El verano del odio
En momentos en que el mensaje de economistas como Krugman, Stiglitz, y Piketty sobre la inequidad entre los ingresos de los dueños del capital y el resto de los seres humanos es más claro que nunca, la política de Estados Unidos se sigue deteriorando en una de irracionalidad y odio. La semana antes del comienzo de las vacaciones del Congreso, una fuerte ola de odio surgió en Washington de parte de los derechistas republicanos más extremistas, no solo obstaculizando la reforma de las leyes de inmigración, sino echándolas hacia atrás, sin piedad.
Desde julio, cuando la exgobernadora de Alaska, Sarah Palin, hizo unas declaraciones en las que denunció la presidencia de Barack Obama como “imperial”, los republicanos de la derecha y del centro amenazan con impugnarlo. Unas dos semanas después, el presidente de la cámara de representantes John Boehner demandó a Obama, acusándolo de abusar de su poder, un gesto denominado como “impeachment lite” por la Casa Blanca. Como si eso no bastara, el representante de Iowa Steve King dijo que Obama debería ser impugnado si hace una orden ejecutiva para proteger a los inmigrantes luego de meses de inacción porparte de la Cámara de Representantes que no acaba de pasar una ley de reforma migratoria.
Por varios meses, los republicanos han repetido sus ataques contra Obama, enfocándose en dos asuntos: la ley de reforma de salud y el control de la inmigración. Hasta los famosos Koch Brothers han donado millones de dólares a un nuevo grupo de hispanos conservadores, llamado el Libre Initiative, que aparecen en los talk shows de televisión y las páginas de opinión en varias publicaciones denunciando el Obamacare como un fracaso monumental. El asunto de la inmigración ha llevado a ciertos sectores a la histeria, con los derechistas acusando a la administración de ser vaga en el control migratorio a pesar de que las cifras de deportación de indocumentados son más altas que nunca antes. Algunos dicen que los inmigrantes no solo son asesinos o narcotraficantes, sino que también son terroristas musulmanes.
Todo esto resultó en una manifestación el mes pasado en Murieta, California, en donde varios grupos anti-inmigrantes protestaron agresivamente ante una guagua que llevaba niños de Centro América que llegan escapando de la violencia en países como Honduras, países cuyos gobiernos represivos y corruptos cuentan con el apoyo de Estados Unidos. Esta tendencia a manipular la clase media y obrera con la indignación contra los inmigrantes –que no son solamente de América Latina– se ha combinado con la obsesión de parte de los republicanos con “the rule of law.”
En este video se ve una confrontación entre Erika Andiola y César Vargas, dos indocumentados y también “dreamers” (hijos de inmigrantes que llegaron a Estados Unidos siendo niños y protegidos por una ley llamada DACA -Deferred Action for Childhood Arrivals). La ley que pasó la Cámara antes de las vacaciones suspendió a DACA, y en el video Andiola y Vargas preguntan por qué. La respuesta de King degenera rápidamente en un intercambio desagradable, en el cual les dice que deben largarse ya a su país natal. –“¡Viniste de un país sin ley, no importes la anarquía a Estados Unidos!”
Resulta que, por supuesto, la ley pasada por la Cámara de Representantes no va a ser aprobada por el Senado, ni, por supuesto, el Ejecutivo. Y la manía con la impugnación ha sido tan criticada, y hasta puesta en ridículo, por los portavoces demócratas que ahora los republicanos y hasta el propio Fox News están acusando a los demócratas de inventársela.
Parece que a los republicanos no les importa que más nunca van a atraer el voto latino, ni que su actitud hacia los inmigrantes indocumentados nos afecta a todos los latinos independientemente de nuestro estatus legal, por la imagen negativa que se crea de todos. Marco Rubio y Ted Cruz representarán lo absurdo de que un latino se dedique a trabajar por un partido que ha usado el fomento del racismo contra los latinos como una de sus estrategias más básicas.
Entonces es evidente que esta estrategia de impugnación y fomento de odio es una que solamente tiene sentido cuando la economía prácticamente no crece y la gente se pasa buscando a quién echarle la culpa. La obsesión con «the rule of law» en un momento histórico cuando contingentes humanos que se cuentan por miles –los inmigrantes– se les tilda de criminales, nos pone en una situación intolerable. Hay en realidad una crisis humanitaria provocada por niños refugiados de Centro América–una situación que se puede decir fue causada por la inútil Guerra Contra Las Drogas y la negligente política exterior de los Estados Unidos en Centroamérica. Para los militantes de la política del odio, los niños refugiados de Centroamérica se ven como un complot para sacar provecho del gobierno norteamericano, de robar la ciudadanía y beneficios del estado. Con la bandera en la mano, este odio que sigue creciendo, inflamado por una política de miedo e intolerancia