El Curso Délfico de José Lezama Lima (I)
A Nieves Padilla Caballero,
maestra y forjadora de nuestra cultura;
In memoriam
“El mar violeta añora
el nacimiento de los dioses
ya que nacer es aquí
una fiesta innombrable”.
–Tarja en la tumba de Lezama
A los 50 años de Paradiso y los 40 de su muerte.
En el apéndice que Ciro Bianchi Ross incluye en su compilación y edición de los llamados Diarios de José Lezama Lima, reproduce una conversación que sostuvo en 1971 con el poeta, narrador y ensayista cubano sobre el que había bautizado como “Curso Délfico”. Según Bianchi Ross: “cuando Lezama seleccionaba a una persona para tomar el Curso, el elegido disponía a su antojo de la biblioteca del poeta: unos diez mil volúmenes al alcance de la mano”.1) Admito la inmensa curiosidad que sentí al leer este pasaje. Curiosidad, no tanto por no poder ya compartir aquella “buena dosis de cultura sobacal” (que era según Bianchi Ross como Lezama se refería a los libros que se llevaban los participantes debajo del brazo), sino más bien por la dificultad de satisfacer el deseo de enterarme de forma detallada de cuáles eran esas lecturas que Lezama había hecho y que atesoraba al punto de recomendarlas para la formación cultural, filosófica y literaria, de los estudiosos y escritores de las nuevas generaciones.No es una curiosidad trivial. Después de la lectura del pequeño libro de Jesús Marchamalo, Cortázar y los libros. Un paseo por la biblioteca del autor de Rayuela, me convencí de la importancia que pudiese tener el sorprender a un pensador/escritor, como escribe Marchamalo, en el acto de leer: “en ese juego [literario y conceptual] que un pensador/escritor tiene con la realidad”.2) Es el acto de descubrir sus motivos más íntimos a través de sus lecturas. En el caso del argentino, según Marchamalo, se trata de alrededor de 4,300 libros que Aurora Bernárdez, su primera esposa, donó a la Fundación Juan March de Madrid.
Podemos comenzar a aclarar la importancia del contenido y de los objetivos del Curso a partir de los comentarios de Manuel Pereira Quintero, periodista cubano radicado en México, y que participó como uno de los aprendices del maestro.3 Subraya Pereira Quintero que:
El maestro no enseñaba a escribir; no corregía comas ni sugería imágenes, sino que abría las puertas ocultas de cada libro de manera que se comunicaba con el resto de la literatura y del arte. 4
Más interesante aún es que dice haber recibido como regalo la copia de los 7 volúmenes de En busca del tiempo perdido de Marcel Proust con todas las anotaciones de Lezama y cómo en los últimos años se ha dedicado a hacer “anotaciones sobre las anotaciones” lo que le ha servido para ir descubriendo alguna de las pistas de su lectura/escritura. Es así que el acercamiento que estoy proponiendo, como decía al principio, supone que mientras más podamos especificar en qué consistían las recomendaciones de Lezama para el Curso Délfico mejor vamos a ir descubriendo algunas de las claves necesarias para descifrar y entrelazar los varios niveles de esta misma preocupación más allá de las aportaciones que en esa dirección han brindado decenas de especialistas que han hecho este trabajo a través de su obra.
Permítanme, entonces, introducir dos indicadores que tan solo muy recientemente logro ver con todos sus sentidos.
En otro de los libros de Bianchi Ross nos enteramos que a partir de los documentos que se encontraron entre los papeles conservados por la viuda de Roque Dalton se pudo reproducir, para la edición crítica de Paradiso coordinada por Cintio Vitier, una entrevista que el poeta salvadoreño preparó para enviarle al cubano motivada por una conversación que habían tenido años antes en La Habana.5) Aunque la fecha del encuentro me queda incierta podríamos suponer, sin temor a equivocarnos por mucho, que debió haber sido o en los primeros años de la década de 1960, mientras el poeta salvadoreño estuvo exilado en La Habana, o alrededor de 1969, año en que recibió el premio de Casa las Américas por su poemario Taberna y otros lugares. Comienza reconociendo que, de acuerdo a la crítica cubana y mundial sobre su obra, se han identificado como medulares dos niveles de inquisiciones: la primera, sobre el llamado sistema poético del mundo y, la segunda, sobre el lenguaje como personaje de su poesía y de su narrativa (p. 246) Sin embargo, añade:
Pienso en lo que está más allá (o más acá) de su sistema poético del mundo: en el origen cultural, histórico (social e íntimo personal) del sistema mismo. Pienso en las raíces reales de su lenguaje. Y creo que todo ello gira en torno a una cuestión insuficientemente analizada por los críticos de su poesía, de su Paradiso, de su ensayística. Para mí sería más o menos la cuestión de “lo cubano” en la obra de Lezama Lima, complementada con la cuestión de “la obra de Lezama Lima” en el seno de lo cubano-histórico. (p. 246)
La segunda pista la he podido confirmar con la reciente lectura de José Martí: humanismo práctico y latinoamericanista del filósofo cubano Pablo Guadarrama González.6 En el ejercicio de identificar una posible metodología para el análisis de la recepción de la herencia martiana coincide con la propuesta de Diana Abad quien sugiere que: “…el punto de partida gnoseológico lo constituye Cuba”.7 Entonces añade Guadarrama que:
Resultaría unilateral reducir la formación intelectual y política de Martí a las corrientes de pensamiento en las cuales se formó, se nutrió o estuvo en contacto a pesar de que estos factores filosóficos, ideológicos y políticos no se deben subestimar. (p.21)
Sabemos que Lezama no solo consideraba a José Martí como uno de sus claros antecedentes espirituales, sino que también podemos afirmar que ni para el cubano de Dos Ríos, ni para el de Trocadero era posible establecer alguna separación entre la vida y la cultura. En la presentación que Lezama escribe para el primer número de la revista Orígenes en 1944, y que después se reproduce, en 1981, en la colección póstuma de ensayos titulada Imagen y posibilidad, abiertamente se declara en contra de este tipo de exclusiones:
Sabemos que cualquier dualismo que nos lleve a poner la vida por encima de la cultura, o los valores de la cultura privada de oxígeno vital, es ridículamente nocivo, y solo es posible la alusión a ese dualismo en etapas de decadencia. Cuando la vida tiene primacía sobre la cultura, dualismo solo permitido por ingenuos o malintencionados, es que se tiene de esta un concepto decorativo. Cuando la cultura actúa desvinculada de sus raíces es pobre cosa torcida y maloliente. En estas cosas no hay primero, no hay después. Siendo ambas, vida y cultura, una sola y misma cosa, no hay por qué separarlas y hablar de ridículas primacías. Un filólogo ha observado que Don Quijote y La Dorotea son consecuencias de vivir la literatura o de literaturizar la vida. En las fundamentales cosas que nos interesan todo dualismo es superficial, todo apartarse de lo primigenio – que no tolera dualismos o primacías -, obra de falacia o de apresurados inconscientes.8)
Le comenta Lezama a Ciro Bianchi que el título de “Curso Délfico” estaba inspirado en la frase del oráculo: “Lo bello es lo más justo, la salud lo mejor, obtener lo que se ama es la más dulce prenda”.9) Sin embargo, en el capítulo IX de su novela Oppiano Licario, en donde aparece la explicación más detallada de cuáles eran su contenido y significados, aparece la misma frase con la siguiente variante al final: “…obtener lo que se ama es la más dulce prenda para el corazón”.10) A partir del Diario y de varios de los documentos recopilados por Iván González Cruz para el Archivo tenemos la posibilidad de aclarar el sentido que para Lezama tenía esta cita .11 En la entrada que corresponde al 21 de julio de 1942 anota sobre lo bello:
Si una cosa participa de lo bello, sin ser lo bello en sí, participa de lo bello en sí (Menón)”. El anterior punto de vista platónico es el punto de partida de la tridentina doctrina de la participación y de la cosa en sí kantiana. (p)12
En el mismo capítulo IX de Oppiano Licario, a través de una conversación entre dos de los personajes (Frónesis y Editabunda) encontramos nuevas señales:
Licario tenía el convencimiento de un conocimiento oracular en el que cada libro fuera una revelación. Con eso se evita el fárrago de lecturas innecesarias en que caen los adolescentes. (p. 210)
En la entrevista con Ciro Bianchi describe de la siguiente manera las tres grandes etapas que componen el Curso: primero, la Obertura Palatal; luego, la Galería Délfica; y una última fase que llamó, la de las Aporías Eleáticas. Durante la primera el curso se concentra en “la gustación de la buena literatura” (lo que asegura que debe mantenerse durante toda la vida). Seguiría la Galería Délfica, que corresponde al estudio en detalle de la historia de la cultura y se concluye con las Aporías Eleáticas, definida como aquella “en la que caben los juegos de la cultura y la inteligencia”.13) Sin embargo, la descripción que aparece en el capítulo IX de Oppiano Licario es mucho más específica.
En la obertura palatal, [explica Editabunda], la intención es la de identificar cuáles son los libros que dejan en nosotros una nemosine creadora, una memoria que esté siempre en acecho devolutivo. (p. 210)
Editabunda le muestra los estantes de la biblioteca y Frónesis logra ver algunos títulos: Las Mil y una Noches, el Timeo, de Platón y la Metafísica, de Aristóteles. A Ciro Bianchi le identifica otros de los libros:
El gran Meaulnes, de Fournier; Al revés, de Huysman; todo Platón, Rilke y Dostoievski; Los cantos de Maldoror, de Lautreamont; Conversaciones con Goethe, de Eckermann; Doktor Faustus, de Thomas Mann; Mario, el Epicuro, de Pater; Gaspar de la noche, de Bertrand…y en otra dimensión, Psiqué, de Erwin Rhode; El otoño de la Edad Media, de Huisinga; El amor y Occidente, de Rougemont; el Tao Te King, de Lao Tsé; El libro de los muertos y muchos, muchos más. Mis libros no están incluidos en el curso, pero se supone que quien lo recibe ha de estar familiarizado con mi obra. (Diarios, 115)
La segunda etapa del Curso, en la descripción que aparece en la novela no es la Galería Délfica sino “el horno transmutativo”. Incluye, según Editabunda,
…desde lo que los taoístas llamaban la transmigración pitagórica a la materia signata de que hablaban los escolásticos, la materia que quiere ser germinativa hasta llegar a la flor o al fruto. (p. 210)
La tercera, Aporías Eleáticas, viene descrita como
…el momento en que se vive el verdadero enigma; en que la vida se acerca a la muerte y la muerte en la vida; en la que gravita el cielo hacia la tierra y levita la tierra hacia el cielo. (p. 211)
No es casual que su preocupación por la formación de José Cemí ocupe el primer plano en aquellos capítulos finales de Paradiso en los que se narra la muerte de Oppiano Licario y en la continuación de la novela en la que logramos vivir el afán de conocimiento infinito a través de Frónesis. Y es que, para Lezama, Oppiano Licario es como una especie de “Fausto americano”.14)
El que se acerca a esa obra, [nos dice refiriéndose a los capítulos finales de Paradiso] ve la cosa fáustica de conocimiento infinito del personaje. Entrevista con Fernando Martínez Laínez. “A todos soy deudor”.15)
En varias ocasiones Lezama se ocupa en explicarnos el origen del nombre de su personaje. Nos dice que Oppianus Claudius fue un senador romano simpatizante de la filosofía del estoicismo que vivía “en la espera de que lo infinito se manifestara delante suyo”. Licario proviene del mito de Ícaro, “el hombre que vive y muere en su afán de volar hacia un sol de conocimiento infinito”. 16
El pensador cubano reconoce el constante misterio y aura de irrealidad que rodea a su personaje. Y como sugiere Reynaldo González esa irrealidad se genera porque “de él emana el conocimiento”.17) Es él el centro de toda sabiduría entendida como posibilidad de infinito. Para un místico es la sabiduría que descansa en el misterio. En “Confluencias”, que aparece publicado en el que vendría ser el último de sus libros de ensayos, escribe que
…para propiciar el último encuentro de José Cemí con Oppiano Licario, para llegar a la nueva causalidad, a la ciudad tibetana, tiene que atravesar todas las ocurrencias y recurrencias de la noche. El descendimiento placentario de lo nocturno, el fiel de la medianoche, aparecen como una variante del desierto. Todas las posibilidades del sistema poético han sido puestas en marcha, para que Cemí concurra a la cita con Licario, el Ícaro, el nuevo intentador de lo imposible.18)
Pienso que hacia este momento ya podría notarse que el Curso Délfico, para Lezama, existe en estrecha relación con cierta interpretación de la educación y de la cultura que encuentran su sentido tan solo desde su sistema poético. A su vez, ese sistema poético se materializa en un concepto particular de cultura, de historia y de paideia cubana fundadas en la que identifica como de “infinita posibilidad”.
A Ciro Bianchi y a Reynaldo González les subraya que este sistema poético
…no es un estudio filosófico sobre la poesía, sino, más bien una serie de ideas articuladas a partir de la poesía y que toma como base sus elementos propios, es decir, los de poema, poeta, metáfora e imagen. Poesía, poema, poeta son una trinidad.19)
En otros fragmentos añade que
la poesía es un pneuma universal;
…es espíritu y es respiración/vida. Todo lo creado, transformado/transformante es poesía. El poema, por su parte, es la concreción de ese espíritu en el tiempo.
…Y el poeta es la descarga eléctrica que se establece entre poesía y poema.
…Si pudiéramos definir al poeta; ¡es un metafísico que ha errado su vocación!20)
Por ello nos dice que la poesía (poiesis) podría existir sin el poeta y sin el poema cuando se manifiesta en las demás artes. A través del poema esa poiesis se convierte en fenómeno, se transmuta en substancia material a través de una secuencia de metáforas que se dirige hacia una imagen final que asegura la pervivencia de esa substancia, de esa poiesis. En la entrevista con Fernando Martínez Laínez declara que:
Imagen es lo que podemos percibir de toda la realidad puesto que la realidad es lo otro, y de la única manera que podemos establecer un puente entre ella y nosotros es por la imagen. La imagen es la misma realidad y lo que alcanzamos de la realidad es la imagen. (p. 216)
Es así que Bianchi Ross tenga razón al inferir que el Curso resultaba ser la consecuencia lógica de su vida. En varias ocasiones había Lezama señalado los resultados nefastos de la educación tradicional sobre el espíritu. En el Capítulo 11 de su novela Paradiso, había ya anticipado en qué consistía la naturaleza délfica de su nuevo tipo de magisterio. Mientras se refería a la formación de José Cemí señala que:
Mientras Cemí seguía sus cursos matinales de bachillerato, asistía todas las tardes a la biblioteca … [en donde] al igual que Frónesis, la apasionada lectura de Platón lo había llevado de la mano a polarizar su cultura. Las grandes rapsodias del Fedro y el Fedón lo habían llevado a esa mezcla de exaltación y de lamento que constituyen el amor y la muerte. El alucinado fervor por la unidad, trazado en el Parménides, lo llevaba al misticismo de la relación entre el creador y la criatura y al convencimiento de la existencia de una médula universal que rige las series y las excepciones.21)
Olga Beatriz Santiago, ante el IX Congreso Argentino de Hispanistas, celebrado en La Plata en el 2010, destaca como el autor de Paradiso, entonces, al igual que lo que ocurriera con José Martí,
…aspiraba a que la literatura incidiera en la polis; buscaba irradiar poesía; humanizar la cultura al establecer un vínculo natural entre el verbo, lo ético y lo político: el proyecto [concluye], se fundaba en la recuperación de la dignidad nacional a través de la cultura.22)
Se percata Beatriz Santiago, que para Lezama la imagen a través de la poesía no es tan solo “un modo de conocimiento de realidades ocultas o perdidas” (p. 3). Es también una experiencia cercana a la místico-religiosa (p. 2). Experiencia que hace posible la revelación sobre un ser ausente (ya de orden histórico, ya de orden ontológico) y que es capaz de ubicarnos en el espacio de las infinitas posibilidades creativas. Por ello, para el poeta/filósofo, la “imago” es siempre generadora de un “potens”; generadora de un poder ser.
Beatriz Santiago nos recuerda cómo Lezama, como parte de su Coloquio con Juan Ramón Jiménez, ya desde 1937 (a los 27 años) presenta al poeta de Moguer su idea sobre la posibilidad de la que llamaba una “teleología insular”. Tal teleología debería consistir en la posibilidad de establecer una sensibilidad espiritual característica de una identidad cubana específica y que a su vez pudiese constituirse como el fundamento para lograr insertarla como parte de cultura universal.23)
En la parte II de este ensayo abordaremos el tema de en qué sentido el Curso Délfico se relaciona con ese sistema poético propuesto por el poeta cubano y con un concepto de identidad y evolución histórico/cultural para Cuba y América Latina. En qué sentido en cuanto que el sistema sugiere una forma alterna de conocimiento podría constituirse como fundamento para su crítica no solo de las señales de decadencia en la cultura cubana sino también de las limitaciones del estéril academicismo de las universidades al igual que como punto de partida para su propuesta para alcanzar la “era de la posibilidad infinita”.
- Ciro Bianchi Ross. Diarios. José Lezama Lima. [1939-49/1956-58]. México: Ediciones Era, 1994. (P. 113 [↩]
- Jesús Marchamalo. Cortázar y los libros. Un paseo por la biblioteca del autor de Rayuela. Madrid: Ediciones Fórcola, 2011. (P. 11 [↩]
- Precisamente con el título de “El curso délfico” el ensayo está incluido en la colección, Biografía de un desayuno, de 2008. También puede consultarse en “Entrevista a Manuel Pereira”. Cubaencuentro http://www.Cubaencuentro.com [↩]
- Pereira Quintero. “Entrevista a Manuel Pereira”. Cubaencuentro http://www.Cubaencuentro.com [↩]
- Ciro Bianchi Ross. Así hablaba Lezama Lima. Entrevistas. La Habana: Instituto Cubano del Libro, 2013. (p. 249 [↩]
- Pablo Guadarrama González. José Martí: humanismo práctico y latinoamericanista. Santa Clara: Editorial Capiro, 2015. [↩]
- Pablo Guadarrama se refiere al ensayo de Diana Abad titulado, “La evolución ideológica de José Martí en el período de 1869 a 1871” que aparece en: Anuario del Centro de Estudios Martianos (14): 110, 1991. [↩]
- Citado en: Reynaldo González. Lezama Revisitado. La Habana: Editorial Letras Cubanas (Instituto Cubano del Libro), 2009. (p. 221 [↩]
- Ciro Bianchi Ross. Así hablaba Lezama Lima. Entrevistas. La Habana: Instituto Cubano del Libro, 2013. (p. 112 [↩]
- José Lezama Lima. Oppiano Licario. México: Ediciones Era, 1977. (p. 210 [↩]
- Iván González Cruz. Archivo de José Lezama Lima. Miscelánea. Madrid: Editorial Centro de Estudios Ramón Aceres, 1998. [↩]
- Citado en: Archivo de José Lezama Lima. Miscelánea (p. 107). En el segundo de los ensayos de esta serie comentaré sobre esta relación entre Lezama, el orfismo/pitagorismo, Platón y Kant. También sobre el uso que hace el pensador cubano de ciertos aspectos de la filosofía mística medieval y oriental. [↩]
- Diarios. José Lezama Lima. [1939-49/1956-58]. (p. 116 [↩]
- Entrevista con Fernando Martínez Laínez. “A todos soy deudor”. Ciro Bianchi Ross. Así hablaba Lezama Lima. Entrevistas. La Habana: Instituto Cubano del Libro, 2013. (p. 212 [↩]
- Ciro Bianchi Ross. Así hablaba Lezama Lima. Entrevistas. La Habana: Instituto Cubano del Libro, 2013. (p. 212 [↩]
- Martínez Laínez. P. 214 [↩]
- Ciro Bianchi Ross. “Asedio a Lezama Lima”. Así hablaba Lezama Lima. Entrevistas. (p.107 [↩]
- Citado en: Reynaldo González. Lezama Revisitado. (p. 33 [↩]
- Ciro Bianchi Ross. “Asedio a Lezama Lima”. Así hablaba Lezama Lima. Entrevistas. (p.105 [↩]
- Ciro Bianchi Ross. “Asedio a Lezama Lima”. Así hablaba Lezama Lima. Entrevistas. (p.105) y citado por Iván González Cruz. Archivo. (p. 307 [↩]
- Citado en: Archivo de José Lezama Lima. Miscelánea (p. 487 [↩]
- Olga Beatriz Santiago. “José Lezama Lima en Coloquio con Juan Ramón Jiménez”. http://ixcah.fahce.unlp.edu.ar (p. 4 [↩]
- Olga Beatriz Santiago. “José Lezama Lima en Coloquio con Juan Ramón Jiménez”. http://ixcah.fahce.unlp.edu.ar (p. 5 [↩]