La ventana FIBA en el Coliseo Roberto Clemente
El triunfo de un país en reconstrucción
Como parte del proceso de sanación colectiva durante el primer año del azote del huracán María en Puerto Rico, el deporte ha sido uno de los principales instrumentos que ha permitido a la población mirar al futuro con optimismo y continuar luchando por un mejor porvenir para los hijos e hijas de Borinquen.En la noche del viernes 14 de septiembre, la Selección Nacional de Baloncesto de Puerto Rico en la rama masculina participó de un partido clasificatorio a la Copa del Mundo de la Federación Internacional de Baloncesto (FIBA). El rival de turno fue Panamá y el juego se llevó a cabo en el icónico Coliseo Roberto Clemente de San Juan. El enfrentamiento marcó el inicio de la segunda ronda de las ventanas clasificatorias que organiza la FIBA en todas las regiones del planeta.
Ante miles de personas, los denominados “12 Magníficos” derrotaron a la representación panameña por marcador final de 82-73. Sin embargo, más allá del resultado favorable para una escuadra boricua que aspira a clasificar a la Copa del Mundo 2019 en China, fue la ceremonia pre-juego la instancia que será recordada por quienes se dieron cita en este partido oficial de la FIBA.
En medio del protocolo de los himnos nacionales de los dos países participantes, una pantalla gigante dentro del coliseo mostró un video de dos minutos. El contenido ilustró imágenes de aquel miércoles 20 de septiembre de 2017, día en que todo Puerto Rico fue impactado por el poderoso ciclón María. Segmentos de noticieros fueron integrados al video y mostraron las inundaciones, casas destruidas, familias desplazadas, infraestructura que colapsó y los rostros de desasosiego de quienes sufrieron como resultado de las pérdidas materiales y humanas asociadas al huracán.
Según transcurrían los segundos, los paisajes de congoja mostrados en el video fueron sustituidos por la imagen de una cancha de baloncesto al aire libre. La instalación deportiva estaba llena de escombros. Un balón rodó hasta llegar a ese espacio de recreación. Un niño con el uniforme de la selección puertorriqueña se acerca, agarra el balón y con mirada de determinación decide comenzar a driblear. Se desplaza entre medio de los escombros, se dirige al canasto y encesta una güira. Acto seguido el niño celebra en solitario y muestra orgullosamente las letras de “Puerto Rico” de su uniforme, emulando así el gesto de Carlos Arroyo en agosto 2004, cuando la escuadra nacional puertorriqueña derrotó al poderoso combinado de los Estados Unidos de América en las Olimpiadas de Verano celebradas en Atenas. El video finaliza con el niño caminando con seguridad, tal vez tratando de incitar a sus compatriotas a mirar el futuro con optimismo, a pesar de las vicisitudes experimentadas durante el pasado año.
Las miles de personas que vieron ese video en el Coliseo Roberto Clemente regalaron uno de los aplausos más emotivos que se haya visto en algún evento deportivo celebrado en Puerto Rico. Incluso, hubo personas que se expresaron con rostros de emoción y hasta con lágrimas. Quienes se congregaron para apoyar a la Selección Nacional reconocieron en aquel niño del video el espíritu de perseverancia de toda una nación que continúa luchando ante múltiples adversidades y necesidades. Su desplazamiento entre los escombros de la cancha simboliza la voluntad de quienes se levantaron a partir del 21 de septiembre de 2017 y no permitieron que las imágenes de destrucción desalentaran su deseo de reconstruir las comunidades en Puerto Rico. El video, además, recordó que a pesar de que miles de compatriotas fallecieron durante el pasado año, su legado y memoria persiste a través de las gestas de quienes continúan afirmando la existencia y fortaleza de su nación. Entre las personas y grupos que aportan a reafirmar ese sentido de pertenencia con Puerto Rico se encuentran los atletas y equipos nacionales. Con cada participación y logro en el terreno de juego, un pueblo recibe esa dosis de motivación tan necesaria en tiempos de adversidad y reconstrucción.
A más de un año del paso del huracán María falta mucho camino por recorrer en la restauración de servicios y recuperación, especialmente cuando lo acaecido tras el ciclón no creó problemas sociales nuevos, sino que más bien agudizó las desigualdades que ya existían en un territorio asediado por políticas de austeridad que continúan precarizando a más sectores en la población. No obstante, ante ese cuadro lleno de retos y luchas inconclusas, las y los atletas nacionales representan ese rayo de esperanza para quienes una dosis de alegría y el derecho al ocio es también un asunto prioritario.
Aunque la expectativa es que la Selección Nacional de baloncesto masculino logre clasificar a la Copa del Mundo FIBA, aún faltan cuatro partidos clasificatorios y el boleto a China 2019 todavía debe lucharse. Sin embargo, debe reconocérsele a este grupo de atletas y su cuerpo técnico que su participación y esfuerzos por representar a Puerto Rico han aportado a la sanación colectiva de quienes aún recuerdan los estragos y sufrimientos asociados al huracán María y la posterior respuesta gubernamental negligente.
Aquella noche del viernes 14 de septiembre de 2018, el Coliseo Roberto Clemente de la capital fue escenario de otro importante capítulo en la historia deportiva de Puerto Rico. El triunfo se obtuvo minutos antes de que iniciara el partido. Aquel niño del video era Puerto Rico. Su victoria al superar los escombros simboliza la celebración de quienes continúan luchando por su patria. Esa noche, los “Magníficos” no eran solo doce. Los “Magníficos” eran quienes siguen de pie un año después del temporal. A ese colectivo de resiliencia va la proclamación de la “mejor jugada del partido”.