La pornografía, “expresión de violencia femenina”
Cuando la historia real de Linda Lovelace «explotó» en los medios de comunicación, nadie pensó que aquella mujer que había proyectado y evocado tanto placer sexual en las pantallas de cine, pudiera haber sufrido tantos abusos. Linda Lovelace, -cuyo nombre real fue Linda Boreman– fue la protagonista de Garganta Profunda o Deep Throat – 1972-, la película pornográfica más controversial y famosa de la historia .
La película recaudó más de cinco mil millones de dólares, y convirtió el cine pornográfico en uno «chic», tanto así que fue exhibida en todo tipo de cines en los Estados Unidos. El inocente y dulce rostro de Lovelace, que se contraponía al erótico acto de introducirse un pene hasta el final de la garganta, se convirtió en un espectáculo mediático irresistible. La prensa le perseguía y Lovelace -que hacia su aparición siempre flanqueada por su marido Chuck Traynor– repetía una y otra vez, lo «liberadora» que había sido la experiencia de hacer «Garganta Profunda». Sin embargo, detrás de la felicidad de Lovelace y su aparente vida de lujos se escondía la cruenta realidad que años después confesara.
Linda Boreman fue descubierta por un productor amateur de películas pornográficas (Gerard Damiano), mientras hacía «performances» de prostitución en público coaccionada por su marido. Damiano fue uno de los tantos hombres que hicieron fila para que una arrodillada Boreman le practicara su truco de felación llamado popularmente el «sword swallower trick» (truco traga-espada). Su marido recibía cuantiosas sumas de dinero mientras Linda era abusada, mancillada, violentada, y amenazada por él, para practicar esa y otras muchas aberrantes acciones. Tiempo después, una Linda abusada, sombra de lo que había sido, vilmente mutilada, contaba entre llanto todas las veces que intentó huir del tormento al que era sometida; y del cual todos quienes trabajaban con ella en la industria pornográfica, tenían conocimiento pero no hacían nada.
Esta mujer se convirtió en la primera víctima pública de la industria cinematográfica de la pornografía. Fue un personaje creado a punta de pistolas que apuntaban a su cabeza, palizas que la dejaban completamente amoratada. Si se negaba a realizar las películas o a prostituirse, era sometida también a actos de sodomía que le causaban los más profundos dolores.
Lo que se presencia en estos filmes es pura inequidad en la participación, abuso del poder y dominio por parte del hombre sobre la fémina. Puede ser la utilización de varas, látigos, cadenas, sogas, frenos de caballo y otros artefactos, algo muy excitante para algunos. Pero esta exhibición de placer «hardcoroso» sólo nos presenta la humillación que vive la mujer que lo ejecuta.
La idea errónea de que la agresión es un elemento natural de la sexualidad del varón y que la feminidad es sinónimo de pasividad, es lo que destilan estas películas que son mercadeadas masivamente. Las imágenes de mujeres gimiendo y gritando, cuyas expresiones faciales denotan dolor, es una escena que se repite una y otra vez en estos filmes. El hombre utiliza su pene como un arma, infligiendo golpes, en lugar de utilizarlo como una parte que proporciona placer a la compañera.
En estas películas las mujeres no hacen el amor, no hay empatía ni compartir mutuo. «Everyone that watches «Deep Throat» is watching me being raped», decía Lovelace en entrevistas.