Edición de viernes… paso la página
Nueve de la madrugada. Café en mano. Periódico de papel sobre la falda. Paso mecánicamente las páginas tratando de encontrar ideas coherentes que calmen el torbellino de las mías propias.
En Puerto Rico Hoy veo la imagen de un viejo rechoncho, fofo de cuerpo y mente, caminando por los desolados pasillos de Estado. Le pagan por imaginar una mejor educación. Con su salario del mes se resolverían más de una decena de problemas en cualquier escuela. Divago… ¿y si tan solo lo vestimos de Santa Clós y le pedimos deseos…? Paso la página.
Paso varias. Escondida en las Cartas del Lector apenas descubro una de autor familiar. Viene escribiendo por décadas en “las cartas”, a falta de una buena portada merecida. Un maestro teatrero yaucano, con nombre de corso, recuerda las escuelas cuando éstas “reían y cantaban”.
Llega como rayo a mi mente mis días escolares en la pública. Me veo riendo y cantando en programas escolares mensuales en la época en que le recitábamos a Hostos, Betances, De Diego. Me recuerdo bailando tonadas latinoamericanas tradicionales. Veo como si fuera ayer mis maestras de arte y música. ¡Con cuanta alegría esperábamos esa hora de bellas artes varias veces a la semana! Hasta el primer gobernador anexionista instituyó en las escuelas los Festivales de Bellas Artes para finales de los 60’s, los que se convirtieron en un semillero de creatividad.
Regreso al papel y la tinta. Sigo navegando. Llego a farándula. Rompe mi monotonía una foto familiar a la que le han dado dos páginas. Conozco una de esas caritas. Soy su fan en facebook y lo sigo afanosamente en twitter. René, con su primo y hermanita, jugaban de chiquitos a ser artistas. Tres niños que hoy tomarían ritalín y serian considerados molestosos en cualquier salón de clase. Sus mamás los dejaban, más bien, los estimulaban, pues sabían el valor de la libertad creativa.
Paro. No puedo más con el periódico. Pienso que estoy recibiendo claves codificadas… señales de la conciencia. Mi torbellino previo era provocado por las mil preguntas que me hago sobre el por qué los jóvenes adultos de hoy solo ríen y cantan en jangueos llenos de alcohol y no disfrutando sobrios de nuestro arte y cultura. Por qué no saben ni les interesan tantas cosas que constituyen nuestro acervo cultural. Surge otra clave en mi mente, o acaso un espíritu guía me susurra…. “no podemos pedirle peras al olmo”.
No podemos tener una nueva generación conocedora de nuestros valores culturales, creativa, valiente, sensible, de pensamiento crítico libre, si no la hemos educado para ello. El periódico es un catálogo de la calidad de socialización que damos a nuestros niños.
Vuelvo atrás. La foto del fofo es una caricatura de un sistema público educativo en decadencia, enajenado, impertinente, tecnocrático, ineficiente. Le pagan al mediocre por imaginar pero no estimulan la imaginación de los niños. Se tronchan con gríngolas seudo-pedagógicas, donde el niño inquieto es medicado en vez de estimulado creativamente. Sería un riesgo para el sistema tener un semillero de jodoncitos como Calle 13 y que se conviertan de adultos en conciencias majaderas para el Estado.
La familia, tradicional o no, está agobiada por la inestabilidad económica, trabajando como degenerados para salir a flote, sin tiempo para hablar con los niños, ni sentarse a ver sus talentos, dejándolos con niñeras mediática virtuales para que les digan como crecer.
El resto del tiempo lo pasan en escuelas con maestros igualmente agobiados por la desigualdad laboral, tragados por la burocracia, incapaces de reír y cantar. Los cursos de Bellas Arte se van eliminando y los pocos maestros artistas los encajonan en módulos absurdos de apoyo a otras materias, como si fueran meros ilustradores. Las escuelas especializadas que recogían la crema y nata del sistema, están en peligro de extinción. En superior y universidad, el arte es solo una electiva.
Algunos llegan a cantar en iglesias…. Y puede que rían. Pero es una alegría artificial, sobrenatural, que los enajena más en un optimismo mágico donde la acción social responsable no es necesaria para ganar el reino eterno.
Las otras instituciones sociales: medios, gobierno, sistema económico… todas son un reflejo decadente de una sociedad que no presta atención a la sensibilidad de sus niños. Y esos niños siguen creciendo insensibles, sin haber sentido la libertad creativa guiada que debe ser derecho universal de cada ser humano. Y esos niños son ya nuestros adultos, deformados por años de socialización insensible, sin arte, sin orgullo patrio que no sea el que siente mediáticamente por un boxeador ganador o una nueva miss universo.
Volvamos a la primera página de nuestra sociedad y comencemos a reescribir esta edición de viernes. Que al regresar el lunes a clase, todo esto haya sido sólo una pasajera pesadilla.