Nuevos ángulos sobre la cuota de $800
A pesar de que han circulado algunos datos al respecto, aún se percibe un clima de desinformación que no clarifica el porqué de la implantación de esta polémica cuota. Para buscar respuestas, 80grados conversó con el profesor Argeo Quiñones y con el síndico claustral Waldemiro Vélez.
Antes de exponer lo que estos dos economistas explicaron, debemos repasar de dónde surge el cómputo para establecer la cantidad de $800, que si no se deroga, entraría en vigor el próximo semestre académico.

Una estudiante muestra su rechazo a la imposición de la cuota de $800. Foto de Ricardo Alcaraz/ Diálogo.
En el presupuesto del año corriente se indica que la Administración Central impondrá una cuota de $800 que recaudará $40 millones. Si se hace el cálculo tomando en cuenta esta cantidad proyectada, solo 50 mil estudiantes se verían afectados ya que la UPR en realidad tiene hoy 62 mil estudiantes. El profesor Vélez informa que si todos los estudiantes fueran contabilizados para el recaudo de los $40 millones, la cuota debería reducirse a $650 dólares.
¿Por qué solo 50 mil estudiantes en esta fórmula?
El profesor Quiñones argumenta que la administración universitaria está pronosticando una reducción en la matrícula estudiantil con la imposición de esta cuota. Ante la merma de estudiantes y de ingresos, en consecuencia, habría que estar pendientes de una estrategia de consolidación o enajenación de recintos.
La alta gerencia de la universidad ha dicho que el dinero que se recaude con la cuota de $800 opera como una fuente de repago para una línea de crédito de 100 millones que la administración tomó con el Banco Gubernamental de Fomento (BGF) para el gasto de las operaciones y cubrir deficiencias del flujo de caja en el 2011 en la UPR. Sin embargo, según la Resolución 9340 del BGF, publicada en la página electrónica Iupileaks, “las cuentas por cobrar a entidades gubernamentales serán pignoradas como garantía de pago a favor del Banco, incluyendo las cuentas por cobrar de la UPR contra ASEM”. Esta información desmiente lo dicho por la administración universitaria, pues las cuentas por cobrar son las garantías de repago, el colateral para autorizar la línea de crédito de $100 millones.

Sustraído de la Resolución 9340 del Banco Gubernamental de Fomento. Ahí se indica lo que será el colateral para el pago de los 100 millones de la línea de crédito.
En tanto, ¿qué sucede con la aprobación de la Ley 176 de 2010, mejor conocida como la Ley del Fondo Especial para Becas, de la autoría del presidente senatorial, Thomas Rivera Schatz? De aquí se proyecta un fondo de 35 millones, equivalente al 10% de los ingresos de la Lotería Tradicional.
Un primer asunto conflictivo es que nadie ha podido certificar cuánto puede proyectarse de ingresos por este concepto. La Junta de Síndicos ha pedido a Hacienda el desglose sobre posibles ingresos pero aún se está esperando por el informe.
“De entrada, la asignación de recursos a la universidad es un paso en la dirección correcta”, pero de la forma que está concebida “es el elemento problemático”, porque es una beca y no una asignación directa que irá a las arcas de la institución para pagar el préstamo con el Banco Gubernamental de Fomento, afirma Quiñones. En cambio, propone que “esta cantidad de dinero sea una asignación de fondos recurrentes”, agregada a la fórmula del 9.6% que llega a la universidad proveniente del Fondo General del Presupuesto de Puerto Rico.
Otra preocupación fundamental del doctor Quiñones es que esta beca aumente más burocracia a un sistema altamente burocrático, pues quien decidirá qué estudiante puede ser beneficiario de la partida de la Ley del Fondo Especial será una junta evaluadora de siete miembros designados por el presidente de la UPR, José Ramón de la Torre.
Sin embargo, una de las interrogantes en este asunto es si el cobro de esta cuota se repetirá en los próximos semestres académicos. “Si no se resuelve el problema fiscal de la economía de Puerto Rico, las aportaciones de la fórmula del 9.6% [del Fondo General] darán una asignación deficiente. De ahí que la cuota tiene unas condiciones que provocan pensar que no será pasajera”, agrega Quiñones.
¿Y qué expresan los indicadores de crecimiento para el futuro inmediato en Puerto Rico? Este economista concluye que no se ve un panorama muy alentador, y revela que los tiempos venideros serán “peores” porque los estimados de crecimiento económico no son nada halagadores, contrario a la información provista por el gobierno de turno que pronostica una mejoría.