Activismo literario feminista: lo personal es político
Las feministas críticas hemos reflexionado y sugerido nuevos caminos. Paloma Uria Ríos(2) en su interesante escrito El feminismo que no llegó al poder: trayectoria de un feminismo crítico nos plantea opiniones muy pertinentes para nuestra reflexión sobre el activismo literario feminista. Ella argumenta que las protagonistas del movimiento feminista apenas se han preocupado por escribir y publicar sus opiniones, por lo que no han sido capaces de transmitir y hacer llegar sus experiencias a las generaciones más jóvenes. También considera que, aunque el feminismo haya tenido presencia pública como movimiento social y activista, sus posiciones teóricas y sus investigaciones han tardado mucho en entrar en el mundo académico y han quedado encerrados en el ámbito de los estudios de la mujer, sin impregnar otros debates e investigaciones. Como consecuencia, las mujeres que protagonizan el feminismo de hoy en ocasiones desconocen las experiencias anteriores.
Para Julio Ramos,(3) las primeras articulaciones del feminismo en Puerto Rico ocurrieron mucho antes del movimiento sufragista, estas se dieron en las fábricas de cigarro y en la prensa proletaria. Así fue que Luisa Capetillo inició su trabajo intelectual como lectora a sueldo en una fabrica de cigarro en Arecibo. En las mesas tabaqueras la lectura era un acto político.
Capetillo se sintió atraída por la literatura europea anarquista que comenzaba a llegar a Puerto Rico y que contribuyó a la configuración de un discurso libertario. Ella se definía como una anarquista-socialista. El pensamiento y proceder de Luisa Capetillo fue consistente con los reclamos del feminismo crítico, expuestos varias décadas más tarde. Añade Norma Valle Ferrer(4) que fue a través de su oficio de lectora que Luisa entró en contacto con los líderes del movimiento obrero, convirtiéndose ella en una líder obrera. En el 1907 publicó su primer libro Ensayos libertarios en el que expuso sus ideas sobre una sociedad justa e igualitaria que permitiera que los obreros puertorriqueños de ambos sexos gozasen de las libertades que le eran limitadas por sus patronos, a los que consideraba tiranos y explotadores.
Para la generación de Luisa, la escritura era patrimonio exclusivo de intelectuales de formación universitaria que ocupaban cargos en la administración de las instituciones básicas de la sociedad. Para estos años, en el censo de 1889 se registraba un índice de analfabetismo en 77% de la población y entre los trabajadores agrícolas, un 87%.3 Ramos argumenta que la escritura era uno de los mecanismos de poder que mantenía la distancia y la lucha entre los grupos señoriales y el campesinado, entre los que podían o no podían escribir. Los intelectuales elaboraron el discurso hegemónico que guiaría a Puerto Rico durante las décadas siguientes.
En el 1909 Capetillo se incorporó como agente publicitaria del periódico Unión Obrera y ese mismo año fundó la revista La Mujer. En el 1911 publicó el primer libro puertorriqueño dedicado a asuntos relacionados con el tema de las mujeres: Mi opinión sobre las libertades, derechos y deberes de la mujer. Felix Matos(5) afirma que como Capetillo no era una académica de formación, carecía de algunas de las herramientas literarias disponibles para los eruditos de la época. Por consiguiente, Capetillo solo pudo publicar sus primeros escritos en la prensa proletaria, ya que no tenía acceso a otros lugares de publicación más tradicionales o establecidos.
El activismo literario feminista en los Estados Unidos tuvo su auge en 1974 cuando cuatro mujeres de la ciudad de Boston decidieron abrir una librería que se llamó New Words e inmediatamente proclamaron la conexión entre la literatura y los movimientos políticos. Las librerías feministas se extendieron por los EEUU y se llegaron a establecer más de 130 librerías. Estas se convirtieron en un espacio de encuentro, conversación y reflexión, lo cual favoreció el desarrollo de más literatura feminista. Estas librerías feministas mantenían su comunicación hasta el año 2000 a través del Feminist Bookstore Newsletter (FBN) y crearon el Movimiento de Librerías Feministas. Mas tarde se establecieron librerías feministas en Europa y Latinoamérica. Para Kristen Hogan, este movimiento facilitó el desarrollo de un nuevo vocabulario que contribuyó al pensamiento y la práctica de las feministas académicas, así como de las feministas activistas.(6)
Las librerías feministas comenzaron a recopilar libros que ofrecían conocimientos sobre temas de interés a la diversidad de mujeres, entre las que se destacaban las lesbianas y las que en aquel momento se les denominaba como de minorías raciales.(6,7) Las bookwomen intentaron desde sus inicios mostrarle a las lectoras cómo mediante la escritura feminista podían leer, interpretar y usar sus estrategias para fomentar la acción. Para ellas, el significado de la publicación y la distribución de textos eran un espacio para el activismo de mujeres marginadas. Consideraban la escritura feminista por, para y sobre las mujeres como una herramienta educativa esencial para las activistas. Las bookwomen pretendían transformar a las mujeres lectoras en activistas, con la liberación de una se avanzaba la causa de la liberación de todas. Esta fue, de acuerdo a Hogan(6), la contribución más radical de las bookwomen, ya que cambiaron la forma en que las lectoras entendían la literatura feminista y su llamado a la acción. Las bookwomen establecieron además, casas publicadoras en EE.UU, Inglaterra e India. El crecimiento de estas librerías, casas publicadoras, galerías, y museos mostraron la creatividad de las mujeres, paralelamente al reclamo del cuerpo como medio del apoderamiento feminista. Las feministas artistas iniciaron sus espacios culturales propios y exigieron acceso a las instituciones que las habían excluido.(7)
En el libro Fortunes of Feminism, Nancy Fraser(8) reflexiona sobre la segunda ola del feminismo, momento histórico en el que se da la lucha por cambios políticos estructurales profundos, dirigidos a la formación de una sociedad más justa y más humana. Ella señala que con el surgimiento de la nueva izquierda el movimiento feminista desafió la dominación masculina prestando atención a las instituciones de las sociedades capitalistas organizadas por el Estado. Bajo el lema de “lo personal también es político” se dieron a la tarea de transformar la sociedad, desde su raíz y ramas, sobre todo en aquellas instancias en que algunas instituciones que ocultaban y naturalizaban su opresión.
Su impulso transformador se encauzó hacia un nuevo imaginario político que marcó la diferencia. El movimiento cambió su atención a la política cultural, del mismo modo que un neoliberalismo creciente declaró la guerra a los reclamos de equidad social. Para Fraser, la crisis del neoliberalismo ofrece la oportunidad de reactivar la promesa de emancipación de las mujeres que ofreció la segunda ola feminista. Ella reitera que esta crisis está alterando el entorno de los reclamos feministas, por lo cual ninguna feminista debe evadir la pregunta de la crítica al patriarcado desvinculado de la crítica a la sociedad capitalista.
Fraser(8) afirma que en este momento podemos ver un movimiento revitalizado unido a otras fuerzas emancipadoras, recuperando su espíritu insurreccional: su crítica estructural del androcentrismo del capitalismo, su análisis sistemático de la dominación masculina y sus revisiones sensibles al género. La crítica al capitalismo está de vuelta.
Este escrito está dedicado a mis cuatro amigas feministas, cómplices y solidarias: Sara Benítez, Nilsa M. Burgos, Francisca Corrada y Carmen D. Sánchez.
Referencias
(1) Mies, M. (2014). Feminist Research: Sciences, Violence, and Responsability. En María Mies; Shiva Vandana. Ecofeminism (pp. 36-54). London & New York: Zed Book.
(2) Uria-Ríos, P. (2009). El feminismo que no llegó al poder- Trayectoria de un feminismo crítico. Madrid: Talasa Ediciones, S.L.
(3) Ramos, J. (Ed.) (1992). Amor y Anarquía-Los escritos de Luisa Capetillo. Río Piedras, Puerto Rico: Ediciones Huracán, Inc.
(4) Valle Ferrer, N. (1990). Luisa Capetillo– Historia de una mujer proscrita. San Juan, Puerto Rico: Editorial Cultural.
(5) Matos Rodríguez, F.V.(Ed.) (2004). A Nation of Women- An early Feminist Speaks Out. Houston, Texas: Arte Publico Press.
(6) Hogan,K. (2016). The Feminist Bookstore Movement: Lesbian Antiracism and Feminist Accountability. U.S.A: Duke University Press.
(7) Freedman, E.B. (2002). No Turning Back- The History of Feminism and the Future of Women. London: Profile Books.
(8) Fraser, N. (2013b). Fortunes of Feminism– From State-Managed to Neoliberal Crisis. New York: Verso.