Y como si fuera poco, sucedes tú
sobre Una muchacha que se parece a mí, de Margarita Pintado
Tras su ópera prima, “Ficción de venado”, publicado por la Secta de los perros en el 2012, esta nueva entrega, el poemario que hoy celebramos, “Una muchacha que se parece a mí”, y que recibió el laudo unánime del jurado del premio ICP 2015, reafirma lo que ya algunos sabíamos: la poeta Margarita Pintado tiene una voz propia, reflexiva, una percepción aguda y serena de la realidad que la distingue de otras voces en la poesía puertorriqueña actual. Con un lenguaje sencillo y cotidiano, este libro produce asombro poema tras poema por la manera en la que la voz trasmite esa sensación de contacto directo con lo pensado.Los epígrafes siempre empiezan un diálogo. La elección de los versos de Mary Oliver hace que comience a conversar con Margarita y con Mary. Parafraseando a la poeta de Ohio: una mujer ve un zorro en el bosque que no la ve a ella. La mujer piensa, “este es el mundo, no estoy en él. Esto es bello”. La hermosa cita primero crea un lazo con el libro anterior. Recordemos que Ficción de venado llevaba el título por la foto de aquel venado saliendo de playa Flamenco en Culebra que apareció en youtube. El venado nadaba en el mar y salía como si nadie lo viera. La mirada de las mujeres a la naturaleza. La mirada de la mujer a la naturaleza es una de las cosas sobre las que Margarita escribe. Pero en este libro vemos una mirada distinta, acaso constante, que ha dejado atrás ciertos usos más rebuscados en el lenguaje para darse a un narrar.
Tenemos la suerte de que el poemario está dividido en cinco partes. Pueden ser 5 series, o 5 poemarios breves en sí mismos, no solo porque tienen unidad sino que cada uno tiene su propio lenguaje y forma. Las partes se titulan: “Natura”, “Una muchacha que se parece a mí”, “Falso instinto”, “Un efecto de mar” y “Ella regresa”.
En “Natura”, “la infinita resignación del muchacho de las bolsas” (18), es también la resignación de la muchacha en “Hambre de semillas” cuando la señora deja de alimentar a los pajaritos. La natura nos confronta con la naturaleza humana y resignada a la muerte, a la supervivencia del más fuerte, pero también natura es música, sonidos ordenados, como la obsesión constante con el canto de los pájaros, la escucha de sus trinos, o lo que señala la ausencia de estos. Hallamos también observaciones como esta: “los árboles son como muchachos bien criados” (23).
La parte “Una muchacha que se parece a mí” son prosas, y está compuesta por ocho textos, en los que Margarita muestra otro modo más minucioso de narrar. Esta es, para mí, la parte más poderosa del libro. Los textos: “La libreta”, “Vístete qué”, “Oído roto”, “Un suceso”, “Walmart”, “Lo que no nace” y el que le da el título al libro, no tienen pierde. Al abordar la narrativa poética breve, Margarita entra a los territorios de La vida a ratos, de Christian Ibarra y se sienta junto al Breviario, de Bruno Soreno. Estas procesas de Margarita estremecen. Lo mejor de estas prosas, para mí, es que vuelven estético el tedio mismo de narrar:
¿Una mosca ahogándose en un vaso de agua es un suceso? ¿La llamada que no hice para saber cómo estabas es un suceso? ¿Esa mujer que cruza la calle agarrándose la falda por temor al viento constituye un suceso? ¿Unos pájaros peleándose por un pedazo de fruta es un suceso? ¿O es varios sucesos? ¿A cada pájaro le corresponde su porción de suceso? ¿Es la fruta sola un suceso? (…)
Suceden las palabras. Sucede el silencio detrás de la palabra. Suceden los ruidos que no entienden de palabras. Sucede el árbol. Sucede lo que no veo. Sucedo yo. Y como si fuera poco, sucedes tú.
Visto así, mis días están demasiado ocupados. Visto así, no tengo tiempo para casi nada. (“un suceso” 34-35)
Aquí vemos la paciencia de la narradora en unos textos llenos de fuerza y fragmentos memorables.
“Falso instinto” es la voz que más se acerca a la Margarita de Ficción de venado. Es la Margarita obsesionada con regresar a la infancia para revisarla. Esa revisión de la infancia me recuerda a una poeta muy amada y releída por mí en este momento. Dice la escritora estadounidense Sharon Olds, “El asunto es escribir lo que uno piensa realmente”. Qué piensa una poeta expectante. Una poeta cuyo cuerpo crece. En esto recuerdo las Maternalias de Yara Liceaga, dar testimonio de la gestación reivindicando un no saber. Por eso estos poemas son breves, escurridizos, tantean lo nuevo, la frágil transformación del sueño, de la aparición del arquetípico rol de madre, desde un lugar de bella incertidumbre. Se van configurando el discurso amoroso al compañero y al hijo.
“Un efecto de mar” es una parte más silvestre y quizás por esto más extensa, la más parecida al neobarraco de su querido Lorenzo García Vega, que sigue apareciendo en poemas como “Alamiendros”: “es la hora en que la palabra orásmala nos deja tan absurdos como un hechizo vetufiente nos decimos con toda la conciencia del instante frágil pequeño aluvestro temeroso y demaullado” (72). Creadores, forjadores de palabras nuevas, porque si Milo, ese nombre encarnado, ha nacido, deben de nacer también palabras para nombrar la novedad del mundo. ¿Acaso el venado salió del mar preñado? Acaso todo nacimiento es un efecto de mar.
En la última sección, “Ella regresa”, Margarita regresa. La voz regresa, la familia se reordena, el padre, la hermana, los exilios pasan la cuenta, y esa cuenta tiene que ser reestructurada. La abuela, el padre, el mar, los muertos amados, lo que no resiste deuda, el duelo, la felicidad y por último la fe, el milagro. La poesía de Margarita cree en los milagros. Recuerdo aquel poema de Ficción de venado en que Margarita también se parecía a una muchacha india y no creyente, intelectual y extranjera y que no era ella pero quería serlo. Margarita es la poeta que es, y eso es bueno, y eso es el milagro de la fe. Y es que para esta voz, la voz solidaria debe exiliarse de sí misma. Tenemos suerte de tener una voz tan honesta, que hace belleza con la tristeza, la mejor belleza, y que hace un ejercicio tan arduo de testimonio, que le devuelve la fe al mundo, la belleza del lenguaje, el verdadero lugar de los acontecimientos.
He aquí Una muchacha que se parece a mí, y a ti, y a ti. Un libro que mejora el mundo, que hace creer de nuevo en la sorpresa. Consíganlo, disfrútenlo, celébrenlo.
*Texto leído durante la presentación del libro en la Campechada 2016.
sábado 22 de octubre, 2016. Librería ICP, SJ.