Broncoespasmo
todo es puerta
todo es puente
—Octavio Paz, Salamandra (1962)
se mudan los dientes de leche
mientras el vaso de agua rompe labios
el líquido que derrama coágulos
se desesperanza
dos piernas abren y cierran
como abanicando hemisferios
la prisa de los ovarios magulla una toalla
como un racimo entre los dedos cada noche
en una duna de sal cada día
porque arde
si el himen revolotea
tres, cinco, ocho salas de hospital
diez, doce, veinticuatro ausencias maternales
un rey blanco
dos decenios
la piel deambula despierta
manchada de ronchas
la boca rajada
el tiempo aciago
un cartógrafo dibuja los mapas para no encontrarte
un dolor gangrenado
que va a recordar cuando aún no existías
y las ausencias
madrehuida, madreselva, madrellanto
un sonido de tacos en la calle sombreada
gérmenes que atacan un pezón destetado
se mueren los unicornios
les salen alas
y tú nunca sabrás el verdadero nombre
de los caballos alados
han debido morirse tus espejos
tu afro famélico
todos los que defienden tu imagen desprovista
el cutis magullado de granos
la masa de alisados que quema los cueros cabelludos
sin risos
los aerolitos destrozan toda posibilidad
de cintura
caderas
plectro
y un tranvía de lágrimas se estrella contra el torso
nada brilla
salvo un catálogo de fobias que dictamina la vida
los galenos sin escrúpulos
los expertos que no creen tu versión
aparecen sellados los picos de palomas
para que no emitan ese ruido tembloso
el miedo al baño
la escotofobia y tu oscuridad
los insectos que recorren tu muslo
el pánico al amanecer
a la salida del sol
recelo al vómito después de la borrachera
un pulso que desflema tus infiernos
recordatorio de lo que hiciste
de lo que cree ella que hicimos