“El grito en los puños”
Más por el cariño, que por la remuneración económica, y principalmente por el deseo de que echen para delante, Orlando “Cano” Marrero, del caserío Berwins, entrena a 25 boxeadores aficionados de entre 8 y 19 años en el gimnasio de Monte Hatillo. Este hombre, con su dedicación y compromiso honesto, logra que mientras los guantes de estos chamacos y chamacas golpean, parte de ese residencial, altamente conocido por las rivalidades entre bandas de distintos puntos de drogas, se convierta en un espacio neutral. No hace falta de pistolas, balas ni gatillos. Es una especie de alto al fuego que consigue desahogar la rabia en ese ring de combate. Es que los puños de estos muchachos y muchachas “gritan”, así han observado Sonetchka Vélez y Julio César Torres, productores ejecutivos del documental El Grito en los Puños.
La ganas de que se conozcan las trayectorias de dos boxeadores aficionados, Josué Machado (19) y Kidany Reyes (18), sumado al interés de examinar la realidad de pobreza, violencia y desigualdad social que los rodea, ha movido a Sonetchka a creer en este proyecto, y así financiar parte de la producción. Además, con su esfuerzo y trabajo, se logró la aprobación de dos propuestas de $100 mil dólares, una por el Departamento de la Vivienda y otra por el Departamento del Trabajo, estos fondos han servido para comprar equipo y comenzar a filmar El Grito en los Puños.
Este proyecto audiovisual presentado por la compañía sin fines de lucro El Grito en los puños, inc. lleva desde el año 2006 en procesos de producción. “No ha sido fácil, ha sido un camino largo para poder llegar donde estamos”, explica Vélez, quien es además la productora del documental. En estos momentos, cuentan a 80grados Sonetchka y Julio César, se ha rodado el 75 por ciento del material que se va a utilizar para el montaje. Para cubrir el restante 25 por ciento, estos cineastas se proponen realizar un maratón 5K el 30 de enero de 2011 para recaudar los fondos que necesitan para completar el documental. La actividad cuenta con el respaldo de la Federación de Boxeo Aficionado. Asimismo, están próximos a confirmarse como padrinos del maratón los boxeadores Juanma López e Iván Calderón. Un dato importante es que el 10 por ciento de lo recaudado será donado para el gimnasio de Monte Hatillo.
Esta actividad para levantar dinero para El Grito en los puños nace puesto que la Corporación de Cine de Puerto Rico, el 12 de noviembre de este año, les canceló de la noche a la mañana los fondos que completarían el monto final proyectado para terminar este trabajo documental.
Sin embargo, como recalca Vélez, “¡el Grito va!”, pues más que cualquier cosa, urgen propuestas cinematográficas que “nos provoquen mirarnos a nosotros mismos” en la pantalla. Por su parte, Julio César detalla que la grandeza de esta producción es que es un trabajo de seguimiento, que a lo largo de cuatro años se han detenido en las vidas complejas de estos muchachos boxeadores aficionados. También revela el director y guionista de la pieza documental que “entramos en un momento crítico de ese caserío (Monte Hatillo) y logramos la confianza de la comunidad”. Sostiene que ganarse la confianza de los vecinos fue un proceso que requirió tiempo y esfuerzo adicional. “Tú estás entrando allí con tu cámara, y eso a cualquiera lo hace desconfiar”, dice Julio César, mientras confiesa que ya hoy cuenta con el respeto de muchos residentes del área.
«Teaser» de El Grito en los Puños.
Pero, ¿como surge la idea de realizar este proyecto? Julio César contesta que la idea surge luego de ver unas carteleras de boxeo en Cataño. En uno de los ring de combate presenció la pelea de un niño de ocho años, que su inocencia brotaba a flor de piel. “[Estos niños] no son niños que pierden la inocencia aunque uno crea que sí”, comparte Julio. Esta experiencia provocó que el director se acercara al entrenador Cano Marrero, quien le sugirió que siguiera las trayectorias de dos de los chamacos que más se destacaban en el gimnasio de Monte Hatillo.
Y, precisamente, es ese gimnasio un cuarto personaje en el documental, aparte de Josué, Kidany y Cano, porque es allí donde todo lo que está separado se une, donde las rencillas o rivalidades de sector y sector se dejan a un lado. “El Grito en los puños es la metáfora de cómo ellos sacan esa rebeldía, esa impotencia, esa ira que pueden tener porque [por ejemplo] le mataron a un ser querido”, indica Sonetcka, al tiempo que revela que durante la producción a uno de los muchachos boxeadores le asesinaron a su hermano.
A pesar de que es complicado hacer cine en Puerto Rico, estos realizadores no se rinden y confían en que su esfuerzo pueda llegar a verse en la pantalla grande y que, a su vez, puedan volar con la producción a festivales internacionales. Para ello han seleccionado un equipo de trabajo ya probado en la industria cinematográfica, se destaca PJ López como director de fotografía, Amed Irizarry en la música y Andrei Nemcik junto al propio Julio César en el montaje.
Como preámbulo a la proyección de El Grito en los Puños, la productora expresa que se encuentra en conversaciones con el canal de televisión Wapa para la producción de tres programas tipo reality show, dos de media hora y uno de dos horas, que van a tener como título Copa: El Grito en los Puños. Ya para realizarse en Wapa 2 tienen el visto bueno, ahora vislumbran la posibilidad, por el alcance mediático, de llevar este show a Wapa América.
Así las cosas el trabajo a lo largo de estos cuatro años ha sido “drenante y sacrificado”, pero la “mayor recompensa será cuando lo veamos terminado”, concluye Sonetchka, y agrega que le guste a quien le guste “¡El Grito va!”.