Razones hay para celebrar al hombre, sin estar obligado a realizar la imposible e incómoda tarea de ensalzar sus libros. Así como hay estilos de religiosidad, los hay de ateísmo.
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Razones hay para celebrar al hombre, sin estar obligado a realizar la imposible e incómoda tarea de ensalzar sus libros. Así como hay estilos de religiosidad, los hay de ateísmo.
Un texto cauteloso y sugerente donde es apreciable serlo y pedagógico y accesible donde otros no lo son, una aportación cuyas pretensiones apenas se sugieren en los pocos y brillantes filósofos que han publicado al respecto.
La película de Alejandro Amenábar puede ser un buen punto de partida para reflexionar sobre los asuntos de la coexistencia y la diversidad, entre otros temas de vuelo filosófico.