Verdades verdaderas: El nieto #114
Para los puertorriqueños, remontarse a esa década es recordar la represión contra quienes luchaban en contra del estado colonial imperante. En la Argentina, miles se enfrentaban a una dictadura militar que cometió, impunemente, crímenes horrendos contra quienes optaron por no permanecer indiferentes y asumieron defender sus principios, luchando por erradicar un régimen monstruoso y aspirando a una Argentina en paz y democracia.
Al igual que en otros países suramericanos, los detenidos desaparecidos significan una razón de lucha y de perseverancia para quienes los extrañan. En Argentina, alrededor de 30,000 personas fueron detenidas, desaparecidas o muertas. Más de quinientos hijos nacieron de mujeres argentinas que se encontraban en cautiverio por luchar por su patria. Sus hijos les fueron arrebatados, sufriendo el eterno castigo del desconocimiento de su paradero, si, en el “mejor” de los casos, no perdían la vida a mano de los carceleros.
Así se teje la historia del nieto #114, Guido Montoya Carlotto, quien ha vivido sus treinta y seis años como Ignacio Hurban. Hace dos meses vino en conocimiento de que era adoptado. Confiesa que durante toda su vida sentía mariposas revoloteando a su alrededor, haciéndole escuchar “ruidos”, los cuales, ante este descubrimiento, atendió. Se hizo la prueba de ADN, en búsqueda de su familia biológica.
Laura Carlotto, trajo a su hijo al mundo vendada y esposada en la cama de un hospital militar. A las cinco horas se lo arrebataron. “Para sacárselo de los brazos tuvieron que doparla”, relata Cecilia Devanna. Laura y su compañero, Walmir Oscar “Puño” Montoya, fueron asesinados por los militares. El niño fue entregado a una pareja que lo crió “con el mayor de los amores”, fortuna que no todos los niños “desaparecidos vivos” han tenido.
Las nuevas abuelas de Ignacio, o Guido, son Hortensia Ardura y Estela Barnes de Carlotto, la presidenta de las Abuelas de Plaza de Mayo. La búsqueda de los hijos y los nietos de las Madres y Abuelas de Plaza de Mayo está hilvanada con historias conmovedoras. Mujeres que izaron los pañales de sus pequeños como bandera de lucha, renunciando a dejarlos en el olvido, llegaron —en plena dictadura— hasta la Plaza de Mayo, a marchar o “circular” en una eterna y valiente peregrinación, que hoy da el fruto del nieto #114. Son “verdades verdaderas”, tal y como se titula la estremecedora película que relata parte de esta historia, cuando todavía Guido, o Ignacio, no sabía que su familia, durante más de treinta años lo buscaba.