¡Repudio al abuso policiaco!

La tensión se originó cuando miles de personas transitaban por la avenida Ponce De León a la altura de la milla de oro y un grupo de policías detuvieron el paso de la marcha en un inicial y abierto desafío a los manifestantes. La razón que dan es “porque ellos pensaban que los manifestantes iban a dañar alguna propiedad privada” al estilo del concepto y película “Minority Report”. Esa razón es totalmente absurda ya que es anticipar la sentencia previa a un delito. ¿Acaso se ha arrestado a algún político porque se piense que va a robar durante su cargo? Ciertamente no, pues de la misma forma no se puede criminalizar a los manifestantes si los delitos no han ocurrido. Lo sensato y lógico hubiera sido que de ocurrir los delitos, se hubiera procedido al arresto de las personas que incurrieran en los mismos. Sin embargo, la lógica y la sensatez estuvo ausente y decenas de policías mantuvieron a miles de personas detenidas por alrededor de una hora sin dar explicación en una clara acción de provocación a lo que algunos de los manifestantes respondieron lanzando piedras o botellas de agua.
Luego de negociaciones, el agente de la policía a cargo expresó que si paraban de lanzar piedras, ellos se iban a retirar permitiéndoles el paso ya que había recibido instrucciones de dejarlos pasar. Los manifestantes pararon y comenzó la espera para que la policía se retirara para abrir paso. Los manifestantes se organizaron para continuar la marcha cantando consignas ya relajados de la tensión que se había vivido. Sin embargo, luego de 15 minutos de espera, la policía no se retiró y lo que hizo fue que lanzó gases lacrimógenos, disparó y comenzó a macanear a los manifestantes.
El Sr. Pesquera ha dicho que va a investigar los hechos. Sin embargo, yo creo que lo primero que debe hacer es expulsar de la policía al agente que dio la orden de disparar y lanzar gases lacrimógenos sin solicitarles primero a los manifestantes que se dispersaran llevando a cabo también la advertencia de que lanzarían los gases. Esa advertencia es parte del protocolo que se supone que se siga y no hacerlo es una violación crasa de la policía de Puerto Rico en el manejo correcto de actividades multitudinarias. Otra violación de la policía fue el no querer permitirles a los manifestantes el paso por las vías públicas. La ley establece que uno de los deberes de la policía es: “…observar y procurar la más absoluta protección de los derechos civiles de los ciudadanos…” y definitivamente eso no fue lo que la policía realizó en el día del paro. Es claro que los oficiales les hicieron una encerrona a los manifestantes ya que comenzaron a lanzar gases lacrimógenos en un lugar donde ellos no tenían alternativas para correr. Fue una acción no solo ilegal, sino que refleja maldad, saña y una total irresponsabilidad del cuerpo policiaco y de quienes lo dirigen.
La policía también violó la ley cuando muchos de sus agentes estaban con el rostro tapado y sin identificación de nombres y números de placas. Además, hubo desde el inicio presencia excesiva de la policía, unidades especializadas y helicópteros, sin justificación, lo cual es otra violación, ya que implica fuerza excesiva y una forma de provocación e intimidación. Lamentablemente, no solo lastimaron física y emocionalmente a cientos de personas que ejercían su derecho, sino que también continuaron su saña contra jóvenes universitarios llegando hasta el área residencial de la urbanización Santa Rita, lanzando gases lacrimógenos cerca de lugares donde viven niños y ancianos, entrando a hospedajes para llevar a cabo arrestos sin órdenes judiciales. Los videos que registran estas acciones de la policía parecerían ser de agentes que están tras los capos del narcotráfico o tras personas que han cometido delitos graves como algún asesinato. Sin embargo, eran jóvenes universitarios sin ninguna otra arma de defensa que su convicción de luchar en contra de las medidas injustas de la junta de control fiscal y su gran cómplice, el gobierno de Ricardo Rosselló.
Las violaciones de la policía fueron muchas durante los eventos del primero de mayo y continuaron con otras como el abusar física y mentalmente de los jóvenes arrestados (incluyendo mujeres cuya estatura y fuerza física no compara con la de los agentes), no decir a dónde los llevaban y el no permitirles comunicación con sus abogados y familiares. De igual forma, hubo agentes que insultaron a manifestantes y empujaron y macanearon a periodistas. Estas acciones nos llevan a comprender que tenemos un país donde, no solo recibimos la opresión de la junta y el gobierno, sino también de muchos oficiales de la “ley y el orden” que cuando violan las propias leyes se convierten ellos en criminales con uniformes.
Es de suma importancia comprender a profundidad los hechos que ocurrieron, porque si no se va a dar la incorrecta impresión de que las personas que asistimos al paro queremos generar violencia en estas protestas cuando la realidad es que los manifestantes solo están reaccionando a la violencia inicial de la policía. De igual forma, estas protestas hay que verlas como las reacciones humanas de cada una de las personas que van a recibir los efectos directos de la violencia institucional al pretender llevar a cabo medidas como el cierre de escuelas, la apropiación de parte de las pensiones de los jubilados, la eliminación de beneficios a los trabajadores, la venta de activos del país (hospitales, Conservatorio de Música, Centro de Bellas Artes, Escuela de Artes Plásticas y muchos otros) con la excusa y pretensión del pago de una deuda que vergonzosamente no ha sido auditada ni tampoco nos corresponde pagarla al ser Puerto Rico una colonia bajo los poderes absolutos de Estados Unidos. Estas medidas, además de constituir crasa violencia hacia nuestro pueblo, son también una gran burla, ya que mientras los miembros de la junta de control fiscal pretenden justificarlas, ellos disfrutan de escandalosos, jugosos e inmorales salarios que salen del recurso fiscal de nuestro ya empobrecido país.
Las protestas son legales y son indispensables en todo país que asegure ser democrático, por lo que no se pueden criminalizar de forma alguna. Las violaciones de aquellos policías que participaron en la protesta de este primero de mayo no pueden quedar impunes y ahora se acaban de convertir en razones adicionales para protestar y manifestarnos. Las mismas son urgentes y no hay por qué esperar a un próximo primero de mayo. ¡A la protesta, a la calle y a defender lo poco que nos queda asumiendo el deber y la responsabilidad como ciudadanos comprometidos con la dignidad del pueblo y el bienestar de nuestras próximas generaciones!