En Violencia y Revolución en la Política de la Liberación, Gabriel Salazar Herrera explora la violencia como motor de cambio, pero lo hace con la crudeza de quien ha visto la desesperanza de frente. Desde un rincón olvidado, reflexiona sobre la violencia en el marco de la justicia, evocando figuras revolucionarias como el Subcomandante Marcos y el «Che» Guevara, con un pulso firme que desmitifica el romanticismo de la guerra. Para él, la violencia, por muy divina o legítima que se proclame, siempre deja cicatrices; pero el amor, ese necio motor humano, se convierte en la única alternativa revolucionaria.