18 personas diarias, un número aterrador y mientras seguían muriendo, desaparecían vagones con provisiones y alimentos, que se pudrieron o expiraron en algún sitio lejano de donde los necesitaban.
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18 personas diarias, un número aterrador y mientras seguían muriendo, desaparecían vagones con provisiones y alimentos, que se pudrieron o expiraron en algún sitio lejano de donde los necesitaban.
Uno a uno, día a día, por semanas y meses, el huracán seguirá vivo, presente, dando golpes, cuando se recuerden a cada una de las personas que yacen bajo la incierta lápida de una estadística.