Oscar López desde la prisión
La Respuesta se siente orgullosa de anunciar una nueva página titulada “Oscar’s Corner“, en la que tendremos noticias sobre la campaña para liberar al prisionero político Oscar López Rivera. Además, estamos muy emocionados de compartir con ustedes nuestra correspondencia con Oscar desde la prisión, facilitada por Dorian Ortega y por el National Boricua Human Rights Network. Cada mes, Dorian le hace una pregunta a Oscar, algo relevante a nuestra comunidad, y él responde con un ensayo. ¡Usted puede participar también! Si tiene una pregunta para Oscar, envíela a [email protected]. Aquí la primera carta de Oscar que trata sobre la identidad puertorriqueña.
Dorian Ortega:Las últimas décadas han sido testigo de la creciente aceptación de la idea de que las identidades personales y colectivas son multifacéticos, fluidas y que se cruzan a lo largo de varias líneas de diferencia, como la raza, la etnia, la clase, la sexualidad, etc. A luz de esto, nos gustaría comenzar nuestra conversación con el tema de la «identidad». ¿Cuál es su concepto de la identidad puertorriqueña? ¿Qué significa ser puertorriqueño? ¿Cómo sus puntos de vista sobre la identidad puertorriqueña han cambiado a lo largo de su vida? ¿Qué piensa sobre el desarrollo de las identidades puertorriqueñas en la diáspora como nuyorican o, más recientemente, afro-boricua o reivindicaciones de identidad taína? ¿Qué consecuencias cree usted que estas identidades tendrán sobre la identidad puertorriqueña?
OSCAR LÓPEZ RIVERA: Cuando defino mi identidad puertorriqueña abarco todo lo que hace a Puerto Rico una nación. Reafirmo mis raíces taínas, africanas y españolas. Tomo en cuenta mi cultura, mi lengua materna, la comida que consumo, el color de mi piel, nuestra idiosincrasia, nuestra historia y nuestra forma de vida, nuestra condición colonial y nuestra lucha para erradicar el colonialismo en Puerto Rico. Miro mi piel y lo primero que me viene a la mente son las palabras del Dr. Emeterio Betances, el padre de nuestra patria, que nos exhortó a estar orgullosos de nuestra piel oscura. Cuando oigo nombres como Agüeybana el Bravo, Urayoán, la Cacica Luisa, mi corazón palpita de amor por mis antepasados. Y cuando escucho las canciones escritas por Tite Curet Alonso, la poesía de Luis Palés Matos, la voz de Ismael Rivera, las congas de Giovanni Hidalgo, las plenas de Plena Libre, siento la alegría de la herencia de mis antepasados africanos. Cuando como alcapurrias, bacalaitos, arroz con gandules, mazamorra, verduras con bacalao, mamey, paella, encuentro en todos ellos las contribuciones culinarias que dejaron todas nuestras raíces biológicas y experimento lo mejor de mi identidad puertorriqueña.
Para mí, ser puertorriqueño significa cumplir con todas las responsabilidades que exige nuestra ciudadanía. Significa luchar para mantener nuestra cultura, nuestra lengua, nuestra historia, nuestra idiosincrasia, nuestra música, nuestros bailes, nuestras destrezas culinarias y nuestras raíces vivas, y significa descolonizar nuestras mentes y nuestra patria. Significa que debemos luchar para proteger y preservar todo lo que define a la nación puertorriqueña.
Las identidades en la diáspora no son sinónimo de la identidad puertorriqueña. No soy nuyorican. He vivido en este país por más de cinco décadas y media. Hablo los dos idiomas, pero el español sigue siendo mi lengua materna. A finales de los 60, un puñado de puertorriqueños creó una revista llamada ‘The Rican’. Pensé que el nombre era un error. No sobrevivió porque sólo un puñado de puertorriqueños la leía y se identificaba con ella. Uso el Spanglish, como muchos otros puertorriqueños en la diáspora. Me gusta la poesía de Pedro Pietri y las obras escritas por Miguel Piñero. Creo que muchos boricuas en la diáspora pueden identificarse con el Spanglish y podemos estar seguros de que continuará transformándose y evolucionando.
¿Qué es un afro-boricua o un taíno? Cuando los españoles llegaron a Cuba, a La Española y a Puerto Rico, los nativos de estas islas eran los taínos. Los cubanos, los haitianos, los dominicanos y los puertorriqueños compartimos las mismas raíces taínas, las mismas raíces africanas y las mismas raíces europeas (principalmente españolas y francesas). Pero si un puertorriqueño quiere reivindicar su identidad como taíno o afro-boricua, eso es una elección personal y una prerrogativa.
No creo que las identidades alternas tendrán efecto alguno sobre la identidad puertorriqueña. Me crié en Puerto Rico y en la diáspora escuchando a puertorriqueños que decían, «¿Y tu abuela, a dónde está?», y la expresión «El que no tiene dinga, tiene mandinga», con el fin de no permitir que olvidemos nuestras raíces africanas. Nuestra identidad puertorriqueña abarca más de una identidad esotérica que un puñado de puertorriqueños deciden llamarse a sí mismos. Si se sienten desconectados de la identidad nacional puertorriqueña, ese es un problema con el que tienen que lidiar. Me atrevo a declarar que, como diría Don Juan Antonio Corretjer, si hubieran puertorriqueños en la luna, estarían afirmando su identidad nacional. La única raza que existe, en mi concepto del mundo, es la raza humana.
EN RESISTENCIA Y LUCHA
* Este reportaje de La Respuesta se publica en 80grados como parte de un proyecto de colaboración entre las dos revistas.