¿Acaso en el Caribe no son comunes el consumo de marihuana y el del mangó? ¿Fueron esos investigadores universitarios los primeros en advertir qué buena era la nota si …?
¿Acaso en el Caribe no son comunes el consumo de marihuana y el del mangó? ¿Fueron esos investigadores universitarios los primeros en advertir qué buena era la nota si …?
El Vocero, para sorpresa de pocos, ha emitido un contundente “NO” a la legalización de la mariguana, una yerba que crece naturalmente en casi todas las áreas del planeta.
La pro-testa articulada, pensada, compartida y genuina es, en su fondo, una propuesta. Y buena para la “testa”, buena para pensar.
La ley federal es meridianamente clara: la marihuana es una sustancia prohibida legalmente, cuya simple posesión y distribución podría conllevar muchos años de cárcel.
La “guerra contra las drogas” hace más daño a la sociedad que su comercio y consumo. La evidencia histórica nos ha dado la razón y hay que ponerle fin definitivo.
Yo defiendo y lucho por la legalización total y absoluta de las drogas. De todas. Pero el cannabis no es una de ellas. Pienso que es nuestro derecho poder sembrar cannabis y que sea libre como cualquier otra planta.
Sectores de gran influencia en la política pública hacen el juego indirectamente al narcotráfico y se procuran beneficios económicos de la prohibición.
Llevamos casi un siglo discutiendo sin éxito sobre las sustancias ilegales, entre ellas la marihuana. Ya es hora de comenzar a discutir acerca del verdadero problema: la prohibición.
Porque consideremos algo como dañino según nuestro concepto particular de lo que es una vida sana, no nos da derecho a prohibírselo a otros, y mucho menos convertirlo en un delito punible.
Esto de “fumarse un moto” suena a falta de madurez y caprichos infantiles. Sin embargo, en ese símbolo de la decadencia hippie y la rebeldía de los años ’60 convergen una serie de datos sumamente interesantes.
A la hora de un debate más a fondo del tema de la legalidad de la marihuana, es preciso remontarse a una perspectiva histórica del asunto.
Son varios los Republicanos, auspiciados por el Tea Party, que favorecen la despenalización de la marihuana. El juego político continúa ahora de cara a las elecciones de noviembre.
LLegamos al parque. Allí habíamos más de 200 jóvenes, montones y montones de pelús y muchachas con camisitas hindús. Brother, yo había llegado al paraíso, a Shangrilá, a Woodstock, a Central Park. Iba a ver a Santana en persona.
Despenalizar el cultivo y consumo de la marihuana puede contribuir beneficiosamente a la sociedad, disminuyendo el narcotráfico, bajando índices de criminalidad y desarrollando economías fructíferas alrededor de esta planta.