UNITED
Al ver a un pasajero ser arrastrado injustamente por oficiales de seguridad de un aeropuerto me pregunto qué hubiéramos hecho el pueblo boricua si hubiéramos estado en ese avión. La aerolínea en coordinación con oficiales tienen casi toda la autoridad legal en sus manos. La oposición de una persona no fue suficiente para detener lo que fue claramente un abuso y una injusticia. Además de grabar videos y compartirlos indignados: ¿habrá algo más que pudieron haber hecho el resto de pasajeros de UNITED? ¿Qué tal si pasajeros solidarios se hubieran sentado en el piso para que no pudieran sacar al desobediente? ¿Hubieran podido sacarlo? Hacía falta que todas las personas fueran solidarias. Pero tal vez con un mínimo de 15 o 20 en solidaridad hubiera sido suficiente para que cambiaran su curso de acción. ¿Qué hace falta que hagamos los que volamos en aviones para que cambien las leyes injustas que favorecen las aerolíneas?
Ahora pensemos que en el avión va todo el pueblo. El desobediente son estudiantes que incomodan a algunos porque están retrasando el vuelo media hora más de las dos horas que ya tenía de atraso. Existe la probabilidad de que su esfuerzo no rinda frutos más allá de incomodar todavía más a pasajeros cansados por retrasos y otros abusos de las aerolíneas. Las aerolíneas son como el congreso estadounidense y la PROMESA con su junta. Los oficiales son como el gobierno obediente a la ley y el orden sin importar ningún aspecto ético. Además de colgar videos en las redes y mostrar indignación o quejarnos por el retraso adicional, me pregunto cuándo vamos a sentarnos pacíficamente en el pasillo del avión y decir no. ¿Cuándo vamos a sumar 15 o 20 que logremos una victoria pequeña de que no se lleven a un desobediente maltratado y a tres obedientes desdichados? Con esa victoria pequeña no logramos cambiar el sistema legal de años pero esas victorias nos hacen falta. Decir no conlleva riesgos: pudiera cancelarse el vuelo y todo el mundo a pasar una noche en el avión, o en la cárcel. Pero cuando nos pregunten qué hicimos en el avión, ¿qué vamos a decir?
Hace falta que digamos no desde los asientos de clase económica. También es responsabilidad moral desde primera clase aunque no les afecte igual. Pero tal vez más que nada hace falta que capitanes y empleados administrativos, como por ejemplo rectores, decanos y directores, se unan a quienes se sientan en el pasillo y le digan a sus jefes no. Que le digan a oficiales de seguridad que si no se unen a la desobediencia no los vamos a reelegir en el 2020. Vamos a ganar una batalla en un vuelo y lo replicamos todos los días en los vuelos que haga falta hasta que cambiemos la ley. La clave nos la da el nombre de la aerolínea. Propongo que cada cual busque la forma de sentarse en el medio y decir no, unidos.