El No, gran atractor
El Gran Atractor es una anomalía gravitacional en el espacio intergaláctico, en el centro del supercúmulo de Virgo, que arrastra a las galaxias a lo largo de una región de millones de años luz.
Sin embargo, los varios miles de votantes que fueron atraídos por el No en el pasado referendum sobre la fianza y la reforma legislativa sí me emocionaron. Coreábamos fuerte y alegremente “Victoria, victoria, victoria pá la historia” y con gran emoción aquella noche en el Colegio de Abogados.
Afuera, aquello estaba lleno de gente. En la avenida había cientos de personas saludando a los muchos carros que se detenían alegres, contentísimos.
¡Habíamos ganado! ¡Ganado! Faltaron banderas. Debimos haber mandado a hacer banderas del No para que acariciaran el viento y la victoria. Hubiese sido más bonito. Pá la próxima.
Son tan pocas las veces que ganamos que parecía increíble y por lo tanto más emocionante.
Pero, ¿y por qué ganamos?
Mucha gente ha mencionado la unidad en la diversidad de muchos grupos, personalidades e instituciones como la razón del triunfo del No. Y ya probado que se puede, entusiasmadamente proponen que debemos hacer lo mismo en una alianza grande que resuelva políticamente los problemas del país arrebatándole el poder a los dos partidos que se lo turnan.
Y es cierto, esa múltiple diversidad de alguna manera se articuló unitariamente alrededor del No con mucha autonomía y creatividad.
Otros proponen que fueron las redes sociales de internet las que facilitaron que las multitudes rizomáticamente lograran lo que las organizaciones de izquierda, comunitarias y progresistas más tradicionales no han logrado: unidad de propósito y de acción.
Y aunque es cierto que las redes sociales tuvieron un rol importantísimo, no creo que sean suficiente explicación para el triunfo del No. Sería como decir que la Revolución Americana se debió a la imprenta y a folletos como “Common Sense” de Thomas Paine principalmente.
El gran atractor del No atrajo a muchos y muchas que de otra manera no se hubieran unido. Podrá parecer una cantinflada, pero creo que el No logró unir mucha gente diversa por la pregunta misma. Porque la controversia se decidía entre un No y un Sí.
Hacer campaña por el No, por ese –No, gran atractor- al que cada uno le imponía un significado, permitía
- que Luis, PNP molesto con Fortuño, de Quebradillas, pusiera un meme en facebook exhortando a votar por el No;
- que Maricusa del PPT repartiera propaganda en las luces 6 horas corridas para detener el fascismo del PNP;
- que Junito de Vista Hermosa arengara encojonáo a sus panas en la cancha porque a quienes iban a coger presos sin fianza era a los de caserío;
- que Marcela, la activista de derechos humanos, participara de la misa en Gurabo donde el cura predicó en contra de la limitación a la fianza;
- que el oficinista 2 de Obras Públicas se pusiera un botón con el No bien grande en su lugar de trabajo;
- que el abogado constitucionalista disertara en la radio sobre la desproporción que crearía la reforma legislativa;
- que la representante del obispo católico fuera adoptada como abuelita militante de los jóvenes universitarios exlíderes de la huelga de la Iupi en sus marchas por los caseríos y barriadas;
- que funcionarios de colegio del MUS, PPT, PIP, PPR y observadores del PPD independientemente de su liderato coordinaran cómo defender los votos en los colegios;
¿De verdad creemos que esa “unidad” hubiese podido ser posible si hubiésemos tenido que ir a mil reuniones para establecer una estrategia común y única?
Adhiriéndose a la contundente simpleza maniquea del No surgió una cierta creativa ambigüedad que permitió que en el camino uno pudiera apoyar el No a pesar de que ex jueces poco democráticos, políticos oportunistas, jefes de policía represivos, militantes fundamentalistas, narcotraficantes, fiadores inescrupulosos e izquierdosos autoritarios (sólo para mencionar con quienes se tienen diferencias) lo apoyaran.
El gran atractor del No, fue el No mismo. Fue la pregunta ineludible de decidir entre un Sí o un No.
En nuestra historia hemos tenido varias instancias similares. En el Referéndum del 8 de diciembre de 1991 ganó un No, en el Referéndum de Enmiendas a la Constitución de Puerto Rico del 6 de noviembre de 1994 ganó un No, en la Consulta Vieques 29-Jul-2001 ganó la terminación inmediata y permanente de las prácticas militares y bombardeos de la Marina en Vieques (equivalente a un No) sobre la continuación de los bombardeo (equivalente a un Sí), y en el Referéndum Sobre El Sistema Cameral 2005 ganó un Sí.
Lo triste es que esas preguntas siempre han sido propuestas por el estado a los ciudadanos. Nunca los ciudadanos hemos podido proponer nosotros y nosotras las preguntas. Por eso es que casi siempre nos toca apoyar el No.
Existe una manera de remediar esto. Por años he hablado en distintos foros sobre la Iniciativa.
La Iniciativa es el procedimiento mediante el cual cualquier ciudadano puede someter cualquier asunto a una votación. Sólo tendría que someter el asunto a la Comisión Estatal de Elecciones para que lo registre y luego debe recoger un porciento de firmas para entonces llevar a cabo una consulta electoral sobre el asunto. Si es aprobado se convierte en ley. No puede ser vetado por el gobernador ni enmendado por la legislatura. Es legislación ciudadana y directa. También se podrían proponer enmiendas a la Constitución.
Con este mecanismo podríamos utilizar el gran atractor del No, o del Sí, para aprobar leyes para medicalizar las drogas, preservar terrenos y recursos, abandonar el petróleo y usar fuentes de energía sustentables, proteger los derechos humanos de la comunidad LGTB, rehacer el fideicomiso de tierras del Caño Martín Peña, etc.
Con ese mecanismo sí podríamos construir grandes alianzas como la del reciente triunfo del No por su, repito, simpleza maniquea y su ambigua creatividad.