A cincuenta años de Stonewall, hoy más que nunca

http://www.capacuras.com/?rtyt=stages-rencontres-arles-2013&5cd=7c Ha pasado más de un siglo desde que Oscar Wilde fue enjuiciado en Inglaterra por su conducta homosexual, al tener un amorío con un aristócrata inglés. En el 1891 en Inglaterra, y en tantas otras partes del mundo, la homosexualidad era considerada un crimen. A raíz del juicio contra Wilde, se fundó en Alemania en el 1897 la primera organización de derechos homosexuales y transexuales del mundo, el Comité Científico Humanitario, con el propósito de repeler la ley de sodomía alemana. La fundación de esta organización fue trascendental, ya que por primera vez se reconoció oficialmente la existencia de hombres y mujeres homosexuales y trans como personas con derechos civiles. Podemos decir que ese fue el origen de nuestra conciencia colectiva como grupo.
http://faddisandfaddis.com/limon/3125 Al Comité, le siguieron otras organizaciones como la Comunidad de los Propios y la Asociación de la Amistad Alemana en Europa, la Sociedad Matachina y las Hijas de Bilitis en los E.U. en los años cincuenta. Estas organizaciones, sin embargo, eran conservadoras en sus tácticas, y sus integrantes eran hombre pudientes y mayormente blancos. Esto cambió con el levantamiento que tomó lugar el 28 y 29 de junio de 1969 en el bar Stonewall, donde cerca de un millar de homosexuales le hicieron frente a una centena de policías que realizaron una redada dentro del bar. Stonewall fue el hervidero de la lucha por los derechos LGBT a nivel mundial, ya que dejó claro que, en la sexualidad, al igual que en la raza, la clase y el género, también existía la resistencia y se reñía contra el poder del establecimiento.
le marchГ© des sites de rencontres en france Unos pocos meses después de Stonewall, se fundó el Frente de Liberación Gay (GLF por sus siglas en inglés), organización que promovió la revolución anticapitalista como la única manera de lograr la liberación LGBT. Del ala menos radical del GLF, surgió lo que luego se conoció como la Alianza de Activistas Gay (GAA por sus siglas en inglés), quienes, un año después de los disturbios de Stonewall, realizaron la prima marcha por los derechos gay del mundo, en la que participaron sobre 10,000 personas, marchando desde Greenwich Village hasta el Parque Central. A partir de entonces, se celebra anualmente el orgullo gay alrededor del mundo con marchas cercanas a la fecha del 28 de junio.
http://ecapguatemala.org.gt/poioe/5296 En Puerto Rico, la homosexualidad masculina se criminalizó por primera vez en el 1902, resultado directo de la colonización de nuestro país por parte los Estados Unidos. Las mujeres fueron incluidas en la prohibición en el 1974. Fue esa prohibición, firmada por el entonces gobernador Rafael Hernández Colón, la que nos llevó a movilizarnos para repelerla. Muchos desconocen que lo que se podría considerar la primera parada de orgullo gay en Puerto Rico, fue una caravana que se movilizó hasta Luquillo y fue convocada por la Comunidad de Orgullo Gay, primera organización LGBT de Puerto Rico y fundada en el 1973. No es sino hasta 1991, alimentada por el impacto que el HIV estaba teniendo en nuestras comunidades, que se vuelve a dar otra parada de orgullo gay. Un año antes, la Coalición de Act Up había llegado a Puerto Rico, convocando a numerosas protestas y manifestaciones, una de las cuales se movilizó desde el Capitolio hasta la Fortaleza y en la que participaron cientos de activistas, muchos de ellos con sus manos y rostros pintados de sangre. Christina Hayworth, activista trans que estuvo presente en los disturbios de Stonewall en el 1969 y en diversas protestas de Act-Up, fundó en el 1991 la primera parada de orgullo gay bajo el nombre de Herencia de Orgullo. Dicha parada se llevó a cabo desde el Parque Muñoz Rivera en Puerta de Tierra hasta la Plaza de la Libertad en Condado. Ese mismo año, un grupo de activistas fundamos la Coalición Orgullo Arcoiris, organización que ininterrumpidamente ha llevado a cabo las pasadas veintiocho paradas de orgullo gay en San Juan.
click reference Veintinueve paradas de orgullo gay. Veintinueve años reflexionando sobre el mismo tema: ¿celebramos los logros alcanzados o continuamos la revolución? ¿Luchamos por que nos permitan asimilarnos a una sociedad patriarcal y capitalista o luchamos por liberarnos de su dominio sobre nuestras vidas privadas? ¿Luchamos por obtener derechos civiles dentro de los límites establecidos por el estatus quo, o luchamos por romper los límites de esa falsa moralidad que nos empujan por la garganta? ¿Luchamos por la inclusión en un sistema opresivo, o luchamos de cualquier manera que sea necesaria para derribar dicho sistema? Ciertamente, desde que surgieron las primeras organizaciones LGBT, hasta el día de hoy, ese ha sido el mayor conflicto interno con las que todas han tenido que lidiar. Asimilación o Liberación. Sylvia Rivera, activista puertorriqueña nacida en los Estados Unidos, que participó de los disturbios de Stonewall en el 1969, y perteneció al Frente de Liberación Gay, siempre tuvo claro que la lucha por los derechos gay y trans era la misma lucha contra el racismo, el sexismo y la pobreza. Ella entendió que la lucha por los derechos LGBT era una lucha anti-capitalista. Trabajó incansablemente por dar una mejor calidad de vida a los jóvenes homosexuales y trans desprovistos de hogar y servicios de salud. Eventualmente, salió de las filas del GLF para formar una organización que no excluyera a las personas trans, pobres y de raza negra. Así surgió el Street Transvestive Action Revolutionaries (STAR). La corriente principal del activismo LGBT, sin embargo, le seguía huyendo a agrupaciones como la de Sylvia y a las comunidades desprovistas que ella servía.
luxembourg site de rencontres Lamentablemente, en la actualidad vemos un movimiento de orgullo gay que le sigue huyendo al tema de la pobreza y la desigualdad económica, subyugado a los deseos de las empresas capitalistas que ven en la comunidad LGBT un sector con ingresos cada vez mayores. El apoyo de las grandes empresas a los movimientos de derechos LGBT, que en la actualidad acaparan los medios de comunicación con sus anuncios de interés social, es en realidad apoyo a las personas LGBT con poder adquisitivo. ¿Donde quedan las personas más oprimidas dentro de nuestras comunidades? ¿Esas que no tienen acceso a empleo, vivienda, educación y salud dignas? Mientras marchamos con las pancartas y carrozas auspiciadas por las grandes corporaciones, los más necesitados/as de nuestras comunidades siguen siendo invisibles.
helpful hints En el 2019 todavía setenta y dos países criminalizan la homosexualidad, algunos con la pena de muerte. El matrimonio entre personas del mismo sexo es reconocido solo en una veintena de países. El discrimen sigue siendo el pan nuestro de cada día, en las escuelas, en los trabajos, en las iglesias, y en nuestros hogares. En el 2019 solamente un 25% de las personas LGBT se sienten seguras saliendo del clóset. Entre los jóvenes, el porcentaje es todavía menor. Nuestro movimiento sigue siendo objeto de repudio y violencia de parte del estatus quo. Cada vez que ganamos un derecho, la oposición reacciona ampliando la represión. Nos hacen retroceder a etapas pasadas que ya habían sido sobrepasadas. Por eso vemos países en los que se despenaliza la homosexualidad, y cuando cambia el gobierno de turno, se vuelve a penalizar con mayores castigos. Por eso vemos en Puerto Rico a un gobierno neoliberal ambivalente que establece un consejo LGBT con miembros conservadores que no representan la lucha histórica por sus derechos, elegidos con el único propósito de que no cuestionen la política pública fundamentada en creencias religiosas; un gobierno que nos levanta un pórtico con colores arcoíris por un lado, y por el otro legisla para permitir que pastores y padres puedan llevar a cabo terapia de conversión con sus hijos, para curarles la homosexualidad. Lo poco que hacen por nosotros, lo hacen con el único propósito de congraciarse para obtener nuestros votos.
rencontre en ligne mariage Mi reflexión tiene respuesta. Sí, marchemos para celebrar los logros obtenidos en el pasado, pero no podemos perder de vista, que nuestra marcha, además de celebratoria, debe crear conciencia de todas las luchas que nos oprimen a todos/as. Crear conciencia de que en la sexualidad intersecan la raza, el sexo, la clase, y que cada vez las desigualdades económicas y sociales que nos afectan a todos/as se exacerban más. Hay que seguir cuestionando el origen común de esas opresiones y desigualdades: la estructura de poder y dominación capitalista. Nuestras acciones individuales y colectivas deben ir dirigidas a socavar la legitimidad de esa estructura. De eso se trató Stonewall. Stonewall no fue una marcha pacífica. Stonewall fue un levantamiento, un motín. Stonewall fue una respuesta violenta a los abusos y violencia sistémica de la policía, violencia que continuamos sufriendo en la actualidad. Stonewall fue anti-capitalista. Stonewall fue el comienzo de una revolución que aún no termina. Mientras la violencia física, psicológica y sexual siga plagando nuestras vidas y pase desapercibida; mientras sigan encontrando nuestros cuerpos tirados en las calles; mientras los jóvenes LGBT no cuenten con lugares seguros donde vivir; mientras sean maltratados en sus hogares y escuelas, y terminen suicidándose; mientras la policía siga ejerciendo violencia sobre nuestros cuerpos; mientras padres, médicos y pastores traten de modificar nuestra orientación sexual e identidad de género; y mientras continúe el discurso de odio disfrazado de creencias religiosas, quedará trabajo por hacer. A cincuenta años de Stonewall, hoy más que nunca, tenemos la responsabilidad de terminar la revolución que allí se comenzó, cualquiera que sea la forma concreta que decidamos darle.