REPOSEÍDA
El verbo “poseer” procede del latín “possidere”, compuesto por la raíz indoeuropea “potis” (poderoso) y “sedere” (sentarse). Literalmente, poseer significa tener el poder de sentarse en la casa, de establecerse en ella y de ser su propietario. Todo aquel que posee tiene asentamiento en algún lugar y tiene el poder de uso y posesión.
Una casa reposeída implica la pérdida de esta capacidad de sentarse en la propia casa. Ya no hay una silla dentro del hogar puesto que no les pertenece a sus moradores. Se ha perdido el derecho a poseerla. Se expulsa a los dueños y a su familia del hogar, lanzados ahora a los avatares de una vida expuesta y un destino incierto. Se les ha extirpado el poder de poseer. ¿Quiénes se sientan hoy en la silla, quiénes son los amos de la casa?
La casa reposeída guarda en su interior el relato invisible de una historia familiar. No sabemos quién vivió allí, por qué tuvieron que irse, dónde se han mudado. ¿Pérdida del trabajo, víctimas de contratos hipotecarios maliciosos, falta de ayudas financieras para retener su casa, enfermedades catastróficas, divorcio, mal uso del dinero, muerte repentina? ¿Cómo sobrellevaron estas familias la vergüenza provocada por su situación? Hay toda una serie de relatos secretos de la desposesión en espera de un narrador.
El letrero de “SE VENDE” es el nuevo ícono del siglo XXI en Puerto Rico. Es al mismo tiempo el anuncio de una debacle económica y una mordaza que se le pone a la fachada de una propiedad. Cada vez que veo ese letrero me pregunto por esas historias que permanecen silenciadas y ocultas.
DESAHUCIO: del verbo arcaico “afuciar”, que significa “tener confianza, avalar o garantizar” y que con el prefijo des-, significa “quitar toda confianza”. Por medio de un procedimiento legal se le quita la confianza al dueño puesto que se ha destruido la “fides”, la confianza en los contratos y la efectividad del lenguaje y las promesas. La palabra “desahucio” significaba “quitar a alguien completamente las esperanzas de algo que deseaba”. No en balde se utiliza esta misma palabra para los enfermos terminales (desahuciados), puesto que a ellos se les ha quitado la esperanza de una curación y de una vida futura. El desahuciado de su casa es, pues, víctima de una muerte social. Su crédito ha sido destruido, haciendo casi imposible la restitución de futuros lazos de confianza. El sujeto ha perdido el valor de su palabra frente a las instituciones bancarias y se expone a una vida sin “fides”, en el lado oscuro de la desconfianza.
INVENTARIO (fragmentos periodísticos):
En junio del 2015, el número de propiedades reposeídas, tanto residenciales como comerciales, ascendía a más de 8,000.
Hay infinidad de oportunidades para que el consumidor pueda adquirir lo que antes era casi imposible de comprar.
La compra de propiedades reposeídas redunda en un mayor beneficio para el comprador…
La población de la isla se ha reducido en un 7% (251,975) en los últimos 5 años.
Buena parte de la población que abandona la isla son jóvenes en edad reproductiva, lo que también amenaza el crecimiento poblacional natural.
…la industria de la construcción, sector que ha perdido sobre 40 mil empleos desde el 2006…
Se propone como medida necesaria el agilizar el proceso de declarar estorbo público propiedades abandonadas y hacerlas disponibles para el desarrollo de vivienda de interés social.
Relatos perdidos, abandonados en las fachadas arruinadas con un letrero de “SE VENDE”, la nueva vitrina para un territorio, la progresiva desposesión de una isla en su deriva.