y oportunista de parte de las otras]. Como un favor de los astros, las expresiones machistas del comentarista coincidieron en el espacio-tiempo con “uno de esos momentos” en los que hasta la Procuradora de las Mujeres habla. Fuera de eso, y quizás dos o tres status tibios, lo demás fueron vítores al comentarista. A continuación, y casi al azar, coloco tres comentarios de foristas del periódico.
Si jgo se desnuda no va a provocar una crisis. Lo que va a provocar son miles de casos de daño permanente a la retina y otros miles de casos de estrés postraumático de por vida.
SI LAS MUJERES LLAMADAS FEMINISTAS O JENNIFFER SE OFENDEN CON SEMEJANTE ZANGANERIA….. DEFINITIVAMENTE TIENEN UN PROBLEMA DE IDENTIDAD, INSEGURIDAD O COMPLEJO..
A quien no le guste el calentón que no se acerque a la cocina.
Leo esto a propósito del comentarista machista que se siente legitimado a convocar la crisis haciento toc toc en el imaginario popular que odia a las mujeres. La crisis no es la desnudez de jenniffer o de cualquier otra como jenniffer sino la velocidad con que la imagen de una jenniffer desnuda sirve para desatar el odio de aquellos, así como nuestra propia timidez y complicidad. Cuando jenniffer u otra como ella –en términos politicos, ideológicos, físicos, de género, raza, clase- son atacadas por putas-brutas-gordas-buchas-malas las defensas feministas se nos diluyen. Quizás podemos advertir la macharranería de quienes descalifican la indignación por “ser cosa de mujeres que quieren pauta o que están acomplejás” y renegamos del comentarista con un “qué se puede esperar de este tipo tan _X_”, pero hay un accionar combativo que deja de activarse – o que se activa con menos fuerza, casi en energy saver- cuando la mujer atacada es ésta.
Hay unos puntos de consenso. Enumero tres.
- Convocar a desnudarse y que te arranquen la ropa no es lo mismo.
- Lo políticamente correcto es nosotras.
- Pero no todas estamos en el mismo sitio. Hay unas más porque hacen a otras menos [forista: feministas no es igual a jenniffer]
La ñapa: Ante una jenniffer desnuda, todas hacemos fila por un pedazo.
Una jenniffer desnuda desata una crisis. Una vocecita, desde el clandestinaje de mi conciencia, me dice que se lo merece. ¿Se merece qué? ¿Por qué? ¿Cómo?
La jgo ha sido líder y fusil de un sistema que deja sin trabajo a las mujeres, que deja sin vivienda a las mujeres, que corta servicios esenciales dejando sin salud a las mujeres, que deja sin escuelas a las niñas, que golpea y asesina a las mujeres, que no hace nada cuando otros golpean y asesinan a las mujeres. En tiempos recientes, a jenniffer se le señala, además, por hacerle coro al racismo, a los buitres y a la homofobia también. No es santa para devotas ni debería serlo. En el mundo real y en el de las mentiritas, en principio y en la práctica, jenniffer es violenta y representa un estado violento. Entonces, ¿por qué no violentarla?
La pregunta no supone ser acertijo. Pienso en las formas y sus nombres: en las formas de nombrar la violencia, sus manifestaciones específicas y a qué cuerpos se dirige. Pienso en las imágenes que asume el odio a las mujeres en el País: hostigamiento sexual, fat shamming, moretones, agresión sexual, arrestos, machetazos. Cuando atacamos a jenniffer y a otras como jenniffer no lo hacemos en términos políticos – o sí-. El lugar de referencia es su gordura, su forma de vestirse/hablar/comer, la manera en que nos la imaginamos flirteando/desnuda/chichando, con quién, si es un ella o un él, ambos o ninguno. Lo demás, esa vocecita en mi cabeza, dice que sí con la cabeza cuando escucha cualquier variación de “se lo merece”, “se lo buscó”, “quién la manda”. Retomo la imagen del calentón y la cocina que con tanta generosidad nos regala un forista [más arriba] y, para que no digan que no le salgo al paso al machismo, le deseo gorgojos en el arroz.
Detesto esos artículos sobre por qué “las mujeres hacemos malas amigas” o “las mujeres compiten entre ellas”. También detesto las condenas a raja tabla de la violencia como una forma de accionar político. (La resistencia pacífica es importante hasta cuando se reconoce en su límite}. La cosa es más compleja y este asunto del comentarista es uno sencillo. Hay una responsabilidad de salirle al paso al machismo sistémico y estructural, reconociendo que no estamos todas en el mismo lugar y que en lugar de unas es el no-lugar de otras. Hay una urgencia de reconocer que nuestra timidez y complicidad demarcan territorios que excluyen a cuerpos que se desnudan o que son desnudados a la fuerza. Peor aún, nos sentimos legitimadas para decir a esta mujer sí y a esta otra no. En el feminismo, somos puño en alto, patitas marchando, veletas y porteras. Mientras tanto, nos asesinan a todas. La crisis es para cualquier cosa menos reírse.
Hace poco resucitó la discusión sobre clóset de jgo. ¿Qué hay que desayunar o qué música hay que escuchar para una convencerse de que “sacar del clóset” es un arma legítima del debate político. Me asquea pensar en “sacar del closet como castigo” y en cómo nosotras nos posicionamos como “verdugas”. ¿En qué nos convertimos cuando usamos la orientación sexual o la identidad de género de una persona como herramienta para defender nuestra libertad política y nuestra libertad sexual? Estoy fuera de la Isla, y no tengo mis libros. Aquí me gustaría citar algo del Borrador de Autoayuda Queer de la compañera Lissette Rolón. Quisiera poner algo que diga que nadie se merece el closet así como nadie merece la expropiación violenta a manos de quienes se creen llamadas a reclamar una identidad, un cuerpo, una voz “para la lucha”.
Me asusta pensar que un día, de su sombrerito de hacer magia, el comentarista sacará un espejo donde se refleje mi cara, mi timidez, esta forma particular de violentar mujeres. La nuestra.
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En lo que siempre es tarde, el comentarista tomó uno o dos minutos para “disculparse”. Metió nuevamente la mano en su sombrerito y sacó una lista de lugares comunes del macharrán desgraciado que viene a congraciarse con el público macharrán que le sigue la gracia. Acto seguido, como quien lee una proclama sobre la inmortalidad del cangrejo, afirmó: 1) mi objetivo es que ustedes piensen; 2) ese es mi estilo “hipérbole retórica”, “sarcasmo”, “comedia”, 3) ofendo a todos por igual, no tiene nada que ver con género o política y, a modo de ñapa, – ante las masas que gritaban “otra, otra, otra” – equiparó a una jenniffer desnuda con los cuerpos desnudos en protestas pro democracia, animales y arte aquí y allá y hasta con una Inglaterra post-brexit desnuda.
Esto debería ser tan sencillo. Así como una jenniffer desnuda y la crisis – desde adentro y desde afuera- que viene después.
*Fuente: Ahora la Turba