Esto no es un readymade

La curadora, María José Chavarría, presenta la muestra como un acto de fe en el arte como generador de cambios profundos en las sociedades, un acto de fe basado “en la perseverancia y en el intento constante de lograr modificar lo inalterable”.
La exposición consta de una serie de objetos y vídeos que aluden a las políticas postcoloniales que afectan a asuntos económicos, políticos y sociales de Centroamérica y el Caribe, región que se ha visto y se ve afectada de forma determinante por los modelos que favorecen los intereses de las grandes potencias. Ibarra reflexiona a través de ellos sobre la realidad de Puerto Rico como país colonizado y esta reflexión la hace extensiva a los demás países de la zona que, aunque son repúblicas desde un punto de vista institucional, en realidad tienen todos los síntomas de un país colonizado.
Los objetos de Ibarra distan mucho de ser readymades, aunque en apariencia lo sean: una pala, un ancla, un adoquín, un látigo. Los readymades, ampliamente usados por Marcel Duchamp, son objetos intrascendentes producidos industrialmente, en masa, que el artista no crea, sino que elige. Provocativamente, Duchamp colocaba una pala o un inodoro en una galería de arte: esa descontextualización es la que produce en el espectador desconcierto y una pregunta básica, sobre qué es arte y a qué nos referimos cuando hablamos de una obra de arte.
Las obras de Karlo no son casuales, ni aleatorias, ni absurdas, como podría ser un readymade, ya que todas ellas desencadenan en el espectador una cascada de preguntas que nos impelen a reflexionar sobre el mundo que nos rodea.
La pieza titulada Contrapeso consiste en un ancla de almirantazgo sacada de altamar de la parte Caribeña de Costa Rica (esa parte que muchos costarricenses niegan y que está fuertemente vinculada al tráfico de drogas). El ancla va agarrada al libro Las venas abiertas de América latina de Galeano. El ancla adquiere una importancia histórica, es un objeto que tiene memoria, y el libro no es cualquier edición, sino la de 1971, conseguida en La Habana, año perverso en el que fue censurado en las distintas dictaduras de Latinoamérica. El ensamblaje de los dos objetos tiene un profundo significado político.
Equipaje, una pieza bastante sencilla en apariencia que consta de un adoquín original del Viejo San Juan, que data de los tiempos de la colonización española, y una agarradera de maleta. El título se refiere a la carga proveniente de una de las primeras ciudades fundadas de las América y encontrada en la casa de Juan Ponce de León, que el artista lleva al Museo. Se trata de un autorretrato que expresa de forma inteligente y poética la herencia colonial.
La silla es un vídeo que ilustra el proceso cíclico de alternancia de partidos. Se utiliza aquí un juego tradicional en el que los participantes deben estar atentos para no perder su silla cuando pare la música. De manera perversa y lúdica a la vez, se refiere a la repetición del círculo vicioso del bipartidismo que domina la arena política de Puerto Rico, pero no se aleja de la realidad que viven otros países de la región.
Prototaxis es una pala que tiene calado el mapa de Centroamérica y del Caribe. La idea de esta pieza consiste en anular la función de este objeto usado en la agricultura y hacer que el producto que se intente recoger caiga a través del registro cartográfico en una clara intención de hacer que la tierra llore.
Karlo A. Ibarra es, además, un magnífico poeta. La lectura del poema Mapa #2 es un hilo imprescindible para comprender la profundidad ideológica de sus obras.
Un mapa es una comuna de recuerdos
una identidad inflamada, una historia que llega tarde,
porque tarde siempre llegamos,
a nuestra triste trayectoria soleada.
Un mapa es una comunidad de arrugas,
una generación de corazones a largo plazo,
un conjunto de manos al aire, (calibradas)
izadas como banderas a media asta,
en plena celebración de la tristeza.
Un mapa es una colección de polvo amaestrado
que cuando muere, vive mas,
un sorteo de cariño tradicional,
donde nos hacemos de la vista larga,
es este país, … el mío al norte del deseo,
esta cordillera central en donde escribo.
Es el sol que aprende a disecar miradas, como una colección
de sangre acumulada, de playas bautizadas al ritmo de conciencia colectiva,
de memoria flanqueada,
de historia cítrica,
de odio clínico,
de estupor anónimo