Picada de ojos: propuestas y protestas
¿De modo que el gobernador quiere, dice, “propuestas, no protestas”?
No es que me quiera poner protestona, pero no puedo evitar protestar ante esa dicotomía malsana. Las protestas son propuestas: proponen que se haga algo distinto. Las propuestas pueden ser protestas, por la misma razón.
Pero en fin. Supongo que entiendo a lo que se refiere, o lo que insinúa: que con quejarse no es suficiente. Que el que se queja no aporta. Yo creo que en una democracia representativa la gente elige individuos precisamente con ese fin, pero no vine al bló a hablar de política, así que dejamos ese asunto para otra ocasión. Yo hoy vine a hablar de economía chavá, que es el tema o uno de los temas del momento, junto con la educación (malita), y la criminalidad (robusta y galopante.) La combinación de esas tres cosas tampoco es casualidad, sino más bien predecible y dialéctica: descuide usté la educación de un país, y notará que la criminalidad aumentará y que la economía reventará, en el peor de los sentidos. Contrario a los chavos, el conocimiento no es algo que se pueda tomar prestado con intereses durante décadas para tapar los agujeros locales. Pero ese también es otro tema.
El tema de este parpadeo es que quiero hacer algunas propuestas. Me he levantado inspirada. No soy economista ni politóloga, de modo que si digo algún disparate proteste o corrígame, lector, lectora, pero soy ciudadana y tengo derecho a protestar, digo, a proponer, así que propongo. Si me inspiro más y si ustedes comentan tal vez podemos hacer una serie de propuestas aquí.
[Paréntesis: la palabra «protesta» contiene, significativamente, a la palabra «testa», que significa cabeza, que a su vez representa al pensamiento….Hmmmmm…]Vamos a las propuestas de hoy. Un par de supuestos iniciales, sin embargo. Estas propuestas que traigo asumen lo siguiente:
1) Que no podemos meterle mano desde la isla al sistema global y los bonistas invisibles que hoy nos aprietan las tuercas, pero suponemos que a los invisibles “bonistas” les conviene que la economía mejore, digo, por lo menos a los bonistas bona fide que compraron bonos a precios razonables (como mi abuelito, que invirtió chavitos en bonos tras una vida de trabajo clase mediero, para su retiro), no a los aparatos que hoy se reúnen tras puertas cerradas a comprar bonos a quemarropa, velando güira como los tiburones que le dan vueltitas a la presa que sangra y la puyan para que sangre un poquito más…
Y
2) Que cualquier propuesta, incluso aquellas del llamado territorio “moderado” o “reformista”, tiene que, sin embargo, traer a la mesa alguito distinto, porque lo que hemos estado haciendo evidentemente no funciona, y me refiero especialmente a babosadas como el cultivo de los “valores” a través de rezos oraciones reflexiones matutinas en las escuelas, o seguir anestesiando entrenando gente en los moles para que mejoren su resumé.
Vamos a las propuestas. Traigo dos que son tres.
1. Legalizar y celebrar el matrimonio gay.
¿Que eso no es economía, sino religión, o política? Por el contrario, amiga, amigo. El matrimonio, para empezar, surge en nuestra historia como una asociación de bienes gananciales. Y además, ir más allá de esa otra babosada, la “tolerancia”, sería un palo, económicamente hablando. Fíjese que a pesar de que tenemos playitas lindas y sol todo el año, el turismo en Puerto Rico constituye un patético seis (6!!!!!) porciento de la economía de la isla. Legalizar el matrimonio gay con bombas y platillos abre la puerta para todo tipo de cosas buenas para la economía: Destination weddings, por ejemplo, con los cuales podrían hacer chavitos y generar empleos secundarios nuestros hoteles, proveedores de eco-turismo, paradores, restaurantes, caterers, DJ’s, planificadores de bodas, agentes de viajes, alquileres de etiquetas, floristas, músicos…
Esto no es una idea alocada. El matrimonio gay es la que hay. Se ha legalizado en mil sitios y si no avanzamos, vamos a acabar legalizándolo de todas maneras pero sin la ventaja económica de ser los que se establezcan como el destino caribeño donde puedes hacer tu boda tropical y tus amigos y familiares gringos pueden entrar sin pasaporte y gastar sus dólares. Dólares que, a diferencia de los dólares que se gastan en Walmart, ese famoso “creador de empleos”, se quedan en Puerto Rico y alimentan pequeños y medianos negocios (y por ende a la gente que esos negocios alimentan.)
Las buenas propuestas económicas, dijo alguien en algún momento, construyen sobre los recursos existentes. Y para esta idea existen amplios recursos: Tenemos una robusta tradición de pequeños comerciantes que proveen servicios como los arriba descritos, de comida, entretenimiento y planificación de bodas. Tenemos sol y playa. Tenemos tradición hotelera y una población interesada, hambrienta de trabajo en esa área. Y ciertamente, tenemos gente que se enamora de gente de su mismo sexo y se quiere casar y hacer una fiesta para celebrarlo con sus seres queridos.
El obstáculo principal para mover esta idea es el fundamentalismo religioso. Y es natural que así sea: a los fundamentalismos no les conviene que la economía mejore. Mientras más crimen, menos educación, y más pobreza haya, el fundamentalismo se pone más feliz y saludable. Eso es cierto en nuestro país y en cualquier otro. Así que amigos fundamentalistas (y amigos yoítos), breguen con eso porque esa es la que hay. El matrimonio gay es como el voto de las mujeres y los negros. Le tocó su momento y francamente, ya era hora.
¿Que usted no cree en el matrimonio gay, dice, porque no cree en el matrimonio? Pues está bien, no vaya a la boda, o mejor aún, invéntese un colectivo de librepensadores que trabaje la idea, porque hacen falta tanto libertad como pensamiento, en este país. Y hablando de libertades, vamos a la segunda propuesta.
2. Legalizar (y celebrar) la marihuana.
Sí, hablo de legalizarla, no de “medicalizarla”. Legalizarla para usos médicos y recreativos.
Claro que parte del uso que se le daría a este pobre y difamado cultivo es médico: Hace rato que pacientes de quimioterapia, dolor crónico, y otras condiciones merecen el alivio de una medicina que se sabe es buena para ellos. Pero de nuevo, pensemos en las posibilidades económicas y otra vez, en la conexión con el turismo. Cuba ha hecho muchos chavitos creando turismo especializado en atender pacientes de otros países con ciertas condiciones de la piel y de los ojos. Legalizar la marihuana médica nos permitiría crear alianzas entre hospitales, hoteles, terapistas, psicólogos, yoguis, agricultores orgánicos, maestras de zumba… Y de paso, atender a nuestra propia población de pacientes que quiera acceso a esta medicina.
Pero pensemos más allá. Hace poco, en Venice Beach, California, me encontré en la playa con un quiosquito de lo más chuchin: los Green Doctors. Dos jóvenes médicos (vestidos de verde quirófano) atendían allí clientes con documentación relativa a las condiciones protegidas por la ley de marihuana médica en California, y los ayudaban a tramitar su licencia para obtener productos conteniendo dicha planta. Y de paso, mantienen un local muy mono repleto de brownies, confites, bizcochitos, pipas, papeles, y artefactos cuyo nombre no conozco pero que supongo permiten inhalar los vapores de algo que contiene la cosa en cuestión…
¿No le gusta la idea del quiosco ese? ¿Le parece inmoral? Antes de rasgarse las vestiduras, fíjese en los quioscos donde actualmente obtenemos los certificados médicos de la licencia de conducir, esos que proliferan alrededor de las oficinas del DTOP, donde le venden el “examen” médico, los sellos, y lo ayudan con la solicitud… Si no le parecen inmorales esos espacios, no se meta con los doctores verdes de Venice.
¡¡Mejor imaginémonos las posibilidades que abre la legalización!!! Desde quioscos callejeros con combo de bacalaíto, soda y porro, pasando por panaderías muy monas con café boricua y postres “reforzados” con cannabis, siguiendo a servicios de “delivery”, y llegando hasta restaurantes y barras gourmet con variedades exóticas de la cosa….
De hecho, ¿qué tal si combinamos 1 y 2, y nos convertimos en el primer país capitalizando sobre los destination weddings, gay y straight, “marihuana themed”? No se ría, que digo esto medio en broma pero también en serio. Centros de mesa con matitas de marihuana, manteles de hemp, souvenirs….
De nuevo, tenemos los recursos: Nuestro clima nos permite el cultivo todo el año sin tener que invertir en control climático; tenemos una población sub-empleada de jóvenes emprendedores y energéticos interesados en cultivos orgánicos y con conocimiento en agricultura; y ciertamente, tenemos una población considerable de clientes potenciales que ya fuman marihuana. Empleos, empleos…. jardineros, botánicos, enfermeros/terapistas, cocineros, artesanos, floristas, masajistas y aromaterapeutas… Mecánicos renovando y choferes manejando guaguas volky “vintage” pintadas de colores bonitos, para proveer servicios tales como 1) quioscos móviles y 2) transportación tipo “taxi” para llevarlo a usted a su casa después de fumar, para que no guíe, o incluso 3) tours de la isla, con paradas para probar comidas típicas, cervecitas locales, y cigarrillos de marihuana artesanales, con sabores y olores especiales!
¿Obstáculos? Creo que principalmente la mojigatería y la hipocresía, francamente, porque en este país donde hay tanto borracho y tanto comelón, la marihuana constituye un mal muy menor, desde la perspectiva de la salud.
¿Que tiene usted temor, porque la marihuana es lo que llaman un “gateway drug”, con la cual se inicia la gente en el camino fatídico de las drogas? Pues considere lo siguiente: es muy, muy posible que la marihuana sea un “gateway drug”, si lo es, porque DE MOMENTO, LA TENEMOS CRIMINALIZADA Y POR ENDE EN EL FOKIN GATE. Perdón. Es que una se agita. Quiero decir que ahora mismo, obligamos a los usuarios de marihuana a ir al punto a comprar, donde se exponen a otras drogas y de paso, a las famosas balas perdidas y daños colaterales del narcotráfico. O los metemos presos y así los encaminamos dentro de las estructuras del narcotráfico. O los metemos presos y los matamos. Yo sospecho que si la marihuana fuera legal, podríamos acabar no provocando, sino evitando la adicción a drogas más peligrosas. Algunos estudios sugieren que fumar marihuana hace que la gente beba menos alcohol. Por ahí tal vez hasta nos ponga más sanos, la plantita esa. Sin duda que su legalización hará las cárceles más espaciosas y dejará fuera de la cárcel a toda esa gente que acaba en ella por usar y vender marihuana.
Sin ir más lejos: Uruguay ha legalizado tanto el matrimonio gay como la marihuana. Y fueron felicitados, de hecho declarados “país del año”, nada menos que por The Economist, una de las revistas de economía más respetadas (¡y conservadoras!) del mundo. Y por supuesto, también está el precedente de Colorado, que acaba de legalizar el uso médico y recreativo de la marihuana.
Tengo más propuestas, pero ya casi llegamos a las 1800 palabras y por lo general trato de evitar los mamotretos en el bló. Gracias por visitar; déjeme sus comentarios y proteste tranquilo, que aquí, en Parpadeando, creemos que la pro-testa articulada, pensada, compartida y genuina es, en su fondo, una propuesta. Y buena para la “testa”, buena para pensar.
*Publicado originalmente en Parpadeando.