Conversaciones con Chi Wai II: El regreso del chinito
En aquel entonces intenté convencer a mi amigo de que convenía votar por Alejandro García Padilla para evitar que ganara Luis Fortuño, una postura bastante convencional y (a mi ver) sensata, que ha probado (a mi ver) ser la correcta. Se trata de la famosa opción de votar «por el menos malo», expresión que comunica una gran cordura pero que por su uso irresponsable ha llegado a convertirse en un cliché que alguna gente iguala a perpetrar el bipartidismo o el derrotismo.
Alguna gente, digo, como Alfie Chan, un conocido de Chi Wai, quien insiste en convencernos a mi amigo y a mí de que el gobierno de AGP ha sido igual de destructor que el de Fortuño, en aras de probar el punto cuestionable de que «los dos partidos hegemónicos son idénticos». La meta a la que apunta Alfie Chan, subrayar lo embarazoso que es el bipartidismo, se gana mi admiración; no así su hipocresía y suicidio racional. Si para probar A hace falta negar falazmente B, C y D, cabe la posibilidad de que uno se convierta en un mentiroso o en un idiota. Debo insistir: el hecho de que AGP haya sido un fracaso tremendo (que previmos todos, por supuesto) no guarda relación con la certeza de que una gobernación fortuñista hubiese sido mil veces peor. Alfie Chan es un idiota y un provocador y yo estoy viejo y cansado; me propongo a debatir su argumento de que este cuatrienio ha sido idéntico al anterior si él produce evidencia de que efectivamente lo ha sido. Sospecho que no lo hará y no le veo sentido a desvelarme compilando datos que comoquiera Alfie despachará, fanático al fin.
Prefiero poner en la mesa de discusión los siguientes principios, con los que comulgo, recopilados en un ensayo de Chomsky y John Halle[1]:
Los autores observan que hay una serie de dilemas sobre participar o no participar en el proceso eleccionario que obstaculizan nuestra capacidad para desarrollar una oposición efectiva ante la «corporate agenda». El argumento más poderoso del ensayo es el siguiente: «what needs to be challenged is the assumption that voting should be seen a form of individual self-expression rather than as an act to be judged on its likely consequences». Esto quiere decir que votar no debería entenderse como un acto de libertad de expresión; así, pues, votar meramente para «sentirse satisfecho con la pureza de los principios de uno» sin considerar que nuestras acciones tienen consecuencias que implican el porvenir de otros es un acto de inmoralidad. Alfie Chan sin duda duerme tranquilo por las noches porque siempre vota según le dicta su corazón, pero es responsable indirecto de que los sectores más violentos de la «corporate agenda» destruyan la vida de su prójimo.
En otro lugar, Chomsky ha defendido este punto: “small differences in a system of great power can have enormous consequences”. El razonamiento, more geometrico, es el siguiente: imaginemos dos ángulos, uno de 45 y otro de 47 grados. De primera, la diferencia gradual no sorprende, pero a medida que nos alejamos del centro, la diferencia de dos grados se hace mayor y más evidente. Las diferencias minúsculas entre Trump y Clinton, si consideramos el enorme poder económico y militar de Estados Unidos, implican consecuencias muy, muy distintas. En un sistema de mucho menos poder como el gobierno de nuestra isla, el resultado es menos drástico, pero el principio se sostiene por igual.
Hay más argumentos válidos para votar «por el menos malo», según el ensayo. Uno de ellos es el siguiente: la destrucción que acarrea una victoria republicana hace ver a la oposición demócrata, con el paso de los años, como una salvación. En este sentido, «votar por conciencia», aunque inicialmente se entienda como un reto al bipartidismo, le da una robustez impresionante.
Howard Zinn dio en el clavo cuando se refirió a la dicotomía Obama-McCain y a la voz renovadora de Nader, candidato que rechazaba jugar dentro de los partidos hegemónicos gringos:
“You are not going to break the paralysis of the two party system within a party system. You are not going to break it in the electoral system by putting a third party candidate whose showing will inevitably be pitiful and will therefore only be a demonstration of the weakness outside the electoral arena. If you show choose to go into the electoral arena, you better go with strength. If you’re going with weakness, you are not doing the progressive agenda any good”[2].
De haber permanecido entre nosotros (Dios lo tenga en la Gloria), el legendario historiador hubiese pronunciado exactamente lo mismo acerca de las elecciones del 2016 gringo. Sí, Hillary es un asco y un fiasco, pero en un sistema de poder tan gigante, la minúscula diferencia entre ella y Trump implica consecuencias de indiscutible envergadura: en el menor de los casos, terribles y vitalicios nombramientos al Supremo; en el peor, la destrucción de la humanidad (Trump niega el cambio climático, cosa que le costará, parece que ya es demasiado tarde, la sobrevivencia a nuestra especie[3]).
Sí, la Dra. Stein pierde su tiempo y, sí, el senador Sanders actuó con una prudencia admirable. Y Alfie Chan, quien no entiende esto, es un idiota.
“La agonía”
Pero hablemos de Puerto Rico, la isla chistosa. 2016 es muy distinto del 2012. Es moderadamente distinto, diría yo, porque los candidatos del PNP y el PPD se parecen bastante. Por más ataques epilépticos que finja Alfie Chan, Fortuño y AGP eran considerablemente distintos. Tan distintos, digo, como Obama y Bush (el comentario no intenta ennoblecer al asesino Obama). En cambio, Roselló y Bernier se parecen mucho más que lo que se parecían AGP y Fortuño, y esto lo digo para ofender a Bernier, pero también para defender a Roselló. La niebla de la farándula y la tontería nos subraya la falta de elocuencia de Roselló, su titerería y el nepotismo del que goza, pero resulta que la destrucción fortuñista nada por mares muy distintos, mucho más peligrosos, del estatismo tradicionalmente neoliberal de la dinastía Roselló. El dogmatismo no debe cegarnos: not all PNP are born equal and not all PPD are born equal, cosa que Alfie Chan refutará para luego pasar, carente de un espejo, a criticar el fanatismo de algún otro tipo de fundamentalista religioso.
A todas estas, García Padilla no ganó las elecciones. Hizo (como está haciendo su floja imitación, Bernier) todo lo que estuvo a su disposición para perder, pero la masa de votantes comprendió lo que Alfie Chan se niega a ver: que la diferencia entre ambos candidatos implicaba consecuencias serias. Su intento de defender la industria del café, de renegociar la deuda, de despenalizar la marihuana y otros llegaron tarde, mal, indigestos y de forma ineficaz. Nada más el hecho de haber contratado a un emisario del FMI para examinar los embarazos económicos de la isla habla de su repugnante posicionamiento político. Pero quien venga a compararlo con Fortuño deberá reconocer que la labor de presentar evidencia juega en su contra.
El 2016 es distinto del 2012. Es dramáticamente distinto, diría yo, porque en esta ocasión no importa quién gane. Incluso si reducimos nuestra noción de “democracia” a la representación política que provoca el voto, podemos concluir con ojos aguados (por risa o por llanto) que en Puerto Rico han vencido las fuerzas antidemocráticas. Ya hay una Junta que reduce los poderes del gobierno electo a cero (de algunos de sus miembros nos habíamos olvidado: se trata de la misma calaña de Fortuño, que hoy vence, y a quienes habíamos pasado por alto, pendientes de luchas más pequeñas). Tanto Bernier como Roselló simplemente obedecerán a la Junta; uno podría quejarse un poco más que el otro y no importa cuál sea cuál: así de insólito se perfila nuestro presente. Realmente, quiero convencer a Chi Wai (o no sé si él me convenció a mí), no importa.
Descanso en lo diferentes que son 2012 y 2016 para concluir que en esta ocasión sí le sugeriría a mi amigo que vote por conciencia. Votar por un candidato que obviamente va a perder ahora resulta válido porque realmente no importa quién gane. En una de esas gana Lúgaro o en una de esas gana Bernabe: no importa porque quien blandirá el poder (el de verdad, el económico) será la Junta.
“En torno al famoso selfie”
He comentado con Chi Wai el tema de los candidatos independientes o de partidos emergentes. Allá cada loco con su tema, pero para nosotros hay solo dos candidatos que vale la pena considerar (para analizar, me refiero).
De mi parte, no me cuadra el que alguien se plantee votar por Manolo Cidre. Se trata, lo admito, de una sensación similar al estupor. Me lo intento explicar de la siguiente manera: Cidre formuló una metáfora astuta, la del empresario que viene a dirigir la empresa nacional. De manera análoga, su majestad Roselló I se presentó como el médico que venía a curar la nación enferma. Eso, y el encanto pueblerino que Cidre provoca en sabrá Dios quién, el mismo que suscitaron El Amolao y El Chuchin. Este encanto (o su promoción artificial, respaldada por spin doctors de primera y mucho dinero) le ganó la presidencia a G. W. Bush (a Duterte también, en otro archipiélago empobrecido y tonto), por lo que no lo subestimo como táctica de mercadeo. Puede, de hecho, que el mismo Trump gane gracias a este encanto.
Para descalificar a Cidre me he convencido de que su metáfora (solo un empresario puede correr el país, que es una empresa) es cierta: habría que concluir que los empresarios están al mando de una empresa para lucrarse de esta y enriquecer a sus accionistas. Si quien me lee es uno de los seis o siete dueños económicos de la isla, enhorabuena por su fe en Cidre. Si se trata de uno empleado más de la isla, le convendrá despertar del marasmo.
De igual forma, no me cabe en la cabeza que alguien vote por María de Lourdes Santiago a no ser que esté movido por fanatismo (abajo hay una sección de comentarios en donde, justamente, se me puede llamar ignorante). Santiago es quizás la peor candidata en el sentido de que es la más artificiosa, repensada e inefectiva. Su planteamiento es análogo al de Roselló: «vota por mí para que cambiemos el estatus». Dentro de la lista de frasecitas clever que se aprende de memoria antes de salir a escena (como «Los candidatos PNPPD cogen cárcel por corruptos, mientras que los independentista, por patriotas», que llevo viendo en memes de Facebook hace años) encontramos una serie de tópicos lindos y tristes que no atienden el problema de que el PIP es tan partido hegemónico (for all purposes except practical) como el rojo y el azul. Gracias a Dios que Chi Wai no es ni PNP como mi tío ni PIP como mi tía porque con ningún sujeto de esta calaña se puede hablar sobrio. Con los desorientados y los tontos uno puede conversar: con los fanáticos, no.
Bernier realmente me parte el corazón y culpo (Chi Wai, no: Chi Wai no perdona) a sus pésimos asesores de campaña. ¿Cómo es posible que recurra a imágenes deportivas cada dos minutos, que insista en la “caballerosidad” de dirigirse solo a su contrincante penepé cuando son Lúgaro y Cidre quienes probablemente lo reducirán a cenizas? Su esfuerzo por “limpiar el partido” no impresionó a nadie y (en parte es su culpa y en parte no lo es) resultó convincente la idea de que Bernier es una perpetuación de AGP. Doy por sentado su posicionamiento colonialista, antiobrero light y neoliberal: el punto es que ni como mercader de mentiras funciona y deberá prender muchas velas en caso de que gane. Rosello II, en cambio, es un títere, no hay que discutirlo, pero cuenta con una base de fanáticos que lo seguirán hasta el desbarrancadero; puede, además, darse el lujo de no tomarse las elecciones en serio porque ya prevaleció Pierluisi, por vía de su cuñado, carroña fortuñista. Allá cada loco con su tema, pero para Chi Wai y este servidor, ninguno de estos nos cura el insomnio.
Lo que nos deja con los dos candidatos que debemos considerar (analizar, me refiero): Lúgaro y Bernabe.
Lúgaro sin duda ha sabido capitalizar sobre las herramientas publicitarias mucho más que Bernabe, quien ha perdido cualquier tipo de pretensión de momentum que había ganado hace cuatro años. El PPT en general es un desastre a la hora de promocionarse, cosa que me lleva a preguntarme si al partido realmente le interesa ganar las elecciones. El planteamiento no es injusto: si el PPT se ve a sí mismo como un movimiento que no tiene «break» en una papeleta, debería moverse en una dirección afín con sus metas. Si le interesa ganar, debería usar ese capital intelectual del que, según alardea, existe en la isla y contratar a un director de campaña que evite eslóganes como «si eres homofóbico, no nos interesa tu voto» o su insistencia correcta, hermosa, pero insuficiente en defender a «los trabajadores» en un país en el que (echemos culpas otro día) la tasa de desempleo, si usamos las conservadoras cifras oficiales, ronda el 12%. A esto se le suma el tema del medio: los pasquines han jugado en contra del PPT, quien ahora “ensucia las calles” y bota papel; la candidata independiente, en cambio, supo utilizar el medio de difusión masiva más poderoso que ha conocido la humanidad desde el invento de la radio: Facebook.
Sí, Lúgaro ha sido más astuta a la hora de vender su imagen y recetario: esto se evidencia en que sus números no comparan con los de Bernabe (cosa que me llena de rabia y desilusión). La candidata ha dicho claramente que piensa despedir empleados[4], cerrar escuelas[5], fundir recintos de la UPR, colaborar con la Junta (sobre todo, si no gana las elecciones)[6], privatizar servicios[7]… todo lo que Roselló y Bernier harán, pero que no se atreven a decir. Sus seguidores la oyen decir esto y juran que no lo dijo: es realmente sorprendente. Lúgaro supo, y quizás esto explique su éxito, limitar la discusión de sus políticas al tema segundón de la legalización de la marihuana (con sus posturas comulgan el PPT y María de Lourdes, cosa que a nadie le interesa). La legalización de la marihuana es una medida tan aceptada y obvia, que miles de personas votarán por esta candidata, idéntica a Bernier y Roselló en básicamente todo lo demás, por su “valentía” a la hora de establecer lo obvio. Pero, repito, el PPT y el PIP coinciden con ella en este punto, por lo que esto solo no puede explicar su éxito.
Tiene que haber algo más en el mercadeo de Lúgaro que sus labios voluptuosos así como hubo algo más en el mercadeo de Roselló I que sus hermosos ojos azules. Hay algo con respecto a la metáfora que la escuda, pero también algo con respecto al fracaso de la oposición pepetera.
Bernabe y compañía han estado demasiado pendientes de otras cosas (algunas, muy nobles y otras, como atacar al bipartidismo, poco fructíferas) y Lúgaro, sinuosamente, ha ganado la batalla de las mentes y las corazones. Peor: hasta Cidre ha vencido al PPT si es que las encuestas valen para algo y no son, como dicen los malos perdedores, “manipulación del Grupo Ferré-Rangel”.
En su empeño de dejar claro el daño del bipartidismo, el PPT ha ayudado a propagar la noción de que los partidos políticos son intrínsecamente negativos, idea de la que han capitalizado Lúgaro y Cidre. Hace cuatro años le comentaba a Chi Wai que eso de decir que Fortuño y AGP eran “igualitos” no solo entrañaba una falsedad, sino también la medida en la que incluso un grupo de ciudadanos honestos y brillantes puede caer en las garras de los eslóganes, de la tontería. El monstruo no ha sido creado por ellos nada más, por supuesto, pero al día de hoy hordas de votantes hambrientos de cambio sostienen que Lúgaro o Cidre, al no pertenecer al PNPPD, convienen; la conclusión equivale a decir (bromeaba con Chi Wai) que Kola Champagne tiene valor nutritivo porque no la ambotella Pepsi o Coca-Cola. Mientras tanto, los votantes ávidos de construir un mejor futuro despachan a quien, creemos Chi Wai y yo, los representaría mejor.
Para validarse, los propagandistas del PPT y el PIP han afilado el lápiz demasiado con el tema de que «los partidos de la colonia son culpables», con el dogma de que «no se puede reformar desde adentro», etc., y ahora viene alguien que está en la misma línea que el PNPPD pero que no desfila en partido alguno y ¡presto! Lo triste es que el seguidor de Lúgaro por lo general desprecia y se burla del seguidor continental de Trump, quien jura que el canalla multimillonario es anti-establishment y anti-Washington. La ironía es devastadora.
Sí, la culpa también la tienen el PIP y el PPT. Pero (now, here’s a pleasantry) estamos ante un momento histórico tan tenebroso que realmente podemos decir, sin reparo alguno: “Nada, borrón y cuenta nueva”.
“The plan is to fan this spark into a flame”
Independientemente de lo que les escriban sus speech-writers (todos los candidatos cuentan con uno o más, con la excepción de María de Lourdes, que de seguro se copia los memes del internet sin ayuda de nadie), en esta ocasión estamos ante las elecciones menos importantes de la historia de la isla. La Junta plenipotenciaria goza de un poder e inmunidad ridículos y en noviembre solo elegiremos a cómplices o aliados, no a líderes.
Con Chi Wai comentaba la ironía de que la Junta se diera permiso a sí misma para actuar sobre la isla precisamente en el edificio Hamilton, en Manhattan, a una semana del Grito de Lares: Lin Manuel Miranda debe sentirse orgulloso (él conoce de ironías). En mi conversación con Chi Wai llegamos a la conclusión de que, de esto pasar en Montana o Arizona, de ser despojados de cualquier asomo de poder democrático, los vaqueritos del norte (que, la verdad sea dicha, valoran la democracia más que nosotros), apelarían a la 2ª Enmienda para resistir este claro ejemplo de tiranía, cargarían sus AK47 y pegarían en sus carros bumper stickers con frases como “Siete nombres, siete balas” o “Clak clak, over my dead body”. ¡Y tendrían razón! Dentro de una interpretación más o menos conservadora de la 2ª Enmienda, nuestra situación caería bajo tiranía sin gran controversia. Un verdadero americano, repito, se resistiría con armas, pero Puerto Rico (no me canso de citar a CLR James) “is just another a West Indian Island”. Aquí no hay ni un solo gringo de verdad, comentaba con mi amigo Chi Wai, con los ojos llenos de lágrimas (de risa, creo).
Una cosa debe quedar clara, algo que el idiota de Alfie Chan no comprenderá jamás: concluir que la Junta es el resultado de las decisiones del PNPPD equivale a decir eso de que el crimen es producto de los pobres. De nuevo, no recuerdo si las lágrimas eran de risa o de llanto, pero comentaba con Chi Wai que culpar a los políticos locales de todo este temita de la Junta evidencia una despampanante incapacidad de reconocer nuestro estado semicolonial (o ya indiscutiblemente colonial a partir de 2016). Realmente creemos que somos capaces de elegir o propiciar este tipo de cosas, conclusión que me deja perplejo. Indistintamente de la corrupción e ineficiencia locales, deuda y Junta son abusos tramados en Wall Street y avalados por Washington, no un “castigo” del padre enojado con sus hijos pródigos. I advice pointing finger over pointing guns, y la dirección en la que deben dirigirse es hacia el norte. No, la Junta no es culpa de Anaudi o Víctor Fajardo: estamos, amados hermanos, ante la tiranía de Wall Street y la complicidad de Washington.
“Amaro”
Charlie Wu, amigo en común con Chi Wai, sostiene que desde las pasadas elecciones no ha visto a Bernabe y al PPT y que su mayor desafección con Bernabe es que “desaparece y reaparece cada cuatro años”. Charlie Wu, por supuesto, debería cambiarse los espejuelos, apagar el televisor y mirar por la ventana, ya que Bernabe y compañía han dicho presente (de manera justa y admirable la mayoría de las veces) en cada manifestación en cada esquina de la isla por los últimos 8 años. Consumiendo Telemundo como única fuente de información puede que los haya pasado por alto, cosa que no es culpa del PPT. Caripelao al fin, me siento en la libertad de acusar al PPT de mil cosas; jamás los acusaría de vagos u oportunistas y quien proceda de esta manera merece desprecio. Se trata de un partido de gente que trabaja mucho.
De mi parte, movido por la desilusión y el pasme, le he comunicado a Chi Wai que en esta ocasión votaré íntegramente por el PPT (en una de esas, cruzo por Pereira, porque ¿qué más da?). Reconozco que no vale la pena, por la Junta y también por la falta de habilidad de los responsables de llevar las buenas nuevas del profesor Bernabe. Visto desde un lado optimista (I’m trying here), en esta ocasión, dadas las coordenadas de la coyuntura que nos tocó vivir, podemos variar la táctica usualmente sensata de votar por el menos malo.
Así que, qué rayos, les hago un llamado a quienes no estén demasiado en desacuerdo con estas palabras a que analicen las posturas de Lúgaro y Bernabe y consideren la medida en que estas representan el futuro con el que una vez soñamos. Olvidémonos de lo que los críticos de Lúgaro dicen: escuchémosla detenidamente para plantearnos si de verdad ella promete un gobierno distinto al de Roselló o Bernier (echemos el tema de la marihuana a un lado, por amor a Cristo: a nivel federal ya pronto se despenalizará y la política trasciende los márgenes de un gallo). De igual forma, perdonemos el fracaso publicitario del PPT, ignoremos lo que sugieren sus adversarios y escuchemos detenidamente los planteamientos de este partido. No hay nada que perder.
En esta ocasión poco importa (ya estoy más optimista, ya no digo que «nada» importa), pero habrá otras ocasiones, porque los días se suceden los unos a los otros. Al menos quedan cien años más de humanidad antes de que la Madre Tierra nos destruya, por lo que vale la pena discutir estas pequeñeces. El espectro de Fortuño, sí, está más vivo que nunca, pero no su rúbrica. Antes de que el agua de los polos nos ahogue, podremos tomar las calles, soñar con caminos sombreados de árboles y pretender con mediana razón que votar sirve para algo. 2020 vendrá ciertamente. No dejemos que nos encuentre con las manos así de atadas.
Referencias:
[1] An Eight Point Brief for LEV (Lesser Evil Voting), por John Halle y Noam Chosmky
[2] Howard Zinn: Vote for Obama but direct action needed, vídeo Youtube
[3] Goodbye World: We’ve Passed the Carbon Tipping Point For Good, Motherboard
[4] Alexandra Lúgaro revela su fórmula para encaminar a Puerto Rico, El Nuevo Día
[5] Alexandra Lúgaro revela su fórmula para encaminar a Puerto Rico, El Nuevo Día
[6] Lúgaro quiere junta de control fiscal federal si ganara Ricky Rosselló, Metro
[7] Alexandra Lúgaro no descarta privatizar la AMA y cerrar recintos de la UPR, Radio Isla
Texto relacionado:
Conversaciones con Chi Wai – publicado el 26 de octubre de 2012.