Los tres portones
«Per me si va ne la città dolente,
per me si va ne l’etterno dolore,
per me si va tra la perduta gente.
Giustizia mosse il mio alto fattore:
fecemi la divina podestate,
la somma sapienza e ’l primo amore.
Dinanzi a me non fuor cose create
se non etterne, e io etterno duro.
Lasciate ogne speranza, voi ch’intrate».
–Dante, La Divina Comedia, Canto 3
No le va a gustar. Es una visión pesimista, pero qué quiere que haga: ¿Tapar el cielo con la mano? ¿Afirmar lo que contra toda evidencia no es cierto, solo porque me gustaría? Recuerdo lo que dijo, creo que fue el escritor español Antonio Gala, que un pesimista es un optimista bien informado.1. Un portón emblemático: Arbeit macht frei.
Hace poco leí en la prensa que habían recuperado el portón original del campo de concentración de Dachau, cerca de Munich, que unos infelices habían robado. Lo habían sustituido por una réplica del original, pero el sentir era que no era lo mismo. De alguna forma, aunque los dos portones son simplemente eso, protones de hierro con el cínico lema, al estilo de Orwell, el original tenía algo que la réplica no tenía.
Nos imaginamos que el original fue “testigo” de todos los que por ese portón entraron para nunca salir. Aquellos ya famélicos seres maltratados por el prejuicio y la ignorancia, que transportados en camiones o trenes como vacas que van al matadero, aún tenían algo que es lo último que se pierde: la esperanza.
Siempre me he preguntado, y le he preguntado a otros, en particular a judíos, dónde estaba ese dios bondadoso y todopoderoso en esos tiempos de tortura y asesinato a mansalva, y por qué su representante aquí en la tierra no dijo ni pío. Nadie me ha contestado más que con la trillada: “las vías del señor son misteriosas” (o algo equivalente), que más que una respuesta es un insulto a la inteligencia. Pero ese portón es historia vieja y con el pasar del tiempo será olvidada, por más fotos que encuentre en internet, justo porque noticias viejas no son noticias, ya que ni recordamos las del año pasado. Cada vez más lo que importa es lo de hoy, el presente sin pasado ni futuro. El “presentismo”.
2. Cibernecia: el portón de los portones
La WWW es un avance revolucionario que provee acceso a información a todos (quienes se puedan conectar y que potencialmente democratiza el mundo globalizado. Digo potencialmente, ya que como toda tecnología es un arma de doble filo, puede que democratice o puede que esclavice, y puede que haga las dos cosas al mismo tiempo. Es tiempo de distopía.
Hay muchos ejemplos de comunidades donde el WWW ha sido beneficioso para tal o cual grupo, que ahora tiene acceso a información antes inaccesible. Constituye un poderoso mecanismo de comunicación, un medio inigualable de convocatoria, un foro en el cual se puede presentar y debatir todo tipo de cuestiones, un sitio de expresión para quienes antes no tenían dónde acudir, un nuevo y dinámico componente de lo que es el discurso público, con feisbuc, iutub y tuiter, y todo lo otro. También apoya un mercado gigantesco, ejemplificado por ebay y amazon.
Para aquellos de nosotros que sabemos aprovechar este recurso es fenomenal. Pero todo tipo de criminal y estafador también utiliza el Internet, y ha llevado a más de uno a un final infeliz. Se describió como la Information Superhighway, pero en realidad es todo un país: Cibernecia, con autopistas, ciudades, pueblos, urbanizaciones, carreteras, y caminos, algunos tan fangosos que puede quedarse atascado. Es un país de imparable crecimiento, de maravillas y disparates, en el cual no hay inmigrantes ni refugiados y al cual cualquiera puede ingresar sin necesidad de un pasaporte o un visado. Si hubiera un portón yo pondría bien visible un cartel que dijera: Proteja su mente quien entre aquí. No hay mapas ni guías turísticos, y puede fácilmente perderse por el camino que no es, sin tan siquiera saberlo.
Pataleamos en feisbuc y nos creemos que con eso se resuelve el asunto, pero es una ficción, un pataleo inconsecuente, muy distinto en su efecto a las grandes manifestaciones en persona del pasado. ¿Acaso se creen que los que tienen el poder les importa lo que escriban? Podríamos escribir con tinta blanca en papel blanco y daría igual. Y si les importa mucho, es decir si les molesta, justo por el armamento de control montado sabrán quién es y pueden buscarlo en la noche si quieren. Antes lo hacía la GESTAPO o la DINA, por mencionar un par infame, por medio de informantes y espías, hoy el espionaje cibernético es sigiloso, automático y continuo.
Resulta curioso que en el año 2001 se propuso a San Isidoro (o Isidro) de Sevilla (560 – 636) como patrón del Internet. Fue el primero de los importantes compiladores medievales y publicó en 20 volúmenes y 448 capítulos Originum sive etymologiarum libri viginti una obra que resumía el saber de la época. Las “Etimologías”, obra muy difundida, contenía muchas cosas, con versiones resumidas de los grandes pensadores griegos (cuyos originales no estaban disponibles) en una mezcla de cosas valiosas y válidas, y otras sin valor y falsas, buen símil de lo que se encuentra en Cibernecia.
Neil Postman lo expresó de la siguiente forma1: “El mundo en el cual vivimos es casi incomprensible para la mayoría de nosotros. Casi ningún hecho, ya sea real o imaginario nos sorprenderá por mucho tiempo, ya que no tenemos un mapa del mundo que sea exhaustivo y coherente que haría que ese hecho fuera una contradicción inaceptable. Creemos porque no hay una razón para no creer”. El abrumador tsunami de información genera su propia dinámica, y significa un cambio posiblemente más revolucionario que la invención de la imprenta por Gutenberg, que impulsó el renacimiento europeo.
Una vez que todos estemos en la realidad virtual, se nos escapará la realidad real y nos entretendremos hasta la muerte, título de un libro obligado de Neil Postman2. Ya ante la avalancha de cosas nuevas diarias Auschwitz e Hiroshima son tenues memorias que poco a poco se desvanecen. Más importa la vida de los ricos y famosos, que aún más rápido olvidaremos.
En raras ocasiones hay un grito de alerta, alguien que delata como ya hace tiempo “big brother is watching you”, pero lo único que pasa es que quienes tienen el poder recurren a tratar de matar al mensajero por lo incómodo del mensaje. Piense en Snowden o Assange.
3. El portón de Dante
Y cuando todos ya estemos viajando por Cibernecia, felices dentro de alguna burbuja, la ruta real nos llevará al tercer portón. Ahora no se trata de 5 millones, aquellos que pasaron por los portones del “arbeit macht frei”, cuando aparentemente dios estaba de vacaciones. Ahora le tocará pasar a todos, los casi ocho mil millones que somos, y como toda tragicomedia también pasarán irremediablemente quienes pensaban que no les tocaba.
Pero no se pongan a celebrar aquellos torpes que piensan en Apocalipsis y un nuevo Reino. Pierdan las esperanzas como dijo Dante. Cuando pasemos veremos, finalmente acompañados por Slartibartfast, un desdichado planeta solitario a la deriva alrededor del Sol, reventado por bombas atómicas y asfixiado por una atmósfera irrespirable. Es cuestión de tiempo y cuestión de ver la realidad tal cual es, cruda y desnuda, y no como algunos quisiéramos que fuera. No hay hechos alternativos. No hay post verdad que no sea la oscuridad de la inconciencia. Hacia ese portón nos dirigimos a paso firme, encaminados por líderes de mentes tenebrosas y empujados por masas ignorantes. La meta de mitigar el envenenamiento de la atmósfera se disipa ante gobiernos de gente que lo menos que tienen en mente es el bienestar colectivo, junto a un pueblo ignorante que en las democracias los escogen. En otros sitios ni eso. La meta de desarmar, de evitar el uso de armamentos de destrucción masiva se disipa por las mismas razones. La meta de justicia social, hace tiempo se perdió. El fascismo corporativo-financiero-
Como dice Ruben Blades:
“Prepárense ciudadanos, se acabó lo que se daba, a darse el último trago. No se me pueden quejar, el show fue bueno y barato. Ante el dolor el buen humor es esencial. Saca a tu pareja y ponte a bailar la canción del final del mundo. Que no les domine el miedo, no se pongan a gritar, control y nada de nervios, y cuidado con llorar. Para bien o para mal lo mandamos a buscar, y ahora nos llegó la cuenta y tenemos que pagar. Despídete de tu barrio y del mundo en general, y que en la tierra nadie quede sin bailar la canción del final del mundo”.
Y aunque me contradigo, mando esto para que se comunique, publique y luego se archive.
- Neil Postman (1992). Technopoly. The Surrender of Culture to Technology. Knopf. P.58. (Tecnopolis la rendición de la cultura a la tecnologia Galaxia gutenberg, 1994). [↩]
- Neil Postman. (1985). Amusing Ourselves to Death. Penguin Books. [↩]