A propósito de la guerra de Gaza, y de cualquier guerra que haya sido, le brindamos este relato de Glendalys Marrero, quien revela un universo introspectivo a través del lente de una observadora en un cuarto piso en «Ojos de clepsidra». El evento bien pudiera ocurrir en cualquier territorio que haya sido víctima de la violencia, en este caso no es necesariamente en un escenario de guerra, aunque sí podría ser la escena normalizada de un mundo que ya no se reconoce a sí mismo. La narradora del relato contempla un cadáver en la calle, descomponiéndose lentamente, mientras las hormigas lo rodean. Al otro lado, le acompaña una niña, testigo constante que examina desde su ventana el evento. Ambas comparten la experiencia de la muerte, casi como gárgolas. La protagonista ajusta su lente para detallar la vida microscópica de las hormigas y especula sobre la percepción de la niña. El relato reflexiona sobre la precariedad de la vida, la muerte, el tiempo (el implacable, el que pasó) y la conexión entre los vivos y los muertos.