Far West
Con ilustraciones de Lorraine Rodríguez
Hombre,
regrese a su bosque porque tiene un cisticerco
en el cerebro,
como en una madriguera
que no compré sin el pan de mi frente.
País, no coma fresas
en la autopista, por los cisticercos.
Fresas, no sean suburbio.
Atlántico, no sea isla.
Papá, no seas güero.
Turista, sea canoso y tampoco coma fresas.
Blanca, no sea mustia.
Ciales, no sea miedo.
Pastelero, atraviese Madrid.
Dulces, vayan en metro.
Padre, nadie le dijo que salve su país.
País, no coma fresas,
comoquiera
padre se muerde. Agricultores,
venden en la autopista.
Cisticercos, no sean casa.
Será él el hombre gato de los brazos tatuados
con corazón de líneas.
Busca una mujer para lamerle el ojo.
Se lo lame.
La mujer se da la vuelta en la cama.
Le lame el ojo.
La mujer le enseña los dientes.
Ambos lo agradecen.
Mujer y hombre gato se cubren de almohadones.
Hacen un enorme globo con las tripas al aire.
Una mujer de pequeñas láminas.
Un gato con dientes de leche.
Un amor sin muchos territorios dentro.
Se cortó su cometa largo
que le crecía desde los doce
cuando soltó aquel juguete de súper hombre.
Se cortó su trenza de gótico-heavy metal.
y se fugó en un navío sin anclas.
Laberinto que eres el deseo de héroes anónimos.
El salvavidas antes de abrazar el librero.
Mi hermano se fue a la guerra.
Vamos mejor al escondite de palma ahuecada
llena de ratones y aparatos plásticos hechos en China.
Vamos mejor a lanzar lagartijos en cohetes
en los campos de béisbol.
Hagamos pajaritos a volar en el agua
hasta entibiecer
lo que quedó del cometa largo.
Estás aquí infancia despeluzándome
con fotos de helicópteros asistiendo
soldados ciegos en escuelas vacías.
Fábula chechena
Hay un niño escondido dentro de un bote.
Parece un niño tranquilo,
pero explotó las pisadas de un puñado de cachorros.
Hizo llorar a las niñas de los buenos vecindarios.
El niño naufraga.
Se llena el interior de la barquita con su propia sangre
como de la herida de su madre.
El niño llora la muerte de su hermano
y se pregunta la diferencia
entre el dolor y el dolor.
En el interior de la barca
su capucha es una escafandra
que lo sumerge en la profunda luminiscencia de lo vasto.
El niño se ve niño siguiendo al hermano
a comprar dedos de novia.
Calla el niño dentro del bote y reza
porque Sherezada distraiga a todos los periodistas
a las afueras del navío encallado.
El bote es una tumba.
Encierra el calor que percibe el helicóptero
con sus ojos infrarrojos como un buitre al acecho.
Arrasado por tanto amor y tanto odio,
siguiendo el rastro de la sangre del hermano,
te imagino niño queriendo morir en la camilla fría
de un hospital público
custodiada por monstruos marinos.
La guerra se acerca.
Mi hermano la ve a distancia.
Imán amnésico.
Imán Elena que no sabe cabalgar caballos.
Imán Elena que no nos ama.
Imán Elena,
amor de bucanero ahogado.
El amor está agujereado,
Imán inversa.
Imán Elena,
deja que te arropen las olas tifoneadas.
Imán, imancita, por qué
nunca acabas de morirte.
Imán Elena.
Niña bicéfala,
su casa es el cascarón de un huevo.
No es dos emergencias.
Es una serpiente radioactiva.
Un pez de fuego.
La cortan hasta el infinito,
le ponen etiquetas de ciborg.
Niña de dos cabezas,
criatura dicotiledona,
niégate a tomar dos exámenes de conducir
y emerge del eco de tu hermana que eres,
minotaura de neón.