Las mujeres reclamamos: «O’NEILL TIENE QUE RENUNCIAR»
Sin duda, desde que el país conociera sobre los actos delictivos de hostigamiento y agresiones sexuales por parte del alcalde de Guaynabo, Héctor O’Neill, la respuesta de diversos sectores del país, particularmente de las mujeres, fue contundente: “O’Neill, macharrán, tienes que renunciar”. Las voces diversas se han dejado escuchar de múltiples maneras: piquetes, marchas, demostraciones, recogido de firmas, comunicados, uso de las redes sociales, artículos en los medios de comunicación, entre otras.
No obstante, a nivel gubernamental, ni siquiera las peticiones de renuncia por parte del Gobernador Ricardo Rosselló han hecho tambalear el poder que mantiene a este hostigador y agresor sexual, entre otras conductas de corrupción, en su puesto. Parecería ser que muchos le deben favores o tienen dedos amarrados con su arrogante y prepotente desempeño. Resulta, además, muy lamentable, que no fue sino hasta el primero de mayo que la Secretaria del Departamento de Justicia, Wanda Vázquez, refirió al alcalde a la Oficina del Panel del Fiscal Especial Independiente (OPFEI) y al día de hoy aún no le ha presentado al país todos los resultados de la investigación que anunció estaría realizando. Tampoco hemos visto acciones afirmativas por parte de otros organismos gubernamentales como la Oficina de la Procuradora de las Mujeres, la Oficina de Ética Gubernamental, o la del Fiscal Especial Independiente.
Pero, sus crímenes y actos de corrupción no podrán quedar impunes. Así tampoco las denuncias de ambiente hostil que, a raíz de estos hechos, han surgido como la orden del día en el municipio de Guaynabo. Las luchas que hemos dado para combatir el discrimen contra nosotras en los escenarios laborales, la violencia de género en todas sus manifestaciones y la equidad en la educación no pueden ser en vano. Largo ha sido el camino recorrido para lograr la aprobación de legislación y políticas públicas contra el hostigamiento sexual en el empleo, la violencia doméstica y otras prácticas que nos degradan. Las mujeres nos mantenemos alertas y listas para exigir que los que incurren en violaciones a estas leyes, paguen las consecuencias por ello.
Así también, afirmamos nuestro apoyo a las víctimas y sobrevivientes que en demasiadas ocasiones son doblemente victimizadas por haber tomado la decisión de romper el silencio y optar por la denuncia, la búsqueda de remedios legales y la protección de sus derechos humanos. Como parte de ese apoyo, también estaremos muy pendientes a las determinaciones finales en este caso exigiendo que se haga justicia y que los abusadores respondan por sus actos de corrupción.
*NOTA: Artículo publicado originalmente en el último boletín Mujeres en Marcha, de la Organización Puertorriqueña de la Mujer Trabajadora (OPMT).