El fascismo como doctrina surge posterior a la Primera Guerra Mundial y se distingue por la intensificación de opresiones. Los fascistas aspiran controlar e intervenir en el todo social, que va desde la esfera política hasta la cultural. También, se sumerge en cuestiones epistemológicas y morales. Esta doctrina no desaparece tras su derrota en la Segunda Guerra Mundial sino que se reformuló de acuerdo al nuevo mundo que surgió. El fascismo contemporáneo se encuentra en las actuales instituciones y con sus actores.
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