sería revolucionario
cosechar piedras construir torres hundidas
arar en el mar soterrar estrellas sería
revolucionario hurgar en lo real y dar con
cofres azules dar manotadas al aire y que el
aplauso no sonara incluso remar hacia ningún sitio
sería
revolucionario amarrarse la correa sin pantalón
besar el asfalto amorosamente lamer la tierra
sembrar puntas de lápiz sazonar el café con gritos
de júbilo sobrársele a la amante morder
sus labios más íntimos hasta hacer florecer la sangre
sería revolucionario coleccionar mitades
ordenar nubes no
atender el momento dormirse en las pajas
sería revolucionario dejar de soñar
objetivar las siete plagas pintar con agua los
muros y dejar sobre ellos
consignas secretas
sería revolucionario musitar pedazos de alba
romper con lo amado torcer el hielo
robar
la fruta permitida
así
habría casas para todos dejaríamos el paisaje intacto
en su belleza sembraríamos vida de nuevo
en el mar recuperaríamos todos los cielos enterrados
daríamos las manos a la brisa las dedicaríamos al trabajo
y no a la tonta adulación remaríamos por ejercitar
nuestros músculos
andaríamos desnudos y en cintura amaríamos la andadura
degustaríamos la tierra rica generos
cosecharíamos poemas devolveríamos fuerza al café
ungiríamos el amor con nuestra savia propia y estallante
tendríamos mitades que juntar chuecas y diversas
aspiraríamos a un cielo ordenado al menos un instante
apreciaríamos
lo fugaz en su fugacidad
escucharíamos el presente en su misterio
la pajuncia nos dejaría dormir más cómodos
si no soñáramos estaríamos atentos al hecho
y domesticaríamos las plagas no importa su número
si pintáramos con agua siempre habría muros limpios
donde escribir nuevas consignas coyunturales
tentativas
hablaríamos el lenguaje del amanecer amaríamos con
nuevos bríos nos apropiaríamos de la naturaleza para dejarla
libre
anularíamos la maldición y comeríamos lo que hay
que comer
el mundo revolucionado sería
muy distinto del nuestro
si fuéramos
revolucionarios