Los refrescos carbonatados y el daño a la salud
Miles y miles de personas consumen diariamente refrescos carbonatados ya sea para acompañar las comidas o como parte de una merienda. A la hora del almuerzo, parecería «anormal» no pedir alguna de estas bebidas y simplemente tomar agua. Hay incluso, quienes van más allá y comienzan su día con una soda haciéndola parte del desayuno como «algo indispensable» para comenzar bien el día. Y aunque la mayoría «sospecha» que estas bebidas no son nutritivas, la pregunta que debemos hacernos es: ¿por qué las consumen e incluso se las brindan a sus hijxs? Aunque la respuesta a esta pregunta es compleja, hay que reconocer dos principales factores: 1. el mercadeo y la fuerte publicidad de esta industria, 2. la falta de educación sobre el daño a la salud.
La empresa líder en la industria de refrescos carbonatados es la Coca Cola. Esta empresa y sus subsidiarias, para el 2004, por ejemplo, gastó 2.2 billones de dólares en publicidad a través del mundo. Y aunque esta cifra nos puede sorprender, no debe impresionarnos sus resultados. Para ese año la Coca Cola generó ventas de ¡22 billones de dólares! (Coca Cola Company, Annual Report, 2004 ). Indudablemente la publicidad y el mercadeo de esta empresa es uno inteligente y muy asertivo que tiene un gran impacto en el consumidor y que los induce a creer que ellos voluntariamente «deciden» consumir esta bebida ya que contribuye a «la chispa de la vida». Y ciertamente hay que reconocer que los anuncios de esta compañía son hermosos con grandes mensajes que motivan a cualquiera a «montarse» en ese espíritu de alegría para compartir una refrescante bebida que al pasar de los años sigue aumentando el tamaño de su presentación para promover un mayor consumo. De hecho, la presentación en el mercado de esta bebida, aunque parezca insólito, era para 1950 de una pequeña botellita de apenas 6.5 oz. Luego para 1960 cambió a 12 oz. y para el año 1990 el tamaño aumentó a 20 oz. Ya en el año 2000 se creó la nueva y escandalosa botella de ¡24 oz.! Esta nueva presentación le permite a los consumidores un relativo ahorro en dinero al comprar grandes cantidades y por supuesto, un mayor consumo para un gran compartir donde entran todos los grupos sociales: personas de bajos ingresos económicos (son lo suficientemente baratas para que ellos tengan acceso), personas de clase media y alta (parecería que beber agua con las comidas es de gente tacaña), personas poco educadas, profesionales con un alto nivel de escolaridad de todos los campos, incluyendo a profesionales de la salud (médicxs, nutricionistxs, enfermerxs, investigadores y otrxs) y lamentablemente los grupos más vulnerables: lxs niñxs y lxs adolescentes. Las estrategias publicitarias son agresivas y van dirgidas a todas las personas. Utilizan anuncios, figuras del deporte o de la canción promocionando estas bebidas, auspician actividades deportivas, culturales, educativas (vean el video en You Tube titulado: «Acción héroes escuela de Cidra« donde esta compañía «destapa la felicidad» en una escuela a través de un grupo de voluntarios que mejoran la planta física y por supuesto, hasta pintan la cancha con el logo de la Coca Cola) y asocian sus marcas con películas y juguetes para niñxs. ¿El resultado? ¡Todo el mundo toma estas bebidas y aunque piensan que no son nutritivas, lo siguen haciendo! Y si alguien duda de los resultados de este tipo de publicidad, solo tienen que ver los efectos de la reciente campaña donde las personas pueden colocar sus nombres en las latas de Coca Cola. Vean como las personas desean fervientemente ver su nombres en las latas de Coca Cola y algunas llegan a deprimirse (aunque pareciera difícil de creer) porque su nombre no lo consiguen como lo dejó saber una joven que consternada subió a su cuenta en FB un vídeo lamentándose que después de llevar toda una vida tomando Coca Cola, ahora no puede colocar su nombre en una de las latas. (Ver vídeo: «Quiero una Coca Cola con mi nombre«). La fuerza y los efectos de la publicidad pueden llegar a ser absolutamente dramáticos y llevar a las personas al consumo de bebidas que, aunque piensen que puedan hacerles daño, comoquiera las continúan comprando y las siguen tomando.
Para el año 2004 los estadounidenses gastaron 66 billones en la compra de bebidas carbonatadas (Beverage Digest, 2005). Esta cifra equivale, como señala el Dr. Michael F. Jacobson en su publicación «Liquid Candy. How Soft Drinks are Harmings American Health», alrededor de $850.00 por familia, dinero comparable a la compra de una computadora. La industria provee a la persona promedio alrededor de 557 latas de 12 oz. por año. Son las bebidas más consumidas en la dieta americana y aunque su ingesta se ha reducido, todavía siguen siendo las favoritas. Se estima que una quinta parte de lxs niñxs de tan solo 2 años consumen diariamente 7 oz. de refrescos. La mitad de lxs niñxs entre 6-11 años consumen un promedio de 15 oz. al día. El mayor consumo lo tienen lxs adolescentes entre 12-19 años. Los varones presentan un consumo promedio de 28 oz. por día y las féminas de 21 oz. (Jacobson, 2005). Estos datos nos llevan a la segunda parte de la pregunta inicial: ¿cómo los adultxs podemos darle a tomar una bebida tan nociva a la salud a nuestrxs hijxs que son posiblemente lo que más amamos? Añado lo siguiente: ¿cómo los gobiernos y nuestra sociedad permite que se promueva el consumo de estas bebidas en lxs niñxs que son quienes componen el grupo más vulnerable e importante para todo país? Definitivamente, la ausencia de información y educación en nutrición, además del conflicto de intereses económicos entre los políticos, los industriales y otros grupos particulares, parecerían ser los grandes responsables de esta lamentable situación que tiene serios efectos a la salud tanto a corto como a largo plazo. Pasemos a conocer el daño a la salud de los refrescos carbonatados.
Los refrescos carbonatados, el azúcar y la obesidad
Los refrescos carbonatados componen el peor grupo de bebidas desde el punto de vista nutricional. Las gaseosas no aportan vitaminas o nutrimentos, pero sin embargo, contienen grandes cantidades de azúcar (aproximadamente 10 cucharaditas por lata de 12 oz.). Para poder metabolizar esas azúcares el cuerpo requiere de vitaminas del complejo B que los refrescos no aportan pero que sí utilizan de las propias reservas del organismo. El consumo de refrescos es, por tanto, una forma de crear deficiencias e insuficiencias vitamínicas que deterioran el estado nutricional de las personas.
El consumo de azúcar en general, es en la actualidad un serio problema de malnutrición y los refrescos carbonatados son grandes responsables de esa situación. La gran cantidad de azúcar en las bebidas carbonatadas es uno de los factores asociados a los problemas de sobrepeso y obesidad tanto en niñxs como en adultxs. La obesidad está considerada actualmente como una gran epidemia a escala mundial que lleva a su vez a aumentar los riesgos de múltiples enfermedades como los problemas del corazón, el cáncer y la diabetes. Las grandes cantidades de azúcar, no solo van a llevar a la ganancia de libras en peso, sino que pueden también afectar los niveles de glucosa en sangre. Estos niveles de glucosa pueden subir lo que incrementa el riesgo de diabetes y problemas del corazón. El consumo de azúcar también puede estimular al páncreas a que produzca gran cantidad de la hormona insulina y provocar una caída drástica en los niveles de glucosa provocando hipoglucemia (niveles bajos de azúcar en sangre). Algunas personas pueden ser más sensitivas a este efecto fisiológico, particularmente aquellas que sufren de hipoglucemia reactiva. Los niveles bajos de azúcar en sangre pueden producir síntomas como: cansancio, desorientación, mareos, dolor de cabeza e irritabilidad. El consumo de azúcar, además, debilita el sistema inmunológico lo que provoca un incremento en el riesgo de adquirir enfermedades por los virus o bacterias. Las dietas altas en azúcares, igualmente, se asocian con efectos inflamatorios en el organismo, envejecimiento prematuro, aumento en los triglicéridos en sangre y otras enfermedades, incluyendo ciertos tipos de cánceres.
El consumo de gaseosas y otras bebidas azucaradas ha sido muy estudiado y las investigaciones arrojan que la ingesta de refrescos carbonatados aumentan los riesgos, no solo de obesidad, sino de problemas cardiovasculares, diabetes tipo 2, síndrome metabólico, depresión y conducta agresiva e hiperactividad en la niñez.1 La prueba científica que asocia el consumo de gaseosas y riesgos a la salud es seria y preocupante. Para fines de este artículo, expondré solamente algunos de esos estudios, sus hallazgos y la relación con distintas enfermedades.
Los refrescos carbonatados y los problemas cardiovasculares
Un estudio que quiero presentar es el realizado por el Dr. Quanhe Yang de la división de enfermedades del corazón y prevención de ataques del Centes for Disease Control and Prevention de Atlanta. Esta investigación encontró que el consumo de una soda al día aumentaba en un 30% los riesgos de problemas al corazón. Este riesgo de enfermedad cardiovascular se desarrollaba, independientemente del total de calorías, estado de obesidad u otros factores de riesgo (Yang, 2014). En otro estudio epidemiológico internacional hecho por la Escuela de Salud Pública de Harvard se encontró que las bebidas gaseosas y azucaradas («sugary drinks») se responsabilizaban por alrededor de 180,000 muertes en el mundo cada año. Específicamente para el 2010, este estudio encontró que 132,00 muertes por diabetes, 44,000 muertes por enfermedades del corazón y 6,000 muertes por cáncer en el mundo se podían atribuir al consumo de refrescos y otras bebidas azucaradas.
En otro estudio realizado por el Dr. Adam Bernstein, Director del Wellness Institute of Cleveland Clinic in Lyndhurst, Ohio, se analizaron los patrones de consumo de refrescos tanto en hombres como mujeres (Bernstein, 2012). Las participantes mujeres fueron 84,085 y continuaron durante 28 años en el Nurses Health Study. Los participantes varones fueron 43,371 y siguieron por 22 años en el Health Professionals Follow-Up Study. El estudio encontró que tanto el consumo de refrescos regulares como de dieta aumentaban los riesgos de problemas cardiacos. Esta investigación presenta esta asociación, aunque los científicos no están claros de los mecanismos y las razones de por qué ocurre. Otro estudio realizado por Hannah Gardener, epidemióloga de la Universidad de Miami, Miller School of Medicine, encontró que el consumo de una soda de dieta diaria aumenta en un 61% el riesgo de eventos cardiovasculares comparados con las personas que no toman sodas. Este estudio se realizó con una muestra de 2,500 personas multiétnicas y se siguieron por 9 años. Esta investigación se presentó en la Conferencia Internacional de la American Stroke Association el 9 de febrero de 2011.
El consumo de sodas y la diabetes
Las bebidas gaseosas y azucaradas también se asocian a diabetes Tipo 2 y al síndrome metabólico. En otro estudio hecho igualmente por la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Harvard y publicado en la revista científica Diabetes Care (Malik, 2010) se encontró que una o dos bebidas azucaradas de 12 oz. aumentaban el riesgo de diabetes Tipo 2 en un 26 % y en un 20% el síndrome metabólico. Estos investigadores combinaron los datos de 11 estudios individuales realizando un metaanálisis basado en 310,819 participantes. El estudio también reportó que cada lata adicional aumentaba los riesgos en un 25%. Los hallazgos encontrados clasificaban además, el riesgo de diabetes con el consumo de 2-3 latas como uno similar al efecto del cigarrillo. Uno de los investigadores, Dr. Hu señaló que el cigarrillo aumenta el riesgo de desarrollar diabetes entre un 30 y un 40% y el riesgo de estas bebidas es muy parecido. En una entrevista que se le hiciera a este investigador lo expone de la siguiente forma: «So for those who drink two to three sodas per day, their risk of developing type 2 diabetes would be increased by 30% to 40%, which is not very different from the increased risk associated with cigarette smoking» (2010).
Por otro lado, las gaseosas de dieta también se asocian a daños a la salud. La Dra. Jennifer A. Nettleton y sus colaboradores de la Universidad de Texas del Health Sciences Center en Houston encontraron una asociación entre el consumo diario de una soda de dieta y un aumento en el riesgo de síndrome metabólico en un 36% y un riesgo de desarrollar diabetes Tipo 2 en un 67% (Nettleton, 2009). De acuerdo con este estudio, el consumo de sodas de dieta, independientemente de otros factores de riesgo, pueden aumentar las posibilidades de sobrepeso y diabetes. La Dra. Nettleton lo expresa de la siguiente forma: «Diet soda consumption, either independently or in conjunction with other dietary and lifestyle behaviors, may lead to weight gain, impaired glucose control, and eventual diabetes». Otro estudio realizado por el Centro de Investigaciones en Epidemiología y Salud Pública de Villejuif en Francia demostró también que el consumo de sodas tanto de dieta como regulares aumentaba el riesgo de diabetes tipo 2 (Fagherazzi, 2013).
Es importante añadir que las bebidas carbonatadas, no solo se vinculan a enfermedades del corazón y diabetes, sino que también se asocian a problemas de conducta en los niños(as) y depresión en adultos. La profesora de Epidemiología, Shakira Suglia de la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Columbia en Nueva York realizó un estudio con 2,929 menores los cuales siguieron desde los 2 hasta los 5 años. El estudio reportó que una sola soda al día aumentaba los niveles de agresividad comparado con los que no tomaban estas bebidas. También encontró, que los niveles de agresividad y de problemas de atención aumentaban con dos refrescos o más al día (Suglia, 2013). De igual modo, otro estudio hecho en adultos asoció el consumo de bebidas carbonatadas con depresión. El Dr. Honglei Chen de los Institutos Nacionales de Salud e Investigación de North Carolina, evaluó el consumo de sodas de dietas, café y té y encontró que 4 latas o más al día aumentan en un 30 % los riesgos de depresión comparado con los que no tomaban sodas. Esta investigación se llevó a cabo con 263,925 adultos entre 50-71 años y se presentó en la Convención Anual 65 de la Academia de Neurología en enero de 2013.
Las sodas y otras enfermedades
La investigación científica también vincula el consumo de refrescos con un aumento en los riesgos de otras enfermedades. Hay estudios que presentan una asociación entre el consumo de refrescos y un incremento en el desarrollo de cálculos renales (piedras en los riñones). De igual forma, el consumo de estas bebidas aumenta el riesgo de osteoporosis (porosidad y fragilidad en los huesos que puede llevar a peligrosas fracturas). Los problemas de densidad ósea surgen, no solo porque frecuentemente se sustituyen bebidas fuentes de calcio por los refrescos, sino porque muchas de estas sodas contienen cantidades significativas de cafeína. La cafeína es una sustancia adictiva que interfiere con la absorción del calcio y por lo tanto, en el caso que se acompañe el refresco con alguna comida que sea fuente de este mineral, su absorción estará reducida. La cafeína tiene también el efecto de que promueve la excreción del calcio a través de las vías urinarias lo que a su vez aumenta la pérdida de masa ósea. Los riesgos de la osteoporosis se agravan ya que son precisamente los adolescentes quienes mantienen el mayor consumo de bebidas carbonatadas y es precisamente en esta etapa cuando más determinante es la ingesta de calcio para la formación de la densidad ósea y la posterior prevención de esta enfermedad en la etapa adulta.
Finalmente, debemos mencionar que los refrescos carbonatados también contienen otros ingredientes vinculados a posibles efectos carcinogénicos como el ácido fosfórico y el derivado del caramelo 4 Metilimidazol. Los efectos del ácido fosfórico también se asocian a pérdida del esmalte dental y la acidez de estas bebidas exacerban los problemas de reflujo gastroesofágico e irritación gástrica. El consumo del azúcar de las sodas también incrementa los problemas de caries dentales.
Recomendaciones
Toda persona que quiera cuidar su salud y la de su familia debería evitar el consumo de refrescos carbonatados. Para acompañar las comidas debemos seleccionar jugos que sean 100% jugos (sin aditivos, azúcar o colorantes), ciertos tipos de leche (almendra, papa, arroz y soya si es 100% orgánica) o simplemente podemos tomar agua. No es difícil dejar de consumir gaseosas y comenzar a tener una alimentación más saludable. Y para lograrlo debemos promocionar tanto los cambios familiares como en la sociedad en general. A continuación algunas recomendaciones.
- Establecer campañas educativas y publicitarias a través de los medios de comunicación para concienciar sobre el daño de estas bebidas.
- Considerar el establecimiento de medidas de política pública con probados efectos disuasivos como impuestos a estas bebidas.
- Llevar a cabo las acciones necesarias para que los refrescos carbonatados sean excluidos de la tarjeta del PAN. Es incompatible brindarle recursos económicos a las personas para que mejoren su estado nutricional y permitirles la compra de productos que deterioran su salud para luego tener que invertir un extraordinario gasto fiscal en servicios médicos para atender las consecuencias de la mala selección de alimentos.
- Considerar el brindar las bebidas carbonatadas a los menores como un acto de maltrato por negligencia. Es inaceptable que lxs adultxs entremos en conductas paradójicas ya que si tenemos la responsabilidad del cuidado de los menores, no podemos entonces brindarles bebidas que perjudican a corto y a largo plazo su salud. Si es un acto de maltrato no darle comida a un menor, habría que preguntarse: ¿cómo se puede considerar el acto de brindarle a un niñx una comida que tiene el riesgo de perjudicar su salud?
- Crear medidas de concienciación en la industria de alimentos y Fast Foods para que en el menú de los niños y niñas excluyan totalmente los refrescos y bebidas azucaradas y sustituyan las mismas por bebidas nutritivas. Se debe también prohibir el que se regalen juguetes a lxs niñxs con la compra de comidas o bebidas no saludables ya que constituyen estrategias de mercadeo que inducen a la pobre selección de alimentos y por tanto, al deterioro de la salud de lxs niñxs.
- Apoyar el Proyecto del Senado 524 sobre la etiquetación de los productos que utilizan ingredientes transgénicos debido a que uno de los endulzantes con mayor uso en la industria que produce estas bebidas es precisamente el High Fructose Corn Syrup, que proviene del maíz modificado genéticamente. Estos productos de origen transgénico se asocian a problemas de malformaciones, alergias, autismo y otros problemas que afectan directamente a los niños y niñas. Es indispensable, por lo tanto, que esta información aparezca en la etiqueta para que las madres aprendan a hacer una mejor selección de las comidas para sus bebés y eviten marcas que utilizan ingredientes transgénicos en sus productos. También el etiquetado de los transgénicos es necesario para que las madres eviten su consumo ya que estudios en embarazadas demuestran que la toxina BT y el glifosato (herbicida sumamente tóxico) proveniente de los transgénicos pasan a la sangre de la embarazada y llegan al feto aumentando los riesgos a la salud de sus bebés. De igual modo, se ha documentado que las madres que amamantan y utilizan productos con ingredientes transgénicos, igualmente se afectan ya que el glifosato y otros pesticidas pasan a través de la leche materna lo que arriesga la salud de los infantes. (Para más información sobre el daño de los transgénicos pueden acceder mi artículo – Alimentos modificados genéticamente: ¿seguros o peligrosos? – en http://www.80grados.net/alimentos-modificados-geneticamente-seguros-o-peligrosos/).
- Invitar a la industria de alimentos a aprovechar este momento para comenzar a «reinventarse» desarrollando nuevos productos nutritivos que mejoren sus ventas y puedan crear nuevos empleos pero que a la misma vez contribuyan a que nuestros niñxs, adolescentes y adultxs vivan más saludables y felices en nuestro país.
- Comenzar cada de unx de nosotrxs a hacer pequeños cambios en nuestra alimentación y la de nuestrxs hijxs ya sea eliminando totalmente el consumo de refrescos carbonatados o reduciendo su ingesta y frecuencia, tanto en la alimentación diaria como en actividades sociales como cumpleaños y otras.
- Rechazar las campañas publicitarias de la industria de refrescos y no aceptar sus donaciones a cambio de anuncios de sus bebidas.
- Cultivar la salud como un valor de gran importancia en nuestra sociedad.
Bibliografía:
Beverage Digest. Press Release. March 4, 2005. http://www.beverage-digest.com/pdf/top-10_
Bernstein, Adam, De Koning, Lawrence, et.al. “Soda consumtion and the risk of stroke in men and women”. American Journal of Clinical Nutrition. 2012;95:1190-1199.
Chen, Hongley. Conferencia presentada en la Convención Anual 65 de la Academia Americana de Neurología, enero 8, 2013.
Coca Cola Company. Annual Report, 2004.
Fagherazzi, Guy, Vilier, Alice, et al., “Consumption of artificially and sugar-sweetened beverages and incident type 2 diabetes in the Etude Epidémiologique auprés des femmes de la Mutuelle Générale de l’Education Nationale European Prospective Investigation into Cancer and Nutrition Cohort”. American Journal of Clinical Nutrition , March, 2013.
Gardener, Hannah. «Northern Manhattan Study», Conferencia presentada en la International Stroke Conference, American Stroke Association, febrero 9, 2011.
Jacobson, Michael. Liquid Candy. How Soft Drinks are Harming American Health. Center for Science in the Public Interest, Washington D.C., 2005.
Malik, VS, Popkin, BM, Bray, GA, Després, JP, Hu, FB. Sugar-sweetened beverages and risk of metabolic syndrome and type 2 diabetes: A meta-analysis. Diabetes Care 2010; 33:2477–2483.
Netleton, Jennifer A. , et.al. Daily Consumption of Diet Soda Linked to Metabolic Syndrome, Type 2 Diabetes. Publicado online en Diabetes Care. January 16, 2009.
Singh, Gitanjali, Micha, R, Khatibzadeh S, et al. “Mortality due to sugar sweetened beverage consumption: A global, regional, and national comparative risk assessment”. Investigación presentada en Epidemiology and Prevention/Nutrition, Physical Activity and Metabolism 2013 Scientific Sessions. (EPI|NPAM), New Orleans, LA, March 19-22, 2013.
Suglia, Shakira, Solnick, Sara, Hemenway, David. “Soft Drinks Consumption Is Associated with Behavior Problems in 5-Years-Olds”. Publicado online en el Journal of Pediatrics. agosto 15, 2013.
U.S. Census Bureau. Statistical Abstract of the United Sate 2004-05 edition, Table No. 672. http://www.census.gov/prod/2004pubs/04statab/income.pdf
Yang Q., Zhang Z, Gregg EW, et al. Added sugar intake and cardiovascular diseases mortality among US adults. Publicado online en JAMA Intern Med, febrero 3, 2014.
- La Diabetes Tipo 2 se caracteriza por niveles de glucosa en ayuna igual o mayor de 126 mg/dl. El síndrome metabólico se refiere a la presencia de varias condiciones a la vez que incluyen: nivel de glucosa por encima de lo normal, presión arterial elevada, nivel bajo de HDL o colesterol «bueno «, triglicéridos elevados y obesidad central. [↩]