Rehabilitación de plástico
En memoria de mi querida profesora Olga Elena Resumil, quien me dio muchas lecciones, y me enseñó el rostro humano tras las rejas.
El suplicio de Tántalo atormenta a los pobres. Condenados a la sed y al hambre, están también condenados a contemplar los manjares que la publicidad ofrece. Cuando acerca la boca o estiran la mano, esas maravillas se alejan. Y si alguna atrapan, lanzándose al asalto, van a parar a la cárcel o al cementerio. Manjares de plástico, sueños de plástico…
-Eduardo Galeano, «Lecciones de la sociedad de consumo»
Me pregunto qué opinaría la joven pakistaní Malala sobre una noticia recientemente publicada aquí en la ínsula, y cuyo titular lee: Coquetería en prisión. Confinadas se preparan para modelar ropa de reconocidos diseñadores durante evento especial.Malala sabe de la pobreza, de la guerra, de los abusos y del machismo, como muchas de las mujeres confinadas en este país. Sin embargo, a sus 14 años tuvo algo muy claro, por lo cual arriesgó su vida: la conciencia de que en la educación radica el poder de las mujeres. Y entonces decidió no perder su tiempo, dejar de ser “como los hombres quisieron que ella fuese, un intento de vida, un juego al escondite con su ser” (Julia de Burgos, «Yo misma fui mi ruta») y encarnó la lucha. A los 16 años acaba de publicar su autobiografía titulada: “I am Malala: The Girl Who Stood Up For Education and Was Shot by the Taliban”1 donde relata su corta vida, (re)vestida de valentía, lucidez y propósito.
Mientras Malala inicia la gira de presentaciones de su libro, donde su palabra y la escritura evidencian la belleza de su sensibilidad e inteligencia, aquí en la isla, el Departamento de Corrección ha tenido una idea para ‘rehabilitar’ a las confinadas. Ha dedicado recursos, personal y presupuesto para llevar a cabo un desfile de modas en el Teatro Tapia. Ese consagrado recinto de las Artes, servirá de pasarela para un grupo de mujeres privadas de libertad, (de buena conducta y ‘femeninas’ por supuesto) a quienes les permitieron usar sus cuerpos (porque ni de eso son dueñas) para enganchar la ropa de algunos diseñadores del patio. Bajo el lema “Belleza que rehabilita”, la iniciativa se presenta como parte de la oferta de los programas de rehabilitación para la población correccional, según explicó el Secretario en entrevista reciente.2
La primera pregunta que viene a mi mente es si la población correccional masculina también está tomando talleres de nutrición (en vez de dárselo a los que cocinan para Corrección…), pasarela y cosmetología, y si en alguna cárcel de varones se les ha presentado como opción en su plan institucional, un programa donde la “belleza” del confinado sea la clave para su rehabilitación. Porque mi recuerdo es que en las cárceles de varones se acostumbra celebrar carteleras de boxeo y no desfiles de moda. La pregunta es un sencillo test donde se utiliza la lógica de la inversión para detectar rasgos de un pensamiento que responde a visiones machistas y estereotipadas sobre la mujer. Si el planteamiento anterior (un desfile de modas o cursos de pasarela y maquillaje en la cárcel de varones) suena irrisorio o absurdo para la mayoría, probablemente estamos ante la construcción de una subjetividad que responde a roles estereotipados o preestablecidos por la sociedad patriarcal según los géneros. A las mujeres: uñas, cosméticos y moda. A los varones: computadoras, mecánica y deporte. Así es como se integra la perspectiva de género en Corrección. Porque claro, “permanecer tras las rejas es un enorme reto para la feminidad”, según unA periodistA.3 Sí, en serio, todavía se piensa así en esta ínsula, mis queridas Virginia, Simone, Gloria, Sor Juana, Alfonsina, Gabriela, Julia…
El segundo cuestionamiento tiene que ver con lo sustantivo de la iniciativa, y me vienen a la mente muchas preguntas. Entre ellas: ¿en qué medida modelar ropa de diseñador, piezas de vestir costosas que probablemente solo un porciento bajo de las mujeres puertorriqueñas puede costear, ayuda a «rehabilitar» a una mujer confinada?
¿Por qué la “belleza” o la autoestima tienen que estar vinculadas al ropaje (prestado) y al maquillaje (superficial y momentáneo)?
¿Con qué herramientas útiles para su desarrollo como personas se quedan estas mujeres confinadas luego de que se apagan las luces del teatro, les quitan las ropas y el maquillaje, las esposan y las disfrazan de presas?
Tengo sentimientos encontrados con esta iniciativa porque no comparto las premisas desde las que se articula, sin embargo, puedo entender que para las participantes fuera un paréntesis que las sacó de la celda y las hizo sentir personas y eso vale. Porque la cárcel por su naturaleza deshumaniza y tal vez durante este proceso alguien les prestó atención, las aplaudió o las retrató y les recordó que existen. Reconozco que para esas mujeres privadas de libertad fue un momento importante, pero como señala la escritora norteamericana Maya Angelou: «when you know better, you do better»… Y si ellas no lo tienen claro, uno pensaría que la agencia administrativa tiene el expertise para “distinguir las voces de los ecos», y no seguir perpetuando el machismo y la desigualdad.
Yo les hablaría de tantas mujeres cuya belleza no la define un traje de diseñador, ni el maquillaje superfluo de nuestra sociedad de consumo, ni los dictámenes del machismo salvaje. Les hablaría de la joven Malala, sobreviviente como ellas, quien encontró su voz, su poder y su misión en la lucha por la educación para las mujeres. Tal vez algunas de ellas decidirían escribir desde su cuerpo y su memoria en lugar de usarlo como maniquí y encontrar así, su verdadero rostro en un espejo de papel. “Educación que rehabilita”, esa es la verdadera belleza.
- I Am Malala: The Girl Who Stood Up for Education and Was Shot by the Taliban, Malala Yousafzai, Little, Brown & Company, 2013. [↩]
- “Esta iniciativa forma parte de la oferta en programas de rehabilitación que puede disfrutar la población correccional. Mi compromiso ha sido claro en brindar todas las herramientas necesarias para lograr una rehabilitación efectiva. La actividad de hoy es un paso sumamente positivo en esa dirección”, destacó el Secretario del Departamento de Corrección y Rehabilitación, José R. Negrón Fernández, acompañado del Honorable Alejandro García Padilla, Gobernador de Puerto Rico y la Primera Dama, Wilma Pastrana. [↩]
- Melisa Ortega Marrero [↩]