Miriam y Oscar
“Yo soy un ejemplo de una joven pobre con una madre maravillosa, pero que no sabía cómo encaminarme para seguir una carrera, mucho menos en el teatro”.
–Miriam Colón
“I have a history [of] democratic ways to struggle and get things done.”
–Oscar López Rivera
I.
La veo sonriente, cogida de la mano de Obama, cuya estatura parece remarcar diferencias imperiales, aunque no así el color de la piel, portador de intensas historias de explotación y discrimen. La sonrisa de Miriam Colón al recibir la Medalla Nacional de las Artes relumbra como “recompensa hermosa” —según sus palabras— no solo a su vida dedicada a las artes escénicas sino a las bregas de una comunidad extendida por muchas ciudades norteamericanas que ha enfrentado el discrimen y la pobreza.1
Excepcional y brillante, la carrera fílmica de Colón puede leerse como muestra de las posibilidades de éxito que el American dream ofrece a los millones de inmigrantes latinos y como una invitación a que se esfuercen y superen el discrimen que algunos candidatos presidenciales reencarnan con caricaturesca fanfarria.
Por casi medio siglo, Colón ha brillado en el cine hollywoodense principalmente con papeles secundarios y en su gran mayoría representando mujeres latinas. Su carrera, considerada como pionera, continúa las de Eusebia Cosme y Juano Hernández, aunque sus apariciones en películas y la televisión superan la de la gran mayoría de los actores hispanos y latinos que han incursionado en la imperial industria fílmica y televisiva norteamericana.2
Curiosamente su exitosa carrera contrasta con las vidas de los personajes que ha interpretado, mayormente mujeres latinas, pobres, cuyos triunfos son permanecer en un trabajo, aunque sea con los salarios más mínimos. No por eso, su éxito deja de ser ejemplo de las enormes luchas de dicha comunidad por alcanzar respeto y visibilidad en la difícil sociedad norteamericana.
Habiendo emigrado a Nueva York en 1953 Colón comparte experiencias con la comunidad puertorriqueña que formaba barrios en Manhattan, Brooklyn y el Bronx desde el siglo anterior. Sus lazos con esa comunidad los demuestra con la fundación del Puerto Rican Travelling Theatre en 1969 en la calle 47 en Broadway y la presentación de la versión inglesa de La carreta, de René Marqués, en 1966, 67 y 69, desempeñando el papel de Juanita, junto a Lucy Boscana, como Doña Gabriela.
A pesar de que La Carreta Made a U-Turn, como atestigua entre muchos el libro de Tato Laviera, y los puertorriqueños no fueron devorados por las máquinas ni las ciudades norteamericanas, la historia de sus presentaciones en New York en cierto modo ejemplifica las batallas de esa comunidad por salir de la pobreza y marginación. La compañía teatral Nuevo Círculo Dramático la estrenó en el Saint Sebastian’s Auditorium en Manhattan en 1953, con presentaciones posteriores en el Hunts Point Palace, en el Sur del Bronx, distrito donde se escenifica el tercer acto de la obra. A pesar de que esta obra de Marqués, como los cuentos de Pedro Juan Soto y José Luis González, sostenía una visión pesimista de la migración, su representación en Nueva York atestigua casi lo contrario de lo que presentan estas obras y que para “cambiar el mundo” no “[h]ay que volver a lo que dejamoh” como asegura Marqués en la voz de Doña Gabriela.
De hecho, a pesar de que Colón asegura que su deseo mayor es representar a Doña Gabriela3, veo su vida —así como la de millones de boricuas en Estados Unidos— como la de Juanita durante la mayor parte del tercer acto de la afamada obra de Marqués. Juanita es el personaje que en un año muestra voluntad de adaptarse culturalmente, viendo en New York espacio para liberarse del patriarcado de su hermano Luis, quien vive engañado con las máquinas y mercancías de la civilización moderna. “En el diálogo” Juanita es quien más introduce “las corrupciones del inglés que los puertorriqueños de Harlem y el Bronx han hispanizado”, que observa María Teresa Babín en sus anotaciones a la edición de la Editorial Cultural.4 Más que Luis, Juanita es una amenaza doble para los cánones de la cultura “nacional” por americanizarse defendiendo sus libertades como mujer. Veamos cómo se le describe al comienzo de dicho acto:
Juanita [“acentuadamente maquillada” y con “su pelo rizado”] se queda mirando pensativa hacia la puerta de entrada. Luego va al diván-cama y encogiendo las piernas se sienta sobre ellas en la esquina derecha del mueble. Enciende la radio. Alarga el brazo, coge su bolso de cuero, saca un cigarrillo y lo enciende. Se oye música de un “blue” [sic]. Juanita da una intensa chupada al cigarrillo y se fija en la carreta. La mira. Alarga la mano y la coge. La examina y vuelve a ponerla sobre el radio. Sus dedos están aún acariciando la tosca estructura cuando Luis entra por la izquierda. Se ve ahora nervioso y taciturno. Hay algo terriblemente perturbador royendo el alma de este jíbaro transplantado.5
Como muestra de su americanización le cuestiona a Doña Gabriela “por qué no se quejan” de que la calefacción, “ese cachivache no funciona”. A lo que Doña Gabriela le responde, evasiva, comentándole “Te veíah máh bonita con el pelo largo”. Así veo a Miriam Colón: como la joven, hija de madre divorciada, que reclama por sus espacios con su esfuerzo y tesón; bregando con directores y productores del mundo discriminatorio del cine norteamericano, y destacando por su talento. Como los jóvenes del Nuevo Círculo Dramático y de su Travelling Theatre arando la carreta si no “pa onde qusieron”, como diría Doña Gabriela, al menos “pa onde pudieron”.
La Medalla Nacional de las Artes que Obama le concedió, seleccionada por un jurado de la National Endowment for Humanities, en alguna medida reconoce tanto su esfuerzo como el tesón de las comunidades boricuas y latinas que contra viento y marea han luchado y luchan por sus derechos, por vencer el discrimen, la marginación y la pobreza. Otro boricua, el plenero Mon Rivera, bien resume los extremos de la vida de esas comunidades cuando canta “Se te quemó la casa, Marcela”, en referencia a la quema de edificios donde residían puertorriqueños y afroamericanos en el Sur del Bronx por parte de sus dueños para cobrar el seguro.
II.
“La perseverancia y el no dejarse vencer es básico».
–Miriam Colón
CHICAGO — At a cafe in the heart of this city’s exuberant Puerto Rican community, in the neighborhood of Humboldt Park, a waitress serves up favorites from the island: café con leche, rice and beans and guava pastries. On the counter, a framed photograph of a white-haired man sits next to a stack of petitions calling for his release from prison.6
Tras 33 años de cárcel, doce de ellos en aislamiento continuo sin ver a sus familiares, pienso que debe haber escasas personas en el mundo más perseverantes que Oscar López Rivera. Activista comunitario que contribuyó a fundar La Puerto Rican High School y el Puerto Rican Cultural Center en Chicago y luchador por la educación bilingüe y el reclutamiento de estudiantes, trabajadores y profesores hispanos en las universidades norteamericanas, López Rivera —quien emigró durante los mismos años que Colón y los personajes de La carreta— fue sentenciado a cincuenta y cinco años de cárcel por “conspiración sediciosa”. A pesar de que no fue juzgado por causar daño a persona alguna, ha permanecido en cárcel treinta y un años más que el promedio de convictos por crímenes violentos en Estados Unidos.7 Un artículo del New York Times de 2011 cita al hijo de una de las víctimas fatales de uno de los actos adjudicados a las Fuerzas Armadas de Liberación Nacional reclamando que “asuma responsabilidad”8 como condición de su liberación, cuando todos los otros acusados por la misma “conspiración” están en la libre comunidad desde hace más de un lustro, compartiendo con familiares y amigos y contribuyendo a su bienestar y al de la comunidad.
Sordo parece estar este señor como el presidente que fuera Senador por Illinois, en gran parte gracias al voto hispano. Más que sordos, cínicos me parecen el fiscal Jeremy Margolis y el juez Thomas R. McMillen, quienes procuraron y adjudicaron sentencias absurdamente desproporcionadas e inhumanas a los “sediciosos” de Chicago. A estos y a todos quienes aún se oponen al indulto para López Rivera valga recordar las palabras de Oscar en su juicio:
Mr. Margolis has said that there are democratic ways to struggle and get things done. He forgets to tell you that I have a history of precisely that. That I have marched. That I have taken part in demonstrations. I have begged and pleaded. I have a history that has not been presented here. I have marched alongside black people for their rights. I have marched in support of jobs. I have a history of that. I have marched for access to decent housing. I have a history of that. I have marched against the war in Vietnam. I am a veteran of that war. And I have a history of that. […] Mr. Margolis does not know how it feels to be a Puerto Rican in this country. Mr. Margolis does not know how it feels to be black in this country. He does not know the indignation one feels when the police, who supposedly represent law and order, call us «spic» or «nigger» and then spit in our face. I have had people spit in my face for being Puerto Rican. And I have been arrested for participating peacefully and legally in public demonstrations.9
Oscar está preso por luchar contra el colonialismo y por luchar contra los propietarios que como el landlord de La Carreta no arreglaban la calefacción y hasta quemaban edificios, esos como en el que residían Luis y Doña Gabriela en South Bronx; autoridades que negaban acceso a la educación y al trabajo a miles de puertorriqueños y latinos, quienes, después de los inmigrantes mal llamados ilegales reciben aún los salarios más bajos de la nación. Crímenes por los que no he escuchado a nadie pedir perdón.
Por un momento soñé, al saber que la actriz sería premiada, con que durante la ceremonia de premiación, luciera una bella camiseta con el rostro de Oscar en reclamo por su libertad. A ver qué dice el presidente que celebró la vida de Nelson Mandela por “usar el poder de la acción [y asumir riesgos] por adelantar nuestros ideales”.10 No la culpo: Miriam Colón tiene más que merecida su ceremonia. Pero no dejo de pensar en lo que no debe ser utopía. “Perseverar y no dejarse vencer es básico”, nos anima la galardonada actriz y luchadora. ¿Cuántos mensajeros harán falta para alcanzar este ideal? Respetado y admirado por su comunidad, respeto y admiración hoy extendidos por casi todas las ciudades y pueblos donde residen puertorriqueños, hubiera sido hermoso que nuestra Juanita le repitiera el mensaje al presidente sordo: Libertad para Oscar.
- Las citas de Miriam Colón tras recibir la Medalla Nacional de las Artes provienen de “Obama entrega medalla a Miriam Colón”, en http://www.elnuevodia.com/entretenimiento/cultura/nota/obamaentregamedallaamiriamcolon-2097622/ y de “La actriz hispana Miriam Colón recibió Medalla Nacional de las Artes del presidente Obama”, http://noticias.univision.com/article/2460387/2015-09-10/gente-en-las-noticias/la-actriz-hispana-miriam-colon-recibio-medalla-nacional-de-las-artes-del-presidente-obama. Para su biografía ver la página web de la Fundación Nacional para la Cultura Popular, https://prpop.org/biografias/miriam-colon/ [↩]
- Miriam Jiménez-Román, “Notes on Eusebia Cosme and Juano Hernández”, The Afro-Latino Reader. History and Culture in the United States, Durham, Duke University Press, 2010, 319-322 [↩]
- Sonia Fritz, “Miriam Colón, una vida en el cine”, 8ogrados.net, 14 de octubre de 2011, http://www.80grados.net/miriam-colon-una-vida-en-el-cine/ [↩]
- María Teresa Babín, “Prólogo”, René Marqués, La carreta, San Juan, Editorial Cultural, 1963, 113. Las citas de la obra viene de esta edición. [↩]
- René Marqués, La carreta, 119. [↩]
- “Behind a Push for Parole in Chicago, a Prisoner’s Old Neighborhood”, The New York Times, February 10, 2011, http://www.nytimes.com/2011/02/11/us/11chicago.html?_r=1 [↩]
- Jan Susler, “Puerto Rican Political Prisioners in U.S. Prisions”, en Ramón Bosque-Pérez y José Javier Colón Morera, Puerto Rican Under Colonial Rule. Political Persecution and the Quest for Human Rights, New York, State University of New York Press, 2006, 124 [↩]
- “Behind a Push…” [↩]
- Citado en Dahr Jamail “Oscar López Rivera: Will Obama Pardon This Political Prisoner?”, Truthout, May 28, 2015, http://www.truth-out.org/news/item/30955-oscar-lopez-rivera-will-obama-pardon-this-political-prisoner [↩]
- “Remarks by President Obama at Memorial Service for Former South African President Nelson Mandela”: “Mandela showed us the power of action; of taking risks on behalf of our ideals.” https://www.whitehouse.gov/the-press-office/2013/12/10/remarks-president-obama-memorial-service-former-south-african-president- [↩]