South Bronx Unite
En una misma cuadra, en la 140, conviven La Morada y Mottley Kitchen. Una fonda mexicana con sabores auténticos de Oaxaca, reseñada en The New York Times y New Yorker por su particular esencia. Y un negocio que recientemente llegó al vecindario de Mott Haven en el sur de El Bronx con una oferta que incluye café servido por baristas y varias opciones veganas.
La Morada abrió en el 2009 y es parte de un movimiento de justicia social que busca defender a los residentes de esta zona, una de las más pobres de Estados Unidos. A menos de una cuadra de allí acaba de abrir Mottley, un espacio amplio y luminoso que incluye en el menú fusiones con arroz con coco y habichuelas. El negocio es propiedad de una empresaria joven. Además de repostería y café tienen camisetas y gorras de El Bronx para la venta.
The Boogie Down Bronx
El barrio es un bastión que ha cambiado la cultura a nivel mundial –es la cuna del hip hop– y que ha enfrentado retos de proporciones gigantescas como la crisis económica de los setentas y las consecuencias sociales de la pobreza que aún persisten. Las zonas de Mott Haven y Port Morris ubican casi junto a Manhattan. La primera parada del Tren 6 en El Bronx deja a los pasajeros en la calle 138 y Tercera Avenida. Allí los residenciales públicos se funden con las casas de ladrillos o de brownstone en varios bloques de arquitectura histórica que habitaron alguna vez inmigrantes irlandeses e italianos de clase media alta. El sector de Mott Haven obtiene el nombre de una famosa fábrica que ubicaba allí donde se hacían bañeras y fregaderos de hierro propiedad de Jordan Lawrence Mott. Inmigrantes de clase media alta ocupaban las casas originales del sector cuya población fue cambiando poco a poco con un gran influjo de puertorriqueños en la década del 1940. La población de origen latinoamericano constituye un 73 por ciento de la población total del sector –la mayoría de ellos puertorriqueños–, seguidos de los afroamericanos con 24 por ciento y el resto se divide entre distintos grupos inmigrantes y locales.
Un barrio dividido por el expreso
Podría decirse que los problemas fundamentales del sector empezaron con la inauguración, en 1963, del Cross Bronx Expressway, proyecto que dividió a la comunidad desplazando a miles de residentes y que condenó al condado a vivir entre autopistas provocando problemas de salud, haciendo cuesta arriba la lucha de los residentes por una mejor calidad de vida y convirtiendo a la península –donde se unen el East River y el Harlem River– en vertedero del resto de la ciudad. Todavía pasan por allí los desperdicios de los demás condados.
El barrio experimentó sus peores momentos en las décadas del 60 y 70, cuando la comunidad se desintegró, las propiedades bajaron de valor y el vecindario se tornó en un lugar peligroso. A pesar de que sigue siendo uno de los sectores urbanos más pobres de Estados Unidos, con un distrito escolar que necesita atención y con altas tasas de enfermedades prevenibles, las cosas han cambiado en la zona. Las llamadas de inversionistas a propietarios de residencias en los sectores de Mott Haven y Port Morris ofreciéndoles comprar las casas son la orden del día. En estos momentos se desarrollan varios proyectos de vivienda a costos del mercado (market rate), es decir, que no son de alquileres controlados ni de bajos costos.
Activismo ambiental
El activismo más reciente, liderado por South Bronx Unite, se fundamenta en la lucha por la justicia ambiental como justicia social. El sector tiene más casos de asma que ningún otro lugar en Estados Unidos. La obesidad y la diabetes tienen proporciones epidémicas. El grupo, que cuenta con los puertorriqueños Monxo López y Libertad Guerra como dos de sus fundadores, comenzó como un grupo opositor al establecimiento de los almacenes de Fresh Direct, movida subvencionada por el gobierno, que limitaba la posibilidad de que la comunidad disfrutara de la costa y aumentaba dramáticamente el tránsito de camiones por una zona que ya estaba saturada. El esfuerzo fue monumental incluyendo activismo en la comunidad, una demanda contra la empresa, la ciudad y el estado, y una intensa y exitosa campaña mediática. Aunque no dio el resultado que el grupo esperaba sí solidificó al movimiento como una fuerza comunitaria contundente.
«Los asuntos relacionados a la tenencia de tierra», explica López en un artículo publicado en la revista Roosevelt House de Hunter College, donde es profesor, «pueden jugar un rol importante a nivel político en el esfuerzo por lograr mayor justicia y equidad». El grupo de trabajo de South Bronx Unite ha elevado su reclamo de un asunto puramente ambiental a uno más abarcador que se enfoca en el acceso a la costa y al manejo de la tierra pública del vecindario como un asunto determinante para la calidad de vida del vecindario habitado por grupos minoritarios: puertorriqueños, otros latinos y negros. «Es racismo ambiental», asegura, «y nosotros queremos tener un lugar donde nuestros hijos puedan tener una vida saludable».
Fundado en el 2012 South Bronx Unite aparece como el esfuerzo más reciente de una larga lucha comunitaria del sector por lograr una mejor calidad de vida en la exhibición permanente sobre activismo en el Museo de la Ciudad de Nueva York (en el 1220 de la Quinta Avenida). Lo posicionan como una continuación del legado de décadas de luchas en el barrio incluyendo Nos quedamos y el South East Bronx Community Organization. El grupo pretende enfrentar parte de los retos del sector creando un Community Land Trust que permita que la comunidad decida sobre el uso del terreno público del área, incluyendo los que tienen acceso al agua.