Da 5 Bloods: la guerra no termina
Este preámbulo nos prepara para varias cosas, pero principalmente para que conozcamos a cuatro veteranos de Vietnam que llegan a Ho Chi Minh City en una encomienda principal: recobrar el cadáver del compañero que, junto a ellos, formaba “Da 5 Bloods”, nombre con el que ellos mismos se han bautizado. Paul (Delroy Lindo), Otis (Jonathan Majors), Eddie (Norman Lewis) y Melvin (Isiah Whitlock, Jr.), tiene evidencia de que el sitio donde murió Norman (Chadwick Boseman), luego de haber sido obliterado por los ataques de napalm en el área, y cubierto por una avalancha de lodo, ha vuelto a ser “marcado” por las lluvias, y se ha descubierto la cola del avión que los 5 Bloods fueron a rescatar durante la guerra. Los motiva algo más: en ese avión de la CIA iba un baúl lleno de lingotes de oro que la se usarían para pagarle a la gente Lahu para que los ayudaran a pelear contra el Vietcong.
En los preparativos para la operación de rescate del oro y de los restos de Norman, conocemos a Vinh (Johnny Trí Nguyễn) el guía de los aventureros, a Tiên (Lê Y Lan), una antigua novia de Otis, a David (Jonathan Majors), el hijo de Paul, y a Desroche (Jean Reno), un negociante francés que hace mucho vive en el país. En el bar de un hotel, David conoce a Hedy, fundadora de una organización dedicada a la limpieza de minas terrestres llamada LAMB y a sus dos colegas.
Durante esta parte del filme, y en las secuelas que les siguen, Lee le rinde homenaje a Francis Ford Coppola, no solo con imágenes de “Apocalypse Now” (1979), sino con el rastro de los aventureros, que, con David, vuelven a formar “5 Bloods”. Del viaje del río surge un helicóptero para referirnos nuevamente al filme de Coppola y recordarnos que, en su filme, el viaje iba en busca de algo que se convirtió en otra cosa. Es una anticipación de lo que nos va a sorprender; por lo menos, parcialmente.
Lee ha sido cuidadoso en no dejar que la política norteamericana presente asome demasiado, pero deja claro que uno de los Bloods está a favor de Trump y que parte de su comportamiento tiene sus raíces en sus creencias políticas. Sin embargo, es difícil no aceptar que todos renieguen de la guerra en Vietnam y que se topen con el desdén y el odio de vietnamitas cuyos familiares y amigos perecieron en la guerra más absurda y descabellada en la que, primero los franceses, y luego los norteamericanos, perdieron y sacrificaron demasiadas vidas por una palabra: comunismo.
Las consecuencias amplias de haber estado en la guerra son parte importante de la trama e influyen en su desenlace. Paul sufre de trastorno de estrés postraumático severo y tiene pesadillas en las que Norman se le aparece. Por momentos nadie está seguro de que su ira sobre la guerra y la experiencia de Vietnam no vaya a dominarlo y resulte en violencia. Todos tiene algunos de esos impulsos, pero han desarrollado sus propios controles. En el caso de Paul, ni siquiera la presencia de su hijo parece disminuir su ansiedad y su coraje. De los cuatro Bloods que viven, Otis parece ser el más capaz de apaciguarlo y de ofrecerle argumentos teóricos y filosóficos para que desista de su comportamiento destructivo.
Una vez que el grupo entra en la jungla para completar su misión, las cosas se complican, tal y como se espera. Hay sorpresas, pero también hay bastantes clichés. Peor es que algunas de las cosas que suceden se ven venir a leguas. Las batallas son brutales y su realismo asombroso, pero al mismo tiempo son rutinarias.
Parte del filme está visto en flashback y esos intercambios de tiempo son dramáticamente poderosos y sorprendentes. La tecnología que permite que vemos el pietaje que se supone existía en los años 60 y 70 del siglo pasado funciona de maravilla y nos transporta a cuando veíamos lo que pasaba en Vietnam poco ante o poco después de comer. Es un placer oír a Marvin Gaye, cuyas canciones se escuchan en la banda sonora, pero de igual forma satisface la partitura de Terence Blanchard.
Nada, sin embargo, supera la actuación feroz, demente, triste y conmovedora de Delroy Lindo. Este actor inglés ha participado en otras películas de Lee y, es de notar, que ha sido Otelo en las tablas. Desde “Joker” no había visto ninguna actuación como esta que, al dominar el filme, les añade un gran valor a sus otras partes. Además de que el filme es muy bueno, no se pierdan a Lindo.