Sobre translocas, sinvergüenzas, malas malas y otras disidencias sexuales
Contra vosotros siempre,
Faeries de Norteamérica,
Pájaros de la Habana,
Jotos de Méjico,
Sarasas de Cádiz,
Apios de Sevilla,
Cancos de Madrid,
Floras de Alicante,
Adelaidas de Portugal.
¡Maricas de todo el mundo, asesinos de palomas!
Esclavos de la mujer, perras de sus tocadores,
abiertos en las plazas con fiebre de abanico
o emboscadas en yertos paisajes de cicuta.
Lo queer (aquí transmutado en el afeminamiento del marica) se regodea con el desencanto, lo abyecto e indeseado, lo sufrido y llorado ya desde los mil novecientos veinte (por no decir antes, como nos recuerdan Sylvia Molloy y Oscar Montero, hablando de Oscar Wilde, José Martí y Julián del Casal): la savia corporal de Sebastián Guenard que se convierte en el veneno de la cicuta, flor blanca de la maldición, abanicada por manos vagas que espantan las moscas y el calor tropical. Parece bolero. Es bolero, como el de Loca la de la locura en el cuento de Manuel Ramos Otero y la obra teatral de Jorge Merced, en que la tragedia se vuelve venganza y la cárcel el espacio de reflexión.
El homosexual de la modernidad tiene mucho de queer. No le digamos homosexual, es marica. Es más, Lorca nos elucida su propio vocabulario, una lista motivada por un profundo dolor: faeries, pájaros, jotos, sarasas, apios, cancos, floras, adelaidas. Se trata de un bestiario multilingüe y transnacional pero con inflexiones locales específicas, todo marcado por el “feeling backward” rescatado por la pensadora Heather Love: la compulsión de narrar los efectos de las emociones más espantosas como parte de un proceso de incorporación y sobrevivencia. Entonces, de repente, los pájaros de La Habana se convierten en otras aves: patos y patas en Puerto Rico, y no tanto en la “barba llena de mariposas” de Walt Whitman, excepto tal vez por los bears, las Cockettes y las Sisters of Perpetual Indulgence de San Francisco y por una que otra casi-transformista barbuda, en realidad, personaje, leyenda de la discoteca Bachelor de San Juan, antes de que Conchita Wurst nuevamente popularizara el look al ganar el premio de Eurovisión en 2014.
Pero las translocas tal vez tienen más de quare que de queer, como discute E. Patrick Johnson en su ensayo “‘Quare’ Studies, or (Almost) Everything I Know about Queer Studies I Learned from my Grandmother” (2001). Para Johnson, lo queer en su versión dialectal, vernácula, afroamericana y sureña, que resuena con lo irlandés, tiene que ver con familia, raíces, miradas, espectáculos que ya no causan asombro, silencios y complicidades. Tal vez como los sujetos tácitos de Carlos Decena pero con más maquillaje. Lleno de plumas, como sugiere Susana Peña en su discusión del pájaration en su etnografía ¡Oye Loca! (2013). Lo quare se distancia de lo blanco, marca la ruptura y la diferencia del queer. Es más, puede hasta que sea blanco pero a la misma vez de color, como elucida Salvador Vidal-Ortiz en su ensayo “On Being a White Person of Color” (2004). Se tira por el lado de las solidaridades mutuas con el feminismo tercermundista norteamericano, como también señalan Manolo Guzmán y Michael Hames-García, el primero en su Gay Hegemony/Latino Homosexualities (2006) y el segundo en su “Queer Theory Revisited” en Gay Latino Studies (2011).
Si la transloca tiene que ver con lo marica, con la Manuela de El lugar sin límites de José Donoso, y las locas de Ángel Lozada y Pedro Lemebel, y Manuel Puig, también tiene que ver con la loca educada, politizada, izquierdista y universitaria (Antonio Pantojas, Lizza Fernanda, la chilena Víctor Hugo Robles, la Che de los Gays). Las primeras con las segundas: la loquita de la calle, Sirena Selena, el sirenito de la novelista puertorriqueña Mayra Santos-Febres, con el transformista filósofo Giuseppe Campuzano y su Museo Travesti del Perú. Las mezclas híbridas. La loca-lización, como lo describe Marcia Ochoa en su ensayo sobre la “Ciudadanía perversa” en Venezuela (2004). Lo alto y lo bajo, todo junto, como cualquier temporada de RuPaul’s Drag Race pero todo en español o en espanglish: una temporada mágica en que una boricua gana la corona de America’s Next Drag Superstar (como la cubano-hondureña Bianca del Rio) y no el premio de consolación de Miss Congenialidad, como Nina Flowers (2009), Yara Sofía (2011) y la recién coronada Cynthia Lee Fontaine (2016). Las jerarquías de las locas, como bien las identificó la pionera antropóloga lesbiana estadounidense Esther Newton en su valiosísimo libro Mother Camp de 1972, recientemente traducido al español por primera vez. Las de clase media por aquí; las callejeras pobres por allá.
Puede que para Judith Butler haya sido performativo, pero para la puertorriqueña-venezolana-
I’ve been trying to get up here all day, for your gay brothers and your gay sisters in jail! I have been to jail. I have been raped and beaten many times, by men, heterosexual men that do not belong in the homosexual shelter. But do you do anything for them? No! You all tell me, go and hide my tail between my legs.
I will no longer put up with this shit.
I have been beaten.
I have had my nose broken.
I have been thrown in jail.
I have lost my job.
I have lost my apartment for gay liberation, and you all treat me this way?
What the fuck’s wrong with you all?
Think about that! (30)
Ya no se trataba de las graciosas tácticas de lxs puertorriqueñxs Mario Montez y Holly Woodlawn ante las cámaras de los patos gringos, ni de las cómicas parodias de Johnny Rodríguez haciéndose pasar por doña Fela en su cabaret El Cotorrito en Puerto Rico en Carnaval, filme de 1965. Pero tal vez la sinvergüencería de Mario Montez sí tiene más que ver con Sylvia Rivera de lo que parece, si pensamos en sus afrentas ante el racismo y la hegemonía blanca, como sugiere el artista brasileño Hélio Oiticica en relación a Montez y a Jack Smith, lo que nombró el tropicamp, como nos recuerda Max Jorge Hinderer Cruz. Para Arnaldo Cruz-Malavé, el cine del realizador puertorriqueño gay José Rodríguez Soltero y las actuaciones de Mario Montez realzan estas resistencias y negociaciones, su lucha por encontrar un espacio “entre la ironía y la entrega”. A su vez, el “drag de la pobreza” de Holly Woodlawn, su condición de “welfare queen”, tiene mucho de desesperación económica (y cómica), como reluce en el filme Trash de Paul Morrissey de 1970 y en su libro de memorias A Low Life in High Heels: The Holly Woodlawn Story (1991), como ha señalado Frances Negrón-Muntaner en Boricua Pop. Tal vez la gran diferencia sea el uso del humor camp en la obra de Montez y Woodlawn, en contraste con la rabia modulada de la activista Sylvia Rivera, todas marcadas por la precariedad económica y la marginalidad socio-política y cultural.
En su ensayo “Punks, Bulldaggers, and Welfare Queens: The Radical Potential of Queer Politics?” (1997), la politóloga Cathy Cohen plantea la encrucijada sobre el lugar de lxs afroamericanxs en las teorías queer que se distancian de los conceptos de identidad y menosprecian el tema de la pobreza y la marginalización de las mujeres. ¿Cuál es la relación entre la pobreza, la raza y las múltiples sexualidades estigmatizadas de la sociedad neoliberal? ¿De qué nos sirve el lente de la teoría queer si la misma no puede aprehender las intersecciones entre estas experiencias marginalizadas? ¿Cómo lidia la teoría queer con los reclamos de Sylvia Rivera sobre la situación de personas LGBT encarceladas (muchas de ellas de color) sometidas a la violencia sexual?
La investigación etnográfica de Marcia Ochoa responde a estas interrogantes en el contexto venezolano analizando la situación de las transformistas o mujeres transgénero que trabajan el la prostitución, como reluce en sus artículos “Ciudadanía perversa”, “Pasarelas y perolones” y en su libro Queen for a Day (2014). El reciente documental puertorriqueño Mala Mala de Antonio Santini y Dan Sickles (2014) también responde a dichas preguntas, articulando una defensa de una teoría radical de la sexualidad (siguiendo a Gayle Rubin) que no estigmatiza la prostitución o el trabajo en la industria del cine pornográfico, como elaboran varias de las entrevistadas, incluyendo a Sandy, en contrapunto a los comentarios despectivos de la transformista April Carrión, protagonista de la sexta temporada de RuPaul’s Drag Race, que acusa a las trabajadoras sexuales de vagas y desvincula el transformismo de la prostitución. El ser mujer (o devenir mujer) como proceso interno, casi espiritual, articulado con nobleza por toda una dama, Soraya, el apodo de Bárbara Santiago Solla, pionera transgénero puertorriqueña que desde la comodidad de su casa de clase media con muebles tapizados en plástico y muñecas de porcelana y desde lo que fue su salón de belleza (ya cerrado) critica a las que como Ivana Fred se enfocan en su cuerpo, en la superficie, sin pensar que esta internalización de valores dominantes también responde a las realidades de trabajar la calle de noche, a las demandas del mercado laboral del sexo, a la fantasía y necesidad de encontrar un hombre que las quiera. Blanca, porque me quiero ver blanca, como tal vez piensa el protagonista Alberic (mejor conocido como Zahara Montiere) cuando se compara con Marilyn Monroe y con Regina George, el personaje interpretado por Rachel McAdams en la película Mean Girls (2004), en clara pugna con la celebración de la belleza mulata o trigueña de la mujer latina exaltada por Ivana Fred y con la invisibilidad de las mujeres negras como Pipiotah La Coah, que aparece en la secuencia inicial pero no es identificada por nombre.
Las sinvergüenzas, welfare queens y malas malas transcaribeñas y latinoamericanas, nuevas locas archipelágicas y diaspóricas, reelaboran lo queer en mil maneras. No viven siempre “una oscura tragedia” o una “trágica serie de pesadillas”. También celebran. Leen con ironía el archivo del pasado, rescatando su vocabulario y sufren, no su condición, sino la intolerancia de una sociedad atascada en sus prejuicios. Imaginan, a su vez, otro mundo.
*Charla presentada en la reunión “Intensiones: Tensions and Queer Agency and Activism in Latino América, Queer/Cuir Americas Working Group”, Latin American and Latino Studies Institute, Fordham University at Lincoln Center, Nueva York, el 25 de mayo de 2016.
Obras citadas
Butler, Judith. El género en disputa: el feminismo y la subversión de la identidad. (1990) Barcelona: Paidós, 2007.
Campuzano, Giuseppe. Museo Travesti del Perú. Lima: Institute of Development Studies, 2008.
Cohen, Cathy. “Punks, Bulldaggers, and Welfare Queens: The Radical Potential of Queer Politics?” GLQ: A Journal of Lesbian and Gay Studies 3.4 (May 1997): 437-65.
Cruz-Malavé, Arnaldo. “Between Irony and Belief: The Queer Diasporic Underground Aesthetics of José Rodríguez-Soltero and Mario Montez.” GLQ: A Journal of Lesbian and Gay Studies 21.4 (2015): 585-615.
——. “Entre la ironía y la entrega: la estética underground de José Rodríguez Soltero y Mario Montez.” LaFuga [Chile] (2012): n. pag. Web. http://www.lafuga.cl/ida-y-
Decena, Carlos Ulises. “Sujetos tácitos”. Resentir lo queer en América Latina: diálogos desde/con el sur. Eds. Diego Falconí Trávez, Santiago Castellanos y María Amelia Viteri. Barcelona: Editorial Egales, 2014. 217-40.
de Diego Padró, José I. “Sebastián Guenard”. (1924) Relatos. Prologado y anotado por Pedro Juan Soto. San Juan: Instituto de Cultura Puertorriqueña, 1997. 59-85.
Donoso, José. El lugar sin límites. México: Joaquín Mortiz, 1966.
García Lorca, Federico. “Oda a Walt Whitman”. El poeta en Nueva York. Barcelona: Cátedra, 1987.
Gregg, Ron. “Glamour de rastro: Jack Smith, Mario Montez, José Rodríguez Soltero y el cine queer del underground.” Imagofagia 15 (2015). http://www.asaeca.org/
Guzmán, Manolo. Gay Hegemony/Latino Homosexualities. New York: Routledge, 2006.
Hames-García, Michael. “Queer Theory Revisited”. Gay Latino Studies: A Critical Reader. Eds. Michael Hames-García y Ernesto Martínez. Durham, NC: Duke University Press, 2011. 19-45.
Hinderer Cruz, Max Jorge. “Introduction to Hélio Oiticica’s ‘Héliotape with Mario Montez (1971).’” Criticism 56.2 (Spring 2014): 375-78.
——. “TROPICAMP: Some Notes on Hélio Oiticica’s 1971 Text.” Afterall. Afterall, n.d. Web. 07 Mar. 2016. http://www.afterall.org/
Johnson, E. Patrick. “‘Quare’ Studies, or (Almost) Everything I Know about Queer Studies I Learned from my Grandmother”. Text and Performance Quarterly 21. 1 (2001): 1-25.
Love, Heather. Feeling Backward: Loss and the Politics of Queer History. Cambridge: Harvard University Press, 2007.
Lozada, Ángel. No quiero quedarme sola y vacía. San Juan de Puerto Rico: Editorial Isla Negra, 2006.
Lemebel, Pedro. Tengo miedo torero. Santiago: Editorial Planeta Chilena, 2001.
Mala Mala. Dir. Antonio Santini y Dan Sickles. Culver City, CA: Strand Releasing, 2015. Filme.
Molloy, Sylvia. “Too Wilde for Comfort: Desire and Ideology in Fin-de- Siècle Latin America”. Social Text 31–32 (1992): 187–201.
Montero, Oscar. Erotismo y representación en Julián del Casal. Amsterdam: Rodopi, 1993.
Negrón-Muntaner, Frances. Boricua Pop: Puerto Ricans and the Latinization of American Culture. New York: New York University Press, 2004.
Newton, Esther. Mother Camp: Female Impersonators in America. Englewood Cliffs, NJ: Prentice-Hall, 1972.
——. Mother Camp: un estudio de los transformistas femeninos en los Estados Unidos. Traducción por María José Belbel. España, 2016.
Ochoa, Marcia. “Ciudadanía perversa: divas, marginación y participación en la ‘loca-lización’”. Políticas de ciudadanía y sociedad civil en tiempos de globalización. Ed. Daniel Mato. Caracas: FACES, Universidad Central de Venezuela, 2004. 239-56.
——. “Pasarelas y perolones: mediaciones transformistas en la Avenida Libertador de Caracas”. Íconos: Revista de Ciencias Sociales 39 (2011): 123-42.
——. Queen for a Day: Transformistas, Beauty Queens, and the Performance of Femininity in Venezuela. Durham: Duke University Press, 2014.
Oiticica, Hélio. “Héliotape with Mario Montez (1971)”. Criticism 56.2 (Spring 2014): 379-404.
——. “Mario Montez, Tropicamp”. Afterall: A Journal of Art, Context and Enquiry 28 (2011): 16–21. Web.
Peña, Susana. ¡Oye Loca! From the Mariel Boatlift to Gay Cuban Miami. Minneapolis: University of Minnesota Press, 2013.
Puerto Rico en Carnaval. Dir. Tino Acosta. [S.l.]: Vanguard Latino, 2005. DVD.
Ramos Otero, Manuel. “Loca la de la locura”. Cuentos de buena tinta. San Juan: Instituto de Cultura Puertorriqueña, 1992. 233-40.
Rivera, Sylvia. “Speech at 1973 Liberation Day Rally.” Street Transvestite Action Revolutionaries: Survival, Revolt, and Queer Antagonist Struggle. Sin lugar, Untorelli Press, 2013.
Robles, Víctor Hugo. El Diario del Che Gay en Chile. Santiago: SiempreViva Ediciones, 2015.
Rubin, Gayle. “Reflexionando sobre el sexo: notas para una teoría radical de la sexualidad”. Placer y peligro: explorando la sexualidad femenina. Ed. Carole Vance. Madrid: Revolución, 1989. 113-190. Impreso.
RuPaul’s Drag Race. Programa de televisión. LOGO TV. 2009-16.
Santos-Febres, Mayra. Sirena Selena vestida de pena. Barcelona: Mondadori, 2000.
Trash. Dir. Paul Morrissey. Chatsworth, CA: Image Entertainment, 1998. DVD.
Vidal-Ortiz, Salvador. “On Being a White Person of Color: Using Autoethnography to Understand Puerto Ricans’ Racialization.” Qualitative Sociology 27.2 (2004): 179-203.
Woodlawn, Holly y Jeffrey Copeland. A Low Life in High Heels: The Holly Woodlawn Story. New York: St. Martin’s Press, 1991.