Vestirse de pato
Este texto es uno de tres que escribí para la exhibición Animal Politiqueer, la exhibición retrospectiva que acompañó al Taller Vivo de Eduardo Alegría en el Museo de Arte Contemporáneo de Puerto Rico y que se irán publicando semanalmente en 80grados en preparación al próximo concierto de Alegría Rampante el sábado 23 de noviembre. El concierto, que se llevará a cabo a las 8:00pm en El Bastión en el Viejo San Juan, celebra el lanzamiento del video del nuevo sencillo “JIRAFA”, dirigido por Oswaldo Colón Ortiz y co-producido por el M.A.C. La canción y el video cuentan con la colaboración de Fofé Torres Abreu. El concierto contará con su presencia y con la del cantautor Joe Louis como artistas invitados.
En eterno agradecimiento
“We all pass or we don’t, we all wear our drag, and we all derive a different degree of pleasure –sexual or otherwise— from our costumes. It is just that for some of us our costumes are made of fabric and material, while for others they are made of skin[.]”
—Jack Halberstam
“[T]hose who fail to do their gender right are regularly punished.”
—Judith Butler
De Eduardito a Eduardo, de Eduardo a Eduardo Alegría, de Eduardo Alegría a Alegría Rampante. Estos son los pasos, los devenires del niño en adulto, de adulto en artista, y de artista en estrella del rock. Ciertamente hay un proceso, cambios paulatinos, una evolución. Pero hay algo que los aúna y atraviesa a todos; un animal: el pato.
¿Qué es ser pato para un niño? Ser un bicho raro en Puerto Nuevo, ver en la tele a algún cuerpo extraño, maquillado, “disfrazado” de maravilla, espléndido. Ver a Boy George en la tele cantando y sentir que el cuarto se achica y el recuadro de la TV se expande hasta que ocupa todo el cuarto, la casa, el mundo. Ver ese cuerpo andrógino —aun cuando la palabra “andrógino” no se encuentra en su vocabulario— y simultáneamente no entender nada y entenderlo todo perfectamente y caer repentinamente en cuenta de qué quiere ser cuando sea grande.
¿Qué es ser un pato para un adolescente en los 80? Salir a la calle vestido de “pato”. Ir a la disco con la cara pintada de blanco, la nariz rojiza y una bolsa de Cheetos pegada a la camisa con un imperdible. Ponerse un gabán, camisa y corbata de print, y un sombrero con flores rosadas y pelúas, fabuloso. Arriesgarse una y otra vez a ser agredido por sacar sus plumas a pasear en un mundo, en un país, en un barrio homofóbico. Ser agredido. Vivir con la amenaza constante del gay bashing a diestra y siniestra: porque sí, por estar ahí, por existir así de libremente; por reforzar con tela y prendas lo que su piel decía a gritos con gestos y movimientos; por disfrazarse de pura valentía en un mundo hipócrita, cobarde e ignorante.
¿Qué es ser pato para un bailarín y teatrero? Es tener un cuerpo con habilidades especiales y usarlo adrede para con tus piezas hacerle espacio a la patería, para que más cuerpos quepan, para que haya más “patos en la calle, patos en mi mente, patos brutos, patos inteligentes.” [Farifo; 2002] Tener un escenario y reconocer el peso y la responsabilidad del mismo; reconocerlo como un espacio para decir, para comunicar, para reflexionar, para transformar. Volverte un pata-físico del escenario, un científico “de las soluciones imaginarias y de las leyes que rigen las excepciones”. Hacer Men-Che-Bi-Kes (1994); Mala Historia (1994); Lucy (1995); Domingo (1994); Spookiricans (1997); Pscicofonía (2008); Esquina Periferia (2011) y desplegar en ellas magistralmente sus plumas con movimientos, coreografías, actuaciones y dramaturgias para que todo el mundo las vea, admire y se inspire. Para que todo patito feo se sienta capaz de ser cisne.
¿Qué es ser pato para un roquero? Es fundar Superaquello, la banda queer pop rock más famosa de la internacionalmente “desconocida” escena indie puertorriqueña. Es escribir y cantar que Entre las patas (2002), tienes “animalitos, caracoles, pajaritos, pececitos peculiares.” Declarar en Farifo (2002) “¡Que se joda quien escribe la ley, alza los brazos, grita si eres gay! Y si no, no te preocupes, que no es ningún mamey”. Cantar canciones de autorxs queer del patio —de Mima, de Macha Colón, de Fofé, de Rita Indiana…— y reinterpretarlas inverosímilmente más queer todavía —¿si es que es posible?—. ¡Y es posible! Lo he visto con mis propios oídos. A este tipo siempre “se le va la mano”; es un Midas de la patería creativa. Con su Alegría Rampante abrir el Hotel Puercoespín (2014) donde “si no encuentras tu lugar, te explico cómo llegar”. Estando pendiente a que el “centro comercial enajenado” no convierta en mito la tiendita que “la vida real abrió” “en la Esquina Periferia” (2014) “donde el perro sato duerme, bajo la sombra escondido”. Para así poder seguir Alucinando al máximo (2014), vistiéndose de incordura, con atuendos míticos, extraterrestres, disfraces de un pato de un futuro aún indescifrable e incierto.
Alegría, vestido de pato desde pequeño, ha puesto consistentemente su cuerpo, su alma, su arte, su música en el medio para coger él los cantazos y así abrir camino para nosotros, para quienes aún no encontramos las fuerzas, quienes nos hace falta un empujoncito, un cariño; quienes aún no hemos devenido-animal plumífero y libre.
Por todo esto, con esta exhibición le damos las gracias a Eduardito, Eduardo, Eduardo Alegría, Alegría Rampante, y a todes les que pararon un puño homo y transfóbico con su cara, para crear con su sangre el espacio del futuro, hecho con su babilla desbordante, donde poder —como dijo una vez el performero puertorriqueño trans Pó Rodil— “ser un maricón feliz en la calle”.
Nuestro eterno agradecimiento por hacer posible un futuro en que el mismo Alegría, este fiero, dulce y sutil animal politiqueer, este paladín de la patería combativa, pueda declarar la guerra de género por terminada, colgar los guantes-vestuarios del activismo y despedirse diciendo:
Hoy Marte
es para los marcianos.
Qué gran honor
luchar de su lado.
El invasor fue aniquilado,
fuimos héroes de
el Reino Marciano
—Hoy Marte; 2014
Bernat Tort
9 de agosto de 2019