Papá de casa o las iglesias son como el crimen…
Además, y de otro lado, soy activista ateo y anticapitalista, defensor de la legalización total y absoluta de la mariguana, promotor de la idea de que las iglesias deben pagar impuestos y un agente del caos porque el caos, como nos explicó tantas veces Saramago, es un orden por descubrir y desde ese potencial nos forma y nos orienta. Después de todo, se le llama orden a mantener a los pobres en la pobreza, mientras que a tener pastores ricos con rebaños de ovejas al punto de la indigencia, se le llama doctrina divina.
Digo todo esto sobre mí, porque el pasado 16 de febrero, motivado por una coalición de grupos ateístas locales, valientes compañerxs; y junto a un significativo grupo de activistas veteranxs, que iban desde el anti-teísta rabioso que me describe muy bien a mí, hasta el líder religioso gay, contra-protestamos enfáticamente la ofensiva fundamentalista que busca imponer todavía más, la agenda cristiana en la educación pública de Puerto Rico.
Lxs fundamentalistas desplegaron sus fuerzas en el Capitolio como un ejército de ideología irracional, para tratar de intimidar a Puerto Rico. Decidimos confrontar a miles de fanáticxs religiosxs porque su intolerancia atenta directamente contra nosotrxs y nuestras familias. Fui, y puedo asegurar que fuimos todxs, para dejarles saber a lxs fundamentalistas que no nos vamos a dejar pisar. El día antes se protestó el Impuesto al Valor Añadido (IVA) en el Capitolio, y también fuimos, porque la cosa nunca ha sido escoger. Sin embargo, no vimos ni siquiera a un líder religioso allí.
Fuimos a protestarle a una actividad de odio a una decena de miles de fanáticxs religiosxs, porque consideramos que usar la Biblia como guía moral en algún lugar del Estado y a todas estas, en cualquier faceta de la vida, es literalmente una locura, al nivel de la violencia. Protestamos, porque constituye una violación a la Constitución, por la separación entre Iglesia y Estado que ésta ordena, promover la religión usando fondos del Estado. Protestamos también, porque es un ataque a la libertad de culto la preferencia abusiva que goza al dogma cristiano. Sin embargo, asumí y asumo el activismo anti-teísta por sobre todo, porque entiendo que las iglesias desde sus exenciones contributivas y sus ventajas económicas, promueven y adelantan la desigualdad económica y la opresión. Dios es la barrera más espinosa en el trayecto de la esclavitud a la libertad.
Convencer a un religioso de un concepto secular es tan difícil como sanar el cáncer orando, y entiendo que no se puede ir en contra de la fe usando la razón a menos que se concluya desde la razón que debemos confrontar el poder que ostentan como instituciones las iglesias. La única alternativa realista, pues cualquier cosa es más fácil que convertir creyentes en anti-teístas, para detener el control político de las instituciones religiosas, es destruir el origen de su fuerza. Por eso, un grupo cada día más grande de personas, hemos llegado a la conclusión de que la mejor opción contra la imposición política de las doctrinas religiosas es dejar de debatir moral y dogma con ellas, y adelantar el activismo social y político que consiga anular los privilegios contributivos que gozan. Hemos decidido denunciar las exenciones contributivas y los privilegios económicos que les da el Estado a la Iglesia porque redundan en poder político para su dogma.
De compra
Todo puesto “electivo” es un producto de mercado. De igual forma, proyectos de laboratorio como el Papa Francisco o como lo es Obama, convierten en un duro reto separar la ficción publicitaria de la persona real. Diría que inclusive es peor en Puerto Rico, porque aquí un gobernador es solo un mal administrador de la colonia. Gobernar es un esquema de corrupción porque siempre gana el que mejor invierta su dinero. El puesto de gobernador(a) es un producto en el mercado pero al alcance casi exclusivo del poder adquisitivo de las corporaciones multimillonarias, incluidas las iglesias, y lxs banquerxs.
La corporación azul y la corporación roja sacan modelos costosos que compiten cada cuatro años por el poder y siempre el que mejor se venda gana. No existe ninguna diferencia de fondo entre los partidos mayoritarios. Ninguno cuestiona la explotación capitalista/imperialista sino que la administran sin vergüenza. La única diferencia si se pudiera llamar así, además del color que usan como insignia, podría ser los temas que usan para su demagogia. Pero al final, cuando lxs supuestxs “liberales” enfrentan resistencia de las Iglesias, estxs claudican ante la amenaza de perder poder, de la misma manera que lo hacen lxs “conservadorxs” cuando se enfrentan a diferentes sectas del mismo cristianismo. El juego es milenario y todo tiene como único propósito administrar riquezas públicas para el beneficio de unos pocos.
Señalo esto porque entiendo que todo aquello a lo que aspiremos como miembros de grupos desventajados en la sociedad, tendrá que ser producto de nuestro propio esfuerzo. No se podría conseguir con la gestión política que se haga desde los espacios construidos por una minoría con todo el poder económico, derechos como marginadxs, porque son ellxs mismxs lxs que nos marginan en primera instancia. Uno tiene que hacer una importante demostración de fuerza como grupo para ganar derechos que otrxs tienen sólo por existir. Con esto digo, que tanto las riquezas como la fuerza hacen política pública, y que nosotrxs no tenemos las riquezas y nuestra fuerza es todavía potencial. Con esto también repito aquello que muchxs ya han dicho a su manera: se puede ser Presidente siendo mujer, negro, gay y hasta atex, pero no se puede ser Presidente siendo pobre.
La religión es un mal social
El sistema que crea el Poder que conocemos, sólo atiende a quienes tengan capacidad de consumo. Sin embargo, la incapacidad de consumir que sufrimos la mayoría, por la austeridad que se nos impone desde el Estado para beneficio de bonistas y banquerxs sin rostro, nos descalifica automáticamente como ciudadanxs. Así, cierran escuelas, convierten la salud en un lujo y destruyen el proyecto de país que podríamos emprender todxs juntxs desde la producción local, para sustituirlo por una finca federal administrada por capataces nativos y controlada por doctrinas religiosas.
La religión es un mal social y al defenderla o apoyarla no sólo se propaga el machismo y la homofobia sino también el clasismo, porque con el dogma religioso se justifica la opresión de la pobreza. Habrá sus excepciones, pero las excepciones como nosotrxs no tienen fuerza. La religión es la única organización social con la capacidad de mantener a lxs pobres a gusto en su condición.
Nuestra población no pasa de los 3.5 millones de personas y tiene a un 44.9% de sus habitantes bajo el nivel de pobreza. Ese dato es todavía insuficiente para medir el grado de indigencia en el país porque necesitaríamos saber que además, de los 3.5 millones de puertorriqueñxs, solo alrededor de 983 mil personas tienen trabajo. La mayoría de los habitantes de la Isla viven dentro de la enajenación de la pobreza. Entre las muchas formas que toma esa enajenación, se encuentra el hecho de que el 97% de la población de Puerto Rico se declara cristiana.
Napoleón decía que la religión es la única cosa que evita que los pobres maten a los ricos y Marx la equiparó al opio por lo mismo. Sin duda es un mal social porque pretende, y en la mayoría de los casos consigue, controlar nuestra vida desde el privilegio económico, social y político que disfruta. La religión es un peligro porque juzga, persigue desde mandatos irracionales y porque ha conseguido que la mayoría piense como ella gracias a su capacidad de propaganda. Igual que el mundo del espectáculo y la policía, las iglesias nos doblegan.
Los cristianos adquirieron el poder en un punto concreto en la historia, y desde entonces, se lucran del privilegio y del exterminio. Expulsaron a judíos y moros de España, y encabezaron la conquista de América y la Inquisición. Todo el poder y las riquezas de las iglesias cristianas nace del pillaje y el exterminio. Absolutamente todxs lxs cristianxs de hoy, se alimentan de esa raíz.
A cobrarles
No hay religión buena porque todas se basan en la fe y en el privilegio. La fe nunca podrá ser conocimiento y el privilegio nunca será justicia. Pero independientemente de lo que usted crea o no sobre dios y las religiones, independientemente de su evaluación sobre la fe o de su capacidad para indagar en la conciencia misma de dios, hay otra cosa que convierte a las iglesias en un peligro y no tiene que ver, al menos no directamente, con sus dogmas inamovibles. El principal problema con las religiones institucionalizadas es que no pagan impuestos, esto las convierte en negocios financiados por el estado y susceptibles a la corrupción. Un negocio con exención contributiva no es otra cosa que un negocio del gobierno.
Las iglesias con sus privilegios económicos se ahorran miles de dólares que luego invierten, entre otras cosas, en la manutención de individuos que se dedican de tiempo completo a hacer propaganda, cabildeo y hasta publicidad comercial para sus dogmas. Pero eso no es nada si además, mencionamos que con las oficinas para el adelanto de las organizaciones de base de fe, se saca dinero recaudado en contribuciones del estado, para destinarlo literal y descaradamente, a la propaganda cristiana.
Las oficinas para el apoyo a organizaciones de base de fe, inventadas y promovidas en su origen por el pastor Aníbal Heredia desde la ley 5 del 2011, constituyen una fuga de capital municipal y estatal para fines meramente políticos. La relación histórica entre anexionistas y evangélicos fue lo que motivó a que Fortuño firmara la ley 5, pero también es la razón por la cual el Partido Nuevo Progresista goza hoy del apoyo incondicional de los religiosos evangélicos para adelantar sus luchas políticas contra el Partido Popular Democrático.
Durante el debate reciente sobre la educación con perspectiva de género, lxs activistas político-religiosxs apoyadxs por las oficinas municipales para organizaciones de base de fe le rindieron tributo al PNP. Las organizaciones de la derecha conservadora y cristiana, que se agrupan bajo el nombre de Puerto Rico por la Familia, son casi en su totalidad miembrxs activxs del Partido Nuevo Progresista, como por ejemplo lo es Wanda Rolón, que en su momento bendijo a Rosselló y lo declaró casi un mesías. Estas organizaciones se benefician de nuestros impuestos sin pagar impuestos, y desde ese privilegio, se convierten en punta de lanza del activismo ultra conservador en la campaña contra la libertad sexual, los derechos de la comunidad LGBQTT, la legalización de la mariguana, la liberación de las mujeres, el aborto, la eutanasia y la perspectiva de género, con el propósito de prevalecer políticamente abriéndole el camino al partido de oposición. Ricky Rosselló posó entre evangélicos durante la edición más reciente de Clamor a dios, y eso no es casualidad. Esta es la segunda protesta multitudinaria que convoca PR por la Familia durante el gobierno de los Populares. Una marcha parecida ya se había dado en febrero de 2013, en contra de que se incluyeran a las parejas que no estuvieran casadas legalmente y a las del mismo sexo, dentro de las relaciones cobijadas por la ley 54 o de violencia doméstica.
Al PPD, sin embargo, sería incapaz de defenderlo. Mi crítica a los fundamentalistas por su asociación al partido anexionista no se puede entender como una apología al PPD porque hacerlo sería igual de ingenuo que negar el acto político tras la defensa de una doctrina religiosa. Además, debemos recordar que muchas de las iglesias que no se benefician del fondo para organizaciones de base de fe creado con la ley 5, se constituyen luego y “sin querer queriendo”, en aliadas de los pepedeístas y cumplen las mismas funciones que cumplen los evangélicos con los estadistas. Ambos partidos responden a los mismos intereses, y juegan los mismos juegos, aunque usen denominaciones de la misma religión o incluso sectas distintas.
El punto no es articular una defensa al menos malo, pues aquí no hay menos malos, sino desenmascarar el poder que consiguen las iglesias tras el privilegio y cómo usan ese privilegio para adelantar agendas políticas desde su dogma particular y nunca desde un interés colectivo. La ley “…que establece una Oficina Municipal de Iniciativa de Base de Fe y Comunitaria entre las unidades administrativas y como parte de la estructura organizacional de cada municipio (NotiCel),” constituye una violación directa a la Constitución y a la separación entre Iglesia y Estado.
Todos los decretos de ayuno y oración que se propagan como una plaga de oscurantismo por la Isla, ya por más de 70 municipios, incluida la Capital, si algo, sirven para evadir la responsabilidad administrativa de los alcaldes y alcaldesas, porque le quitan a ellxs la culpa y nos la ponen a nosotrxs, lxs pecadorxs. Según estos decretos, nuestra crisis no tiene que ver nada con la corrupción, el gobierno de bonistas y las contradicciones del capitalismo imperialista, sino que es nuestra culpa, por “habernos alejado de dios”.
Estas actividades, además de conseguir desviar la vista de los responsables de las crisis, ayudan a construir organizaciones políticas de base, en donde la derecha cristiana se organiza e impone su agenda desde abajo para obtener poder político financiadas con nuestros impuestos. Todas estas organizaciones religiosas que con fondos públicos, accesos a facilidades y servicios del estado, construyen sus imperios políticos, son en este momento histórico, el ala “armada” de lxs que aspiran al poder en el 2016. Su agenda es claramente dirigir los destinos del país usando la Biblia porque ellxs mismxs se proclaman lxs únicxs legítimxs intermediarixs entre la palabra de dios y el mundo. El privilegio que se le da a las iglesias busca siempre consolidar su poder político creando alianzas tácitas o explícitas, que redundan en beneficios económicos.
Las iglesias, como el crimen…
Las exenciones contributivas, los subsidios y las donaciones del gobierno a instituciones religiosas, no sólo son una franca violación a la Constitución sino que perpetúan la autoridad de las iglesias al legitimarlas con el privilegio aunque sean el colmo de la incongruencia, el sadomasoquismo y la opresión. El eslogan de campaña de los miles de fundamentalistas que se reunieron en el Capitolio para protestar la educación con perspectiva de género, nos declaraban ciudadanxs de la isla del cordero. Lo somos, claro, porque en nuestro escudo está el cordero, pero si algo, ese detalle expresa elocuentemente la insultante complicidad histórica entre la Iglesia y el Estado. Según lxs religiosxs, que quizás sean la inmensa mayoría del país, nuestro destino es morir en nombre de un dios invisible que sólo se comunica a través de lxs pastorxs. Esa autoridad, hasta en su selección de metáforas es opresiva.
Lo más ofensivo sin embargo, sería que el gobierno esté invirtiendo en la enajenación del país porque se beneficia políticamente de la cultura religiosa. Un Estado que le otorga a un negocio ventaja sobre otros crea una competencia desleal con el acto de corrupción que implica, pero cuando ese negocio se basa en el odio, el discrimen y la persecución de sectores marginados, no sólo se convierten en una fuerza política alarmante, sino en el germen de las más horrendas formas de opresión.
Entre el 2008 al 2012, más de 40 millones de dólares se invirtieron en las Oficinas de Iniciativas Comunitarias y de Base de Fe (OICBF). Esta ley es discriminatoria porque no incluye a religiones como la judía o la musulmana, entre muchas otras, pero también porque financian campañas políticas impunemente. El pasado 16 de febrero, los municipios de Lares, Utuado, San Sebastián y Manatí, entre otros a los que no pude retratar pero me constan, le cedieron guaguas municipales a las instituciones religiosas para la transportación de personas hacia una protesta de odio fundamentalista contra el gobierno, en el Capitolio.
Se usaron recursos públicos para facilitar la organización de persecución, intolerancia y falta de respeto a las mujeres y a la comunidad LGBQTT. En la protesta escuchamos de todo, desde la afirmación categórica de que la homosexualidad es una enfermedad y que la sexualidad es un pecado, hasta que las mujeres deben aceptar sin cuestionar la autoridad del hombre. Para completar, sufrimos el hostigamiento, así como la agresión física y verbal de lxs manifestantes cristianxs. A mí personalmente me dijeron acabando de llegar, que no podía estar allí, que me fuera, y me lo dijeron gritando. Nos tomaron fotos pegándonos las cámaras a centímetros de la cara, la prensa nos sacó por todos los medios que pudo, asociándonos con el caos y la confrontación, desde sus escandalosos titulares. Dicho eso, debo añadir que es cierto, a eso fuimos. Fuimos a confrontar a nuestrxs perseguidorxs, a nuestrxs hostigadorxs y opresorxs, dándoles la cara para que sepan que no les tenemos miedo.
La verdad nos hará esclavos
La forma en que se decide propagar la “noticia” de la contra protesta a PR por la familia, para victimizar a lxs religiosxs que son más y por lo tanto, compran más periódicos, nos han convertido en proscritos otra vez. Esto no es nuevo, sino que me pasó y nos pasó a muchxs, desde que defendimos clínicas de aborto de las ofensivas del cura Welch; y desde que participamos de las primeras marchas de orgullo gay en la Isla, y fuimos “fichadxs” por Milton Picón y su “Morality in Media” hace ya más de 20 años.
El poder no lo tienen lxs anti-teístas, las mujeres, lxs negrxs, la comunidad LGBQTT, o quienes sufren la pobreza en ninguna parte del mundo; sin embargo, nuestra lucha por el derecho a existir sin ser perseguidxs, marginadxs, castigadxs y precarizadxs por nuestras ideas, se subvierte al nivel de convertirnos en victimarixs. Allí en la gran marcha de Puerto Rico por la familia, desde la tarima lxs líderes religiosxs decían ser víctimas del gobierno, mientras varios individuos me indicaban cómo me buscarían hasta “hacérmelas pagar”. Ahora me pregunto si se referían a hacerme pagar el dinero que “Dios le debe a Hacienda”.
En conclusión, y volviendo al principio, a mi hijo lo crío yo porque lo amo y porque puedo, pero también porque de muchas maneras la sociedad siempre persigue hasta precarizar la disidencia. Quizás usted crea que como ateo exagero cuando hablo de discrimen, pero no es cierto, se puede llegar a sufrir mucho, vea aquí. La mayoría de lxs atexs viven en el clóset porque temen la agresión de los creyentes especialmente en el trabajo, y no los culpo. Sin embargo, la posibilidad de aumentar la cantidad de personas ateas con la educación secular, como para poder quitarle el poder político a las doctrinas religiosas, se ve imposibilitado cuando por el miedo no reclamamos lo que nos toca.
Yo soy un papá de casa, casi-casi desempleado, o como se dice en inglés: “freelance”, y defiendo mi proyecto de crianza frente al que me quieren imponer con la Biblia los fundamentalistas. Pero también me defiendo, porque cuando lxs fanáticxs religiosxs promueven el clasismo, el machismo y la homofobia, me están tratando de destruir a mí. Sin lugar a dudas, es nuestro deber histórico secularizar a Puerto Rico.