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Inicio » 80grados+ Historia

El Fanguito y los Comunistas

José Anazagasty RodríguezJosé Anazagasty Rodríguez Publicado: 31 de enero de 2014



El Fanguito, for all its horrors, meant to these poor people at least a roof over their heads, their families’ being held together, a community solidarity with others in like misery, and a chance to earn an occasional dollar in the city.
–The Crime of El Fanguito de William Z. Foster

El Fanguito-Santurce-1947

Los primeros arrabales puertorriqueños aparecieron en la década de los veinte cuando miles de trabajadores agrícolas se desplazaron a las ciudades. Uno de los más notorios arrabales fue El Fanguito, ubicado al norte del Caño Martín Peña en Santurce, y tema del cuento “En el fondo del caño hay un negrito” de  José Luis González. Como muchos otros arrabales, El Fanguito se construyó sobre manglares y humedales “rescatados” y rellenados por sus residentes—pobres, indigentes y marginados—y sobre los cuales estos construyeron sus viviendas.

Un aspecto interesante en la historia de ese arrabal es su tránsito, como recurso simbólico de varias ideologías políticas a través de tiempo. En ellas El Fanguito era un signo de la pobreza extrema. Al destacar su uso como símbolo no pretendo negar la realidad material de la miseria que caracterizaba aquel arrabal. Se trataba, en efecto, de un espacio urbano pobre, marginado, insalubre  e inseguro poblado por desempleados y trabajadores pobres, muchos de ellos enfermos. Era una comunidad cuyos miembros  enfrentaban muchísimos problemas e injusticias socio-ambientales, así como la amenaza de ser removidos de El Fanguito. No obstante, el arrabal fue representado por diversos actores sociales de diversas formas y para distintos propósitos. Varios actores sociales le fijaron diversos significados, muchos producidos  en virtud de su pobreza y muchas veces mediados por diversos prejuicios y estereotipos. Efectivamente, los arrabales como El Fanguito, símbolo de pobreza, han sido movilizados por varios proyectos socio-políticos. Por ejemplo, en el contexto del proyecto colonialista estadounidense, rico en economías morales y prejuicios etnocentristas, lugares como El Fanguito eran signos de ocio e inmoralidad. Pero los arrabales como El Fanguito fueron un signo muy distinto para los proyectos socio-políticos de la izquierda, tanto en Puerto Rico como en Estados Unidos.

Para el populismo puertorriqueño de los treinta la representación de las condiciones de vida en El Fanguito fue activada para llamar la atención de los Estados Unidos, particularmente de los liberales rooseveltianos, y obtener ayuda económica para enfrentar la pobreza en Puerto Rico. Nos cuenta Aníbal Sepúlveda que Luis Muñoz Marín, quien en los treinta tenía importantes contactos en Washington, había solicitado atención inmediata a las ciudades puertorriqueñas, precisamente preocupado por arrabales como El Fanguito. De hecho, y en el contexto del Nuevo Trato, este le envió una carta a la Primera Dama estadounidense, Eleanor Roosevelt, informándole su visión para la Isla, en aquel entonces una visión aún populista y preocupada por la justicia social. Apelaba al compromiso de la primera dama con los pobres.  En 1934, el gobernador Winship recomendó la visita de la misma, la que arribó a Puerto Rico en marzo de ese año. Nos narra Sepúlveda que la Primera Dama se conmovió con la pobreza en la Isla, habiendo visitado varios arrabales, entre ellos El Fanguito. Junto con Eleanor Roosevelt llegó también Rexford Guy Tugwell, futuro gobernador de la isla, quien siguió a la señora Roosevelt por los arrabales de La Perla y El Fanguito. Sin duda, nos dice Sepúlveda, “…el espanto de la señora Roosevelt ante las condiciones de indigencia influyó en las posturas y las políticas públicas posteriores.”

Unos catorce años después, 1948, el gobierno local aprovechó la visita oficial del presidente Harry S. Truman para pasearlo cerca del famoso arrabal. Al presidente le acompañó el entonces gobernador Jesús T. Piñeiro. En otro vehículo iban el Almirante William J. Leahy, Julius Krugg y Luis Muñoz Marín. Varios años después de la visita de Eleanor Rooosevelt el arrabal seguía siendo movilizado como signo de pobreza extrema, movilizado para reclamar acción federal y apoyar el proyecto populista.

Algo que apenas se menciona es que El Fanguito, como símbolo de la pobreza extrema, también fue movilizado por los comunistas estadounidenses, particularmente William Z. Foster y Gus Hall, ambos importantes dirigentes del Partido Comunista, U.S.A.  El primero escribió una carta abierta dirigida precisamente al Presidente Truman. Tituló aquella carta The Crime of El Fanguito. Aquella carta narraba las memorias de su  visita a El Fanguito, expresando inclusive su respuesta emocional a aquella experiencia.  Describió su visita como impresionante y chocante, una que inclusive le indisponía:

The workers pressed us to come here and go there to see  ever-new horrors of El Fanguito. But after visiting the tragic  family of eleven, I couldn’t take any more of it. I was thoroughly sickened by the sight of babies being murdered by slow starvation, for the sake of American «free enterprise» and capitalist profits. On leaving, I promised the workers in this terrible slum that, as best I could, I would raise my voice in their behalf in the United States.

Según expresó Foster en su carta aquella experiencia le acompañaría por el resto de su vida.  Y en efecto debió impresionarlo y conmoverlo. Como líder comunista y sindicalista Foster se identificaba con los pobres y había vivido la crisis de los treinta. Además,  él mismo dejó la escuela a los 10 años para buscar empleo. Había sido obrero desde muy joven, uno que eventualmente se convirtió en un líder sindical militante, un experimentado huelguista, y miembro y líder de varias organizaciones sindicales y comunistas, lo que Antonio Gramsci hubiera llamado un “intelectual orgánico.”  Aunque no estaba ajeno a la pobreza es muy probable que nunca hubiese visto la extrema pobreza que observó en El Fanguito.

Foster significó el famoso arrabal como un lugar horrible, miserable, sucio, apestoso, desordenado, siniestro, infernal.  Lo describió como un cáncer social que se expandía por la Isla y que era además  un nuevo infierno dantesco. Inclusive apeló al tropo del jardín edénico, muchas veces movilizado por escritores estadounidenses para referirse al paisaje isleño, para afirmar que el potencial paraíso terminó convertido en un infierno verde. En uno de sus varios retratos del lugar describió el arrabal de la siguiente forma:

EI Fanguito is sprawled out over mosquito-infested, marsh- tide flats. The squatters’ houses arc thrown together of any material that comes to hand, and the shacks are incredibly over-crowded. Most of the places are unfit for hogs, much less for human beings. The houses have no toilet facilities, and there is no garbage collection. The water supply is entirely inadequate, consisting only of occasional community faucets, contrived by the people themselves. Whole areas are completely dark at night, having: no street lights, and many of the people are too poor even to buy kerosene lamps or candles. Most of the inhabitants’ homes are also practically destitute of furniture. There are not even streets in the horrible slum, except where the people themselves have carted in soil and rubbish to build up roadways of a sort.

Y continuó:

The whole place is an indescribable litter of garbage, tin cans, and other refuse. From it there exudes an all-pervading, sickening stench. But worst of all is the periodic flooding of the place by the filth-laden tide. To escape this disgusting deluge most of the shacks have been set up a foot or two above the ground, but many not so raised are repeatedly flooded by the unspeakable mess. Crazy foot bridges lead from one hovel to another.

Foster destacó además las carencias de los habitantes del arrabal y la salud de sus habitantes. Subrayó lo desnutrido que estaban y las enfermedades que los aquejaban: tuberculosis, malaria, bilharzia  y peligrosos parásitos.  Eran además analfabetos carentes de vestimentas, viviendas y muebles adecuados. La mayoría eran desempleados y aunque algunos trabajaban, sus salarios eran insuficientes para sostener adecuadamente a sus familias. En fin, Foster, como otros que habían movilizado la imagen de aquel arrabal, lo describía como un signo de indigencia. Lo hacía, por supuesto, con la intención de interpelar a sus lectores y como punto de partida para criticar el sistema capitalista estadounidense. Pero lo más chocante para Foster fue la solidaridad de los residentes del arrabal, reflejo de un gran sentido de comunidad:

One thing that struck me was the unconquerable tendency of the people to make the best of a bad situation, by sharing their meager substance with those who were in even direr  distress, by fighting to keep clean under impossibly dirty conditions, by brightening up their hovels with flowers and paint, and by their heroically impossible efforts to build a lighting system and a series of streets with their own too slim resources.

Le impresionó que aun en el contexto de tanta adversidad los residentes prefirieran vivir allí que ser removidos por el gobierno:

The most terrible of all my experiences in EI Fanguito however, was the workers’ answer to our question as to what could be done to improve their horrible situation. With one voice the two or three dozen who were there gathered about us declared that most of all the poverty-stricken thousands wanted to be assured of the right to remain in El Fanguito. On this demand they were all united. Food they wanted and medicine, and water, and lights, and streets, and schools, and especially they wanted a dike to hold back the frightful Hood  of filth that periodically engulfs them—but most of all, they wanted the right to live in this terrible slum.

La carta de Foster, abierta y por ello pública, fue también retórica, un ejercicio dirigido a denunciar el problema de los arrabales y la pobreza en Puerto Rico y también persuadir a los lectores estadounidenses de la necesidad de actuar contra la pobreza en la Isla, faena  prometida por Foster a los moradores de El Fanguito: “On leaving, I promised the workers in this terrible slum that, as best I could, I would raise my voice in their behalf in the United States.”

La carta, mediada por el proyecto socio-político de Foster, la realización de una América Soviética, era abiertamente anti-capitalista, anti-imperialista y anti-colonialista. El Fanguito no era para él un símbolo de miseria extrema solamente. Era ejemplo de la miseria extrema producto del imperialismo y colonialismo estadounidense, y por ello, de la explotación capitalista: “It is the worst of the several huge slums festering in the body of the Puerto Rican capital, and it is perhaps the most terrible destitution area in the whole western  world. El Fanguito, meaning in English, «The Mudhole,» is the very symbol of human misery, exploitation and despair. It is also, no less, the symbol of American colonial domination over Puerto Rico.”

El Fanguito era pre-texto, el punto de partida de Foster para su crítica del imperialismo estadounidense. Fue la elaboración, fundamentada en la situación lamentable del arrabal, de una crítica comunista  de la relación colonial entre Puerto Rico y Estados Unidos y, por supuesto, del capital estadounidense en la Isla. El Fanguito representaba en aquella carta un prototipo nefasto de las consecuencias de la expansión capitalista alrededor del mundo, lo que podían esperar los habitantes de cualquier parte del mundo en donde se propagara el capitalismo estadounidense, incluyendo América Latina. Y señaló, reflejando la confianza comunista de la época en la caída del capitalismo: “Capitalism’s imperialist wars of exploitation have laid the world in ruins, and have forced a billion people into a deepening starvation. All that dying world capitalism has to offer humanity is EI Fanguito, the «Mudhole,» on an ever-widening scale.”

Objeto de aquella crítica eran particularmente las empresas azucareras, para Foster responsables de la pobreza y desplazamiento de los pobres rurales a los arrabales urbanos.  Se trataba entonces de una interpretación marxista-leninista estándar de la relación colonial entre Puerto Rico y Estados Unidos. De hecho, y como ya sugerí, Foster era un fuerte defensor del proyecto soviético, aun bajo Joseph Stalin. En aquel entonces Puerto Rico era aún parte del imperio directo estadounidense, por lo que su condición era muy similar a la de las colonias clásicas. De ahí y que constantemente a lo largo de la carta Foster acusara al presidente Truman de dictador. Explica también por qué consideraba al gobierno estadounidense, administrador directo de la colonia, responsable inmediato de las lamentables condiciones de los ciudadanos estadounidenses que vivían en El Fanguito. De hecho, en la carta reiteró la ciudadanía estadounidense de los puertorriqueños.

Las autoridades gubernamentales estadounidense no eran  las únicas responsables. Los ciudadanos estadounidenses que no actuaran para terminar la relación colonial con Puerto Rico también lo eran. No hacerlo era perpetuar  el colonialismo y con ello los arrabales y la pobreza de lugares como El Fanguito. Al no actuar en contra de la pobreza, se hacían cómplices del crimen de El Fanguito. Exhortaba a sus lectores a actuar en contra del colonialismo, apelando a su sentido de culpa y responsabilidad. La militancia de Foster era evidente.  De la misma forma atacó a Truman, denunciando su indiferencia ante los puertorriqueños y el cinismo de sus expresiones durante su visita a la Isla, donde el mandatario expresó que demasiadas veces el gobierno federal dirigía su mirada a los problemas de Puerto Rico. Inclusive lo contrastó desfavorablemente con el Presidente Roosevelt.  Sin embargo, las políticas del Nuevo Trato en Puerto Rico también fueron criticadas por Foster:

The great shame of the United States is that it has not only permitted its capitalists to rob the Puerto Rican people without limits, but it also stubbornly refuses to grant them the most elementary economic and political reforms. Under Governor Tugwell’s regime some efforts were made to introduce some phases of New Deal legislation into Puerto Rico, but  even these limited measures were fought as sheer Bolshevism by the Sugar Trust and its many lackeys in Congress.

Por supuesto, las críticas a la llamada Doctrina Truman, que Foster destinó al fracaso,  también estaban presentes en su carta:

In defense of Wall Street’s war plans of imperialist domination of the world, American reactionaries— tongue in cheek —are expressing very great concern about establishing democracy and prosperity in Greece, Korea, the Balkans, China and many other countries. Why not, then, grant this democracy and prosperity to Puerto Rico, right at our own front doorstep? The Voice of America radio is blaring forth to the world about the glories of American capitalism. I suggest, therefore, Mr. President, that the story of Puerto Rico be added to its program.

Foster, unido a los reclamos de los comunistas locales, proponía como proyecto anti-colonial la independencia de Puerto Rico. Proponía también el retiro total de las fuerzas armadas estadounidenses y el apoyo económico de los Estados Unidos a la industrialización de la Isla.

En 1948, el mismo año en que publicó la carta, Foster y muchos de los miembros del Partido Comunista fueron acusados por el gobierno federal, amparado en el Smith Act, de actividades subversivas. Foster estaba muy enfermo y no se tomó acción legal contra él. El Partido Comunista resultó muy afectado por el proceso y operó varios años desde el clandestinaje. Foster se retiró en 1957, dándole paso al liderato de Gus Hall. Murió en Moscú en 1961. Más de dos décadas después de publicada la carta de Foster, 1972, el nuevo líder del Partido Comunista, Gus Hall, retomó El Fanguito en “The Colonial Plunder of Puerto Rico,” publicado primero en Political Affairs y luego como un capítulo en su libro Imperialism Today: An Evaluation of Major Issues and Events of Our Time. Para los comunistas de los setenta El Fanguito  continuaba siendo un signo de gran pobreza, consecuencia funesta del imperialismo estadounidense.

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El FanguitoEleanor RooseveltLuis Muñoz MarínThe Crime of El Fanguito


José Anazagasty Rodríguez
Autores

José Anazagasty Rodríguez

Es Catedrático Asociado en el programa de Sociología del Departamento de Ciencias Sociales de la Universidad de Puerto Rico, Recinto Universitario de Mayagüez. Es especialista en sociología ambiental, estudios americanos y teoría social, y ha realizado investigaciones en la retórica imperialista estadounidense y la producción capitalista de la naturaleza en Puerto Rico. Es co-editor, con Mario R. Cancel, de los libros "We the people: la representación americana de los puertorriqueños 1898-1926 (2008)" y "Porto Rico: hecho en Estados Unidos (2011)".

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