Imperios
Los imperios, las colonias y neo colonias son un conjunto de relaciones desiguales en los ámbitos económico, político, militar y cultural. Los sectores dominantes de los imperios extraen excedente económico de las colonias y neo colonias. Este es fruto del intercambio desigual de trabajo excedente, de las reducidas rentas del uso de la tierra para la agricultura, la extracción de minerales y petróleo, de las elevadas rentas tecnológicas, los elevados precios de las mercancías importadas y los intereses de los préstamos controlados por oligopolios. La sobrepoblación relativa, que se manifiesta como desempleo, subempleo, actividades comerciales precarias, venta ilegal de drogas, además de la emigración de la fuerza de trabajo, el endeudamiento de las administraciones de las colonias y los estados neocoloniales, son componentes típicos de esas relaciones de intercambio económico desigual.
La superación de esas relaciones sociales, económicas, políticas, militares, culturales, de colonias y neo colonias e imperios es un imperativo para el desarrollo de los pueblos. Una de las primeras acciones que hay que tomar es el repudio de las deudas sucias, ilegítimas, plagadas de fraude y corrupción, tomadas por políticos inescrupulosos a nombre de los pueblos. Esas deudas no existen, han sido pagadas con creces con las enormes ganancias extraídas por los oligopolios de los imperios. Si las quieren reconocer que las paguen los bancos centrales, las financieras transnacionales, las desacreditadas casas de acreditación, los especuladores de los imperios. Ese es el derrotero de las luchas sociales de avanzada en Perú, Argentina, Bolivia, España, Francia, Italia, Grecia, Portugal, Venezuela y debe serlo en Puerto Rico.
Existe el precedente de Perú en 1824. En la negociación tras la victoria en la batalla de Ayacucho, Antonio José de Sucre respondió al planteamiento de una supuesta deuda con el imperio español: “El Congreso del Perú resolverá sobre este artículo lo que convenga a los intereses de la República”. En 1898 ante un reclamo de deuda de Cuba con España, representantes de la Universidad de la Habana plantearon: “Han sido jamás consultados los habitantes que están interesados en este asunto”? El gobierno imperial de EUA utilizó este mismo planteamiento en la negociación con España en París en 1898 para rechazar la propuesta de España.
Con respecto a este mismo asunto el gobierno imperial de EUA ha señalado que cuando compró el territorio de Luisiana a Francia, Florida a España y Alaska a Rusia, las deudas, si algunas, fueron absorbidas por los estados vendedores. Hace pocos años EUA le impuso a los acreedores Europeos la eliminación de la deuda de Irak, por haber sido contraída por lo que llamaron un estado dictatorial. ( F. del Corro, Agencia Latinoamericana de Información, 11/12/2009)
El concepto de deuda sucia o ilegítima fue usado por el gobierno de Ecuador hace poco para rechazar una parte de la llamada deuda exterior porque fue resultado del fraude, la corrupción, sin participación efectiva del pueblo. Como resultado de esta acción bajaron los precios de los bonos controlados por el capital externo y el gobierno de Ecuador compró 3,000 millones de dólares de la llamada deuda, con 800 millones de dólares. El gobierno Argentino ha planteado algo similar con respecto a las deudas de las dictaduras.
Otra acción necesaria en Puerto Rico es la imposición de contribuciones más elevadas al capital industrial, comercial, bancario, financiero, especulativo, del exterior. Una parte importante de esos recaudos tiene que ser reinvertida en actividades productivas para llenar necesidades del pueblo y para la exportación. Habrá que hacer cirugía mayor al resto del sistema contributivo para que paguen más los que más tienen. La inversión efectiva en la salud, la educación, la energía renovable, la transportación colectiva, es ineludible.
El poder para negociar tratados políticos y económicos con otros países, que incluya, desde luego, terminar con la aplicación de las leyes de cabotaje, romper el cerco del comercio interestatal y arancelario de EUA, es un requisito para la superación de la depresión económica que nos atenaza. Lo que han propuesto los bonistas, los políticos electorales tradicionales y otros representantes del gran capital, ha conllevado el empobrecimiento de los trabajadores y la emigración masiva de la fuerza de trabajo. La confiscación de las propiedades del pueblo, el incremento de la violencia individual, el deterioro de la salud, la educación, la transportación, la recreación, la cultura, sería el futuro inescapable.
El capital es una relación económica amoral y sin patria. Su lógica es su propio incremento, la acumulación fruto del trabajo excedente de los asalariados, la transferencia de valor a través del mercado, el cobro de intereses por préstamos, la especulación y el intercambio desigual planteado. Del capital no puede esperarse solidaridad y justicia. Hay que luchar por superarlo.
Los pueblos de las colonias y neo colonias no le deben nada a los oligopolios y los estados de los imperios. Estos pueblos han sido forzados por medios militares, políticos, económicos y culturales al dominio de los imperios y su capital oligopòlico. Es necesario romper esas relaciones desiguales para optar por la solidaridad, la justicia, la igualdad de los pueblos. Son los oligopolios y el estado imperial de EUA los que tienen una deuda con el pueblo de Puerto Rico, por 117 años de dominación y extracción de excedente económico.
Los humanos somos una especie. No hay pueblos inferiores o superiores. Los pueblos coloniales y neocoloniales tenemos la misma biología que los capitalistas de los imperios. Las mujeres, los hombres, los africanos, los asiáticos, los europeos, somos fruto del mismo proceso de evolución biológica. Los trabajadores asalariados, los campesinos, los capitalistas son producto de los mismos procesos genéticos. La desigualdad es un producto social. La igualdad será un producto de complejos y tortuosos procesos histórico sociales en relación con la naturaleza.
Las relaciones naturales y sociales son inseparables. Las relaciones sociales- políticas, económicas, culturales – determinan la manera como nos relacionamos dentro de la naturaleza. Mientras predominen las relaciones del capital y la colonia-imperio no podrá haber una relación apropiada de los humanos en los ámbitos naturales y sociales del ambiente. La separación de terrenos en reservas por una elite naturalista excluye la interacción y educación del pueblo en la naturaleza. Contradice la planificación participativa.
El pueblo superará la necesidad y la desigualdad en la organización solidaria, combativa, con profundo conocimiento de los ámbitos naturales y sociales del ambiente. Es hora de afirmar nuestra radical humanidad colectiva y transformarla a través de la práctica y la reflexión diversa, con derroteros convergentes.