“Por una pedagogía de la pregunta” en la UPR
En la enseñanza se han olvidado de las preguntas, tanto el profesor [sic] como los [sic] estudiantes las han olvidado y, en mi opinión, todo conocimiento comienza por la pregunta. Se inicia con lo que tú llamas curiosidad. ¡Pero la curiosidad es una pregunta!
-Antonio Faúndez
La semana pasada iniciaron los trabajos de presentación de las candidatas a la presidencia de la Universidad de Puerto Rico (UPR) y, con ello, el deseable proceso de consulta y deliberación de los diversos sectores de la universidad para expresar responsablemente su parecer ante los Senados Académicos. Le explicaba a mi fumigador, quien me preguntó con mucha curiosidad sobre las elecciones en la universidad, que el trámite existente tiene serias deficiencias, nos tiene a muchas insatisfechas y está lejos de ser una elección plenamente democrática. Pero, el mismo provee para que las candidatas presenten su Plan de Trabajo y las personas que así lo deseen, comparezcan a escuchar y hacer preguntas. Por ahí debería empezar nuestra comparecencia. Sin embargo, no se debe limitar a ello.Decidir quién deberá guiar el proceso de revitalización de la universidad pública, acechada y maltrecha con la más reciente crisis del capitalismo, no es tarea sencilla. Evaluar quién es la persona idónea para devolver a sus constituyentes y al país la confianza en la mejor universidad de Puerto Rico, no es nada fácil. Adjudicar tamaña encomienda supone hacer algunas exigencias mínimas:
- La universidad pública es un bien colectivo que es preciso salvaguardar y potenciar.
- Los procesos universitarios deben ser participativos y transparentes o no ser.
- Todas –estudiantes, docentes y no docentes– somos responsables de encaminar la universidad a sus máximas posibilidades y atemperarla a los problemas de urgencia social de Puerto Rico.
- La universidad pública no es, ni debe ser, la productora de empleadas de toda índole, serviles a un sistema socio-económico injusto.
- La universidad pública debe ser la promotora por excelencia de una ciudadanía crítica, participativa, responsable y justa.
Pero hay más. Todas debemos involucrarnos en esta consulta, pese a sus importantes limitaciones, porque solo así vamos construyendo una cultura de participación; imprescindible para la universidad que soñamos. Debemos hacer preguntas. Debemos exigir respuestas y compromisos. Debemos apostar porque esta nueva Junta de Gobierno encamine un proceso que no esté planchao de antemano y escuche seria y responsablemente a todas las que hacemos la universidad día a día.
Aprovechando este espacio, adelanto algunas de mis preguntas:
- ¿Cómo la trayectoria de x o y candidata demuestra su potencial para conseguir los mínimos de la universidad pública mencionados previamente?
- ¿De qué manera se devolverá la esperanza a universitarias exhaustas de tanto desatino autoritario y de tanta mediocridad administrativa y politiquera?
- ¿Cómo se llevará a cabo el proceso de diseño del nuevo plan estratégico que dará continuidad a Diez para la Década que vence en 2016?
- ¿Cómo se forjará un sistema de finanzas y reparto de recursos de manera equitativa y transparente?
- ¿Cómo se achicará lo prescindible –aunque se trate de algunas esferas de la presidencia– y se agrandará lo imprescindible?
- ¿Cómo se asegurará que la decisión sobre los costos de estudio tomará en cuenta diversos escenarios bien informados y estudiados y no recargará al estudiantado desfavorecido económicamente con la crisis de este sistema?
- ¿Cómo se asegurará la inversión (apuesta) pública por la educación universitaria a la vez que se identificarán y fortalecerán otras fuentes de financiamiento para la universidad?
- ¿Cómo se garantizará que cada empleada (docente o no docente) descargue su responsabilidad plenamente y haga uso justo de los bienes públicos que se dedican a la UPR?
- ¿Cómo se propiciará un proceso constante de auto-crítica para hacer mejor la universidad cada día?
- ¿De qué maneras se garantizarán las voces marginadas y disidentes? Y, ¿cómo se integrarán las múltiples visiones universitarias a un proyecto colectivo emprendedor, interrogador y liberador?
Si la universidad pública no nos hace un país más capaz de cara a los retos del siglo XXI, no tendría sentido. Si la universidad pública no entusiasma nuestras preguntas y mejores aspiraciones liberadoras, no tendría sentido. Si la universidad pública no fomenta un liderato horizontal que supere los esquemas jerárquicos que nos tienen en el presente atolladero, no tendría sentido.
Si la próxima presidenta de la Universidad de Puerto Rico no está dispuesta a comprometerse con este porvenir, el ejercicio de consulta y selección no tiene sentido. Entonces, las universitarias tendremos que luchar y exigir otro pacto universitario público que garantice una educación superior de primer orden basada en la pregunta, en la responsabilidad, en la participación, en la transparencia y en la libertad más plena.
Nota: Agradeceré sus preguntas, argumentos e ideas sobre el proceso de selección y nombramiento de la próxima presidenta de la UPR. Esta reflexión sobre la pedagogía de la pregunta continuará en mis próximas entradas.