Apuntes sobre algunas vulgaridades artísticas
“El juicio del gusto es, en otras palabras, un excedente del saber, que no conoce (un “juicio con el cual nada se conoce”), pero se presenta como placer, y un excedente del placer que no goza (“La comunicabilidad universal de un placer –escribe Kant– ya implica en su concepto que el placer mismo no debe ser precisamente goce”), pero se presenta como saber.”
–Giorgio Agamben
Muchas de estas críticas que leí salieron de artistas que viven exclusivamente de su arte, que ni siquiera tienen la necesidad de dar clases o tener otro trabajo (en hora buena). Un detalle importante que distinguí es que la mayoría de estas críticas provienen de artistas cuyo trabajo respira al unísono con las mentadas y acomodaticias fórmulas. Trabajos artísticos que a fuerza de repetir hasta la saciedad el mismo tema, técnica espatulada, gestos sueltos o trazos obsesivamente precisos, etc., son clasificados como obras maduras con lenguajes y facturas originales y genuinas imposibles de realizar o repetir por alguien más. Estas mentadas fórmulas no tienen que ser negativas en sí mismas, el problema es que cuando se restan procesos discursivos conceptuales, pierde riqueza, espesura interpretativa y fenomenológica la experiencia estética de la vida misma para convertirse en una experiencia estática sin más.
Hablo desde mi más íntima y sincera opinión, y poco me interesa hacer un juicio con intentos de objetivar mi conocimiento, simplemente porque es metódicamente imposible. Soy un homo sapiens sapiens que tiene gustos, preferencias, prejuicios y discriminaciones. Pero siempre vale la pena la discusión abierta sin ánimo de ofender, pero con ganas de polemizar y puntualizar, aunque esto conlleve contradecirse un poco de vez en cuando. Picasso, por ejemplo fue muy ingenioso, pero no lo considero un genio al nivel de Cezanne, y sobre eso hay mucha literatura al respecto. La obsesiva explotación del propio trabajo de Pablo es una cosa, pero creo que su cubismo sintético llegó a su fin en los años 40 del pasado siglo; a pesar de que sigo siendo un fiel admirador de toda su obra. Por otro lado creo que Piet Mondrian fue mucho más impactante y osado que Pablo, al llevar la pintura a sus últimas consecuencias composicionales y conceptuales. Tapies siguió, aunque de otra manera, esa dirección y Duchamp pues… no me detendré en él porque me extendería demasiado.
En otros asuntos, muchas galerías de arte contaminan los procesos creativos de jóvenes promesas con exhibiciones vendidas antes de la apertura oficial. Ven tanto dinero estos púberes que terminan aborreciendo los desvíos temáticos, conceptuales y técnicos para garantizar estabilidad económica (no los culpo), y allí se quedan, esperando a Godot hasta que mueren sin saber el porqué ya no venden tanto como en su juventud. Por supuesto, el problema es más complejo que el de la edad. Y es que nunca logran escarbar un control conceptual sólido o tomar un riesgo temático o técnico capaz de sorprenderlos a ellos mismos, y esa es la ruina intelectual y creativa para cualquier artista. Artistas como Myrna Báez, Rafael Tufiño, Antonio Martorell, Elizabeth Robles, José Morales, Dhara Rivera, Daniel Lind Ramos o Garvin Sierra, por mencionar algunos, fueron y son artistas que no le temen (o temieron) al experimento, al error, al intento, y eso hace una gran diferencia en cualquier carrera e inevitable existo artístico.
Por otro lado, la crítica de arte fortalece las lecturas interpretativas. La hermenéutica con una sensible dosis bien contextualizada de historia siempre es esencial para repasar toda la constelación de metáforas polisémicas y resucitar viejos conceptos con actualizaciones responsables. Ernesto Ruíz de la Matta, Enrique García Gutiérrez, Marta Traba, Marimar Benítez, Margarita Fernández Zavala, Nelson Rivera, Haydee Venegas, Rubén Alejandro Moreira, Marianne Ramírez, Marina Reyes, Dianne Brás, Raquel Torres Arzola, Laura Bravo, (nuevamente por mencionar solo algunos de tantas y tantos… y no todos son santos ni santas de mi devoción) son y fueron muy comprometidos con sus declaraciones críticas en su momento. Y regresando otra vez al guineo amarillo pegado a la pared del paduano Maurizio Cattelan: resulta evidente una excelsa crítica a las ferias de arte comerciales, tanto así que hasta un arresto provocó, entre cientos de otras manifestaciones, performances, memes y portadas de revistas sobre el guineo amarillo “docteipeado” a la pared. Vale la pena leer la opinión de los críticos Sarah Cascone o Ben Davis sobre el tema. Y a todos y todas que se ofendieron con su obra, sepan que funcionó impecablemente, por lo menos para mí. Un gesto artístico con más identidad que muchas personalidades artísticas locales e internacionales.
Aquí algunos y algunas artistas que podemos repasar para ver más luces (o sombras) sobre el mundo del arte contemporáneo:
Rachel Whiteread
Gerhard Richter
Gabriel Orozco
Bruce Nauman
Anselm Kiefer
Jenny Holzer
Mona Hatoum
Anselm Reyle
Kara Walker
Tara R
Mariko Mori
Elizabeth Peyton
Damien Hirst
Zhang Huan
Pipilotti Rist
Sam Taylor-Wood
Tracey Emin
Tracey Moffatt
Neo Rauch
Sophie Calle
Marlene Dumas
Jeff Wall
Peter Doig
Raymond Pettibon
Shirin Neshat
En el circuito de la escena local e internacional (algunos y algunas ya fallecidxs):
Daniel Lind Ramos
Luis Hernández Cruz
Néstor Millán
Maria de Mater O’Neill
Edgard Rodríguez Luiggi
Julio Suárez
Julio Rosado del Valle
Noemí Ruiz
Anaida Hernández
Marta Mabel Pérez
Arnarlo Roche
José Luis Vargas
Olga Albizu
Jeannette Betancourt
Carlos Collazo
Rafael Ferrer
Heriberto González
Rosa Irigoyen
Antonio Navia
Beatriz Santiago Muñoz
Bernat Tort
Charles Juhasz
“Tony” Cruz Pabón
Frances Rivera
José “Bubu” Negrón
Vanesa Hernández Gracia
Yolanda Velázquez
Néstor Otero
Annex Burgos
Ana Rosa Rivera
*Las omisiones no son intencionales. Estoy consciente de la enorme cantidad de artistas de gran calibre que no mencioné. Estas referencias son para provocar diálogos.