Bill Birdsall y la Casa Múcaro
A Marisa Daniela Russo
por la celebración
Vayamos por partes…
Bill Birdsall nace en 1949 en Los Angeles guaranteed 100 dollar loan y se cría a dos manzanas del aeropuerto. De su familia aprende el arte de construir su propia casa –sus padres hacen la suya de adobe– y el uso de las herramientas. Desde tercer grado se da cuenta de que quiere ser un artista: le interesa hacer barcos y domos geodésicos, lo que lo lleva a explorar los materiales livianos y duraderos.
Estudia matemáticas y artes plásticas en la universidad de California y en 1973 llega a Puerto Rico animado por unos amigos que tenían familia en San Germán. Vive por un tiempo en un velero y se marcha durante dos años a explorar Tahiti, Samoa, Australia y Hawaii. Buscaba un lugar para vivir tranquilo y dedicarse al arte.
En 1977 vuelve a Puerto Rico, donde compra a buen precio diez cuerdas en lo más alto de Las Marías, el lugar más remoto que pudo encontrar. Ocho años más tarde comienza a construir frenéticamente el complejo que se conoce hoy como Casa Múcaro. Sin adobe y en una montaña muy empinada, acarrear él solo los materiales tradicionales para la construcción era una empresa imposible. Ante la necesidad, tuvo que experimentar.
Con su curiosidad sin límites, inventa una combinación de materiales que le permite entre los 80 y los 90 crear un conjunto de espacios únicos. Estos incluyen: la casa principal, con su azotea y su sótano laberíntico, la pequeña alberca protegida por una cabeza femenina de piedra donde viven peces con nenúfares, el anfiteatro, espacios habitacionales de formas orgánicas y múltiples escalinatas con caminos que conectan el conjunto en medio de un tupido bosque. Todo esto con un respeto tópico absoluto.
Paradójicamente el material elegido es una combinación de redes de nylon y el archienemigo de la naturaleza puertorriqueña: el cemento. Tanto es así que a Bill y a su colaborador Pablo José Varona Borges (Pablillo José) los han llamado “los redentores del cemento”.
En la casa Bill pinta, esculpe, hace instrumentos musicales y vive una vida tranquila con una dieta vegana donde todo se recicla. Aunque responde a usos prácticos, la casa central recuerda la estructura del Hanan de la cosmología preincaica, donde el mundo se divide en tres planos: Uku Pacha, Kay Pacha y Hanan Pacha.
Al primero, el mundo subterráneo o Uku Pacha, se vincula la exploración del pasado. Es la cueva laberíntica que Bill excavó utilizando una «coa» o el palo aguzado que los taínos usaban en la labranza para abrir hoyos en los conucos. El artista transforma la coa en un tubo de hierro con una especie de cincel en la punta para escarbar. También excava con pico y azada y utiliza el machete para el desmonte. Una pala, un cubo y un sistema de poleas le sirven para sacar la tierra. Así crea un largo tunel y diferentes espacios en esta cueva que se abre desde el centro de su casa.
La casa donde vive, come, duerme y sobre todo crea Bill, recuerda el segundo plano del mundo andino: Kay Pacha. En este plano acaece la vida de los hombres, los animales y las plantas. Según los pueblos originarios del altiplano andino, domina el presente.
La azotea, protegida del sol por enredaderas que se apoyan en una fina pérgola o emparrado desde la que se ven San Sebastián y Las Marías,recuerda a Hanan Pacha. Este tercer plano está constituído, en palabras del poeta peruano Juan Ramírez Ruiz, por “El paraíso terrenal y cósmico poblado por las diáfanas teleologías de las altas elaboraciones mentales y espirituales de todos los hombres” –LAS ARMAS MOLIDAS (Lima: Arteida Editores, 1996, pp. 100-101).
La ingente obra de Bill no solo recuerda la poesía de Ramírez Ruiz y la obra del arquitecto modernista catalán Antonio Gaudí, sino la de dos artistas plásticos de su generación: el californiano James Turell, quien trabaja con la luz en el cráter Roden del desierto de Arizona; y la cubana Ana Mendieta quien utilizó su cuerpo, con la tierra en esculturas orgánicas y quien desgraciadamente murió a manos de su marido, un conocido escultor, cuando apenas tenía 37 años.
A Casa Múcaro, un espacio abierto a las visitas, un día llegaron Deborah Hunt junto a Pablillo José y de inmediato congeniaron con Bill. A partir de entonces el artista californiano retoma las máscaras que ya había trabajado y se multiplican los cultivos ecológicos. También se abre la casa a los jóvenes artistas.
Casa Múcaro no es el único trabajo de Birdsall, aunque sí el más impactante por el esfuerzo hercúleo que tomó su construcción. En su vertiente como músico, Bill crea también el “tootophone”, un instrumento de viento que según Deborah Hunt, recuerda la “pivetta” –“o swazzle”– utilizada por Pulcinella, el personaje de los títeres napolitanos.
En este momento hay varios proyectos en Casa Múcaro. Primero han comenzado a dar a conocer el “tootophone” a través de la internet. De forma altruista, los planos están disponibles para su reproduccion con programas de 3D. También planean crear una banda musical con el instrumento. En una reciente visita de Vueltabajo Colectivo, Zuleira Soto-Román y Eury G. Orsini se unieron a Bill en un concierto de “tootophones”.
Según cuenta Pablillo, se van a habilitar espacios en la finca donde se podrá acampar. También están preparando un vídeo de animación en “stop motion” con la historia de la Casa Múcaro que incluirá la música que producen los muchos instrumentos de materiales reciclados creados por el artista. Todo esto en la Casa transformada en un gran escenario de títeres.
A Bill le interesa que esta propuesta arquitectónica pueda reproducirse en otros lugares de la Isla. Desea que los visitantes se familiaricen con las técnicas de contrucción y los materiales utlilizados, y sean capaces de replicarla en otros lugares.
En un momento extremadamente crítico para la Isla, Casa Múcaro constituye un lugar de aprendizaje para los artistas y los jóvenes agricultores, un espacio del reciclaje y de la abundancia alimentaria que provee la tierra bien cuidada. En este remoto lugar de Las Marías, como sucede en la obra de Deborah Hunt BABAYAGA BANDAZO, es posible sacar oro de la basura.
En Casa Múcaro se lleva a un primer plano lo que me explicaron Oscar Torres –quien trabaja en el Auxilio Mutuo y es hermano de Gandul de Y No Había Luz, uno de los grupos teatrales vinculados a la Casa– y Xavier Santiago, agricultor ecológico de Aguada. Los boricuas tendemos a olvidar que Puerto Rico cuenta con una riqueza única: excelente clima, agua, recursos humanos y sobre todo, calidad de la tierra y la cosecha. El fenómeno lo están reconociendo los inversores que se están asentando en ella últimamente. Sin duda, una visita a Casa Múcaro nos lo recuerda.
Bill es sinónimo de entusiasmo, y entusiasmo significa en griego “tener un dios dentro”. Aunque el artista se decanta por las infinitas posibilidades de la materia más que por las creencias metafísicas, su entusiasmo está movilizando a muchos jóvenes. Este espacio único les provee una alternativa, una utopía, un lugar donde, en un mundo con recursos limitados que llegan a su término, se puede vivir en armonía con la naturaleza y crear con tranquilidad.
Agradezco a Julio Manzanares Sánchez, quien colaboró conmigo en este artículo. Para más información sobre los proyectos de Bill Birdsall y Casa Múcaro: www.angelfire.com/in2/manythings/ y www.casamucaro.com/